En el entramado de la existencia, donde cada destino parece trazado por líneas invisibles y cada historia lleva en sí la semilla de un universo, la obra de María Manzanera ha emergido como un faro en la densa bruma de lo cotidiano, iluminando con su arte los recovecos más profundos de la condición humana. En ella, Murcia no era simplemente un paisaje, sino un escenario vivo, rebosante de narrativas que aguardaban ser contadas a través de la singular lente de Manzanera, convirtiéndose en testimonio de la inagotable riqueza que yace en lo aparentemente simple y familiar.
La fortuna de poder acercarnos a su universo, de aprender a leer entre las sombras y las luces que componían su obra, nos llegó de la mano de Laura Cano, quien no solo dedicó su doctorado al estudio profundo de la fotografía de Manzanera, sino que, como guía turística en Salzillo Servicios (Salzillo Global), ha compartido generosamente este conocimiento, este amor por la obra de una fotógrafa cuya mirada supo capturar la esencia misma de nuestra tierra y su gente.
Gracias a Laura, hemos descubierto en las imágenes de Manzanera un lenguaje nuevo, una forma de ver y comprender nuestro entorno y a nosotros mismos que trasciende lo visual para convertirse en un puente hacia lo emocional, hacia lo profundamente humano. Los espacios culturales de nuestra región, enriquecidos por la presencia de su arte, se han transformado en lugares de encuentro y reflexión, donde la comunidad puede congregarse para dialogar, para compartir, para mirar juntos a través del prisma de Manzanera y encontrar allí algo esencialmente nuestro, infinitamente compartido.
Ahora, al despedirnos de la artista, no lo hacemos desde el silencio o la tristeza, sino desde la gratitud. Gratitud hacia María Manzanera por haber iluminado con su obra los senderos de nuestra cotidianidad, por haber hecho eterno el instante, y hacia Laura Cano, por habernos abierto las puertas de este universo, por enseñarnos a mirar no solo con los ojos. Es este el legado de Manzanera, un legado que, gracias a Laura, continuará vivo, inspirándonos a buscar siempre más allá de la superficie, a escuchar las historias que cada imagen, cada sombra, cada luz tiene para contar.
En este momento de recuerdo y homenaje, nuestra emoción es doble: por una artista cuya obra nos ha transformado, y por una guía cuya pasión y dedicación nos han permitido descubrir y apreciar ese cambio. Desde Salzillo Global, y en nombre de todos aquellos que, a través de Laura Cano, han encontrado en María Manzanera una fuente de inspiración y belleza, extendemos nuestro más profundo agradecimiento. En cada imagen de Manzanera que contemplamos, en cada historia que descubrimos, Laura está allí, recordándonos que ver verdaderamente es, en esencia, un acto de amor. Y seguimos teniendo la oportunidad de visitar su exposición antológica en el Museo Arqueológico hasta el próximo 20 de abril que ha comisariado nuestra compañera Laura Cano.