La pieza pertenece al ciclo “Esto no es una música para ascensores”, que a modo de microinstalación sonora, se encuentra en el ascensor del Centro Puertas de Castilla con la pretensión de acercar los sonidos menos asequibles a todos los públicos.
La instalación quiere dar a conocer paisajes sonoros que son totalmente contrarias a lo que conocemos como “música para ascensor” o “muzak”, que al principio se usaba en los rascacielos, dentro de los ascensores, para calmar a sus ocupantes mientras subían o bajaban.
El 1938, Orson Welles demostró por primera vez el grandísimo poder de los medios de comunicación de masas, y en particular, la capacidad de la radio. Aquella tarde se emitiría La Guerra de los Mundos a través de la norteamericana CBS. Orson Welles tenía mucha competencia radiofónica en esa franja horaria, no en vano su principal rival era el ventrílocuo Edgar Bergen con su programa en la NBC. Pero en realidad, con la emisión de La Guerra de los Mundos, Welles no tuvo rival.
Antes de comenzar a narrar su programa, Welles avisó claramente a sus oyentes: la historia que iban a oír pertenecía al género de ficción. A pesar del anuncio, muchas personas comenzaron a escuchar La Guerra de los Mundos una vez iniciado el programa, lo que desató la histeria del público en las hipotéticas ciudades atacadas por extraterrestres.
En su relato, Welles contaba con todo lujo de detalles cómo los marcianos habían comenzado su ataque en Nueva Jersey, y que otras ciudades cercanas, tales como Nueva York, también estaban sufriendo problemas.
La forma de narrar la historia en la radio fue increíble, ya que el conocidísimo norteamericano imitó la retransmisión de boletines de noticias, testimonios de supuestos testigos e incluso, Welles se permitió imitar al presidente Roosevelt en un imaginario mensaje a la nación ante los supuestos ataques.
La creatividad e imaginación del también creador de Ciudadano Kane quedaron patentes a través de las ondas. Pero sobre todo, la radio demostró su capacidad de llegar a miles de oyentes, y la extrema facilidad con la que se podían distribuir noticias falsas.
Antes de terminar de narrar su guión, Orson Welles se vio obligado por la propia CBS a intercalar un mensaje tranquilizador a los oyentes, justo cuarenta minutos después de haber comenzado a contar su historia. Y es que el programa radiofónico provocó la histeria del público, ya que miles de ciudadanos colapsaron las comisarías de llamadas telefónicas.
Aunque la narración nunca ocurrió, el aniversario de La Guerra de los Mundos nos obliga a mirar al pasado para entender la gran capacidad de los medios de comunicación. En 1938, hubo incluso quien creyó que Welles estaba narrando un ataque de la Alemania nazi a los Estados Unidos.