Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Entrevista

Magius, ilustrador: “En el black metal, hay quien se ha pasado del nihilismo a la extrema derecha”

Magius

Aldo Conway

20 de marzo de 2025 22:21 h

1

El 8 de abril de 1991, en una cabaña en Noruega, Per Yngve Ohlin, conocido como Dead, se pegó un tiro en la cabeza después de abrirse las venas. Era el vocalista de la banda de black metal Mayhem. Antes de hacerlo, dejó una nota de suicidio que decía: Perdón por la sangre. Cuando Øystein Aarseth, alias Euronymous, fundador de la banda, encontró el cadáver, lo primero que hizo fue salir a comprar una cámara de fotos. No llamó a la policía hasta después de haber capturado la escena en imágenes, una de las cuales acabaría en la portada del álbum pirata Dawn of the Black Hearts, que se publicaría en 1995. Años después, el propio Euronymous sería asesinado por Varg Vikernes, bajista de la banda, con 23 puñaladas, la última de ellas en el cráneo; en su juicio alegó haberlo matado en defensa propia, pero igualmente Vikernes obtuvo la condena más larga de la historia de Noruega –por entonces–.

Mayhem llevó el black metal más allá de la música y lo convirtió en un relato de violencia, sectarismo y culto. La quema de iglesias, la devoción por la muerte y el odio a la sociedad convirtieron a aquellos adolescentes en iconos de una escena que se autoproclamaba enemiga de todo. Desde Murcia, el ilustrador Magius ha recogido esta historia en Black Metal, su último trabajo. Publicado por Autsaider Cómics, la obra reconstruye con trazo perturbador aquellos años en que el género dejó de ser solo música para convertirse en una crónica de sucesos. Y lo hace con una decisión narrativa brillante: retratando a sus protagonistas como niños.

Magius, seudónimo de Diego Corbalán, es uno de los ilustradores más singulares del cómic español. Su obra se ha caracterizado por explorar el poder, la violencia y las estructuras ocultas que rigen la sociedad, desde la corrupción política en Primavera para Madrid –Premio Nacional de Cómic 2021– hasta las redes criminales en El Método Gemini. Con un estilo que remite y una narrativa que equilibra la sátira con la crudeza documental, el murciano ha convertido cada uno de sus trabajos en una disección de los mecanismos del fanatismo. Ahora, en Black Metal, traslada su mirada a la escena extrema de los 90 y a una generación que confundió la transgresión con la destrucción.

En Primavera para Madrid usaste un estilo gráfico muy marcado por la estética del grabado antiguo. En Black Metal mantienes ese tono en los fondos, pero los personajes tienen un diseño más infantil. ¿Cómo decidiste este cambio de enfoque?

Hace años hice un fanzine sobre black metal y [ahora] quería hacer una historia sobre todo estos sucesos de Noruega, la quema de iglesias y tal. Y quise dibujarlo muy detallado, pero eso llevaba mucho tiempo, así que se me ocurrió hacerlos niños para parodiarlos un poco. Como en la historia real son jóvenes de entre 17 y 20 años, pero hacen también cosas absurdas y muy violentas, pensé que dibujándolos como niños sería más gracioso y le daría un toque de humor negro, ¿no? Eso también da juego a muchas cosas, como una relación entre padre e hijo, por ejemplo.

Tu interés por el ocultismo y las sociedades secretas ya estaba presente en otros trabajos, pero en Black Metal te has centrado en la iconografía satánica.

El black metal está muy relacionado con la estética del satanismo clásico. Lo que pasa, claro está, es que la Iglesia de Satán, que es una especie de secta que habla de que el satanismo es algo liberador para el ser humano; que encima es un satanismo ateo, en el que en realidad Satán es algo simbólico... y Euronymous y esta gente estaban en contra de aquello.

Ellos querían un demonio de verdad; un demonio que imaginaban [como en la cosmogonía cristiana] con cuernos y rabo, que vive en el infierno y es malvado. Y aunque eran jóvenes y puedan decir muchas tonterías, empezaron a tomarse el black metal como una forma de querer repetir su pasado vikingo, de reivindicar el paganismo. Noruega fue uno de los últimos países en convertirse al cristianismo y ellos no lo veían como su verdadera religión. De hecho, hay muchas referencias al paganismo [al hielo, a los bosques y a la naturaleza], al menos en Noruega. En otros lugares, como Grecia, aluden a un satanismo más refinado, más enfocado en la magia negra, toda la movida de Amanecer Dorado... o también vuelven al paganismo griego.

Visto lo visto, ¿ya no se hacen metaleros como los de antes? ¿Perdió el black metal ese componente transgresor?

El black metal empezó como un tema de esoterismo, de ir en contra de lo establecido por la Iglesia y por muchos pensamientos que se han presentado siempre como antihumanos. Antihumanos y nihilistas. Todo eso. Entonces, realmente, de por sí, el black metal no tiene ideales. ¿No? Es como adorar a un demonio con cuernos y rabo. Eso no es ningún ideal.

Luego, claro... estos grupos han crecido y algunos han intentado ser malos [más allá de la propia pose], como el de Burzum, por ejemplo, y se han ido a la extrema derecha, y en ese punto ya se han perdido. Podrán seguir tocando black metal, pero en sí, ellos han dejado de ser metaleros porque van en contra de sus ideales; en contra de los ideales del nihilismo.

Y, hablando de nihilismo, ¿no te da mal rollo hablar de iglesias en llamas ahora que están de caza los de Abogados Cristianos?

Ya hay gente diciendo que con las mezquitas no me atrevo; que el día que me meta con Mahoma seré coherente. A ese le puse una foto de Varg Vikernes y le dije que él estaría de acuerdo. A la última Premio Nacional [de Cómic], Bea Lemas, la han demandado porque en una de sus historietas, en lugar de una hostia consagrada dan una aspirina.

Mira las que montan los de Hazte Oír.

Esos están relacionados con El Yunque, que es otra secta.

¿Tiene la misma significancia para un noruego que para nosotros que se queme una iglesia? Aquí casi que lo venden como un casus belli para la guerra civil.

Yo creo que sí, simplemente que allí las iglesias arden más fácil porque son de madera y en esa época no estaban vigiladas.

El libro Lords of Chaos es una referencia fundamental para cualquier interesado en esta historia, pero es bastante sensacionalista. ¿Cómo te has documentado para Black Metal?

Hace más de 20 años conseguí varias fuentes de documentación. Pedí el libro en bibliotecas y no estaba en ningún sitio porque solo existía la edición inglesa. Yo no sabía inglés, pero me puse a traducirlo como pude. Lords of Chaos se vende como un libro sobre black metal, pero la mitad trata sobre cosas que no tienen relación con la escena noruega.

Es un libro bastante amarillista porque apenas habla de música. En su lugar, se centra en anécdotas, entrevistas a teólogos y reflexiones que se alejan del tema principal. Lo esencial está bien, porque está basado en hechos reales, con entrevistas y recortes de prensa en los apéndices. Pero hoy en día hay mucha más documentación, incluyendo documentales donde, por ejemplo, el hermano de Dead habla sobre lo que ha vivido al ver imágenes de su hermano muerto en internet. Cuando empecé a hacer fanzines no había tanta información, solo alguna revista especializada. En ese momento, Lords of Chaos servía para introducirse en el tema, pero no aportaba mucho más allá de lo básico.

Y teniendo, como tenemos, tanto producto regional escabroso, como el asesino de la katana, ¿te has planteado hacer algo ambientado aquí?

En los fanzines no solo hablaba de los noruegos, también sacaba bandas de otros países: Alemania, Francia, Polonia, algún grupo de Sudamérica… También hice una historia ambientada en Barcelona, porque en los 90 hubo allí una escena de black metal llamada Blackcelona. Publiqué un fanzine sobre eso, contando una historia en la que una noche hubo una pelea, luego uno desapareció y nadie sabía si estaba muerto o si se había ido por los Pirineos. Así que sí, podría hacer algo ambientado aquí. De hecho, uno de los primeros cómics que saqué fue sobre el asesino de la katana, porque había ocurrido hacía poco, un par de años antes.

Hablando de Murcia, ¿cómo está la escena aquí?      

La escena murciana de metal es bastante activa. Hace años había muchos festivales organizados por distintos colectivos, y ahora hay otro grupo que funciona entre Alicante y Murcia. También está un club llamado Ejecutores. Se organizan bastantes conciertos de metal underground y hay mucho movimiento. Pero, en comparación con Noruega, siempre me hubiese gustado que hubiera más grupos de black metal. En Murcia ha habido muy pocos. Es verdad que el mundo del metal clásico, especialmente el heavy metal, tiende a repetirse. Las bandas actuales hacen exactamente lo mismo que se hacía en 1984, sin evolucionar. En ese sentido, también tienen su parte de culpa por no salir de su nicho.

Esta visión nihilista es un efecto colateral de la ilustración, y ahora entramos en un período que empiezan a llamar la Ilustración Oscura, ¿Qué piensas al respecto?

Creo que [el reaccionarismo] viene por un tema de aburrimiento de que vengan otros que no piensan como tú a darte lecciones sobre cosas que no entiendes; y que, además, esas lecciones vengan impuestas. Si encima, quien te lo dice es alguien que te cae mal, que no te gusta o que no forma parte ni de tu mundo ni de tu forma de ver el mundo, la reacción es ¿por qué tendría que tolerarlo? Supongo que es algo así; [Y el fanatismo que provoca] hace que dé exactamente igual si Abascal o el otro han robado, o han cobrado de un chiringuito; no importa, porque [sus fanáticos] los perciben como una oportunidad para cargarse todo lo demás.

Etiquetas
He visto un error
stats