Cualquiera que viera completo el Iberostar Tenerife – UCAM Murcia, segunda jornada de la nueva temporada en la Liga Endesa, podría convenir en que fue el equipo murciano el que perdió el partido, o, al menos, el que se lo puso en bandeja al contrario, como el que coloca el balón sobre la red en voleibol para que lo remate un compañero. Sin embargo, y aunque ambas derrotas valen igual, si comparamos el CB Murcia que jugó en las islas y el que debutó el pasado fin de semana contra Unicaja, se puede afirmar que los de Ibón Navarro han mejorado. Sí, han mejorado, pero no lo suficiente; han enseñado sus virtudes, pero también han mostrado sus costuras, sus pavorosas debilidades. A partir de ellas, de las debilidades, es posible abrir un debate sobre las opciones que tiene este equipo de seguir mejorando, sobre la configuración de la plantilla y sobre la necesidad de llevar a cabo algún ajuste o incluso algún fichaje.
Para esta ocasión el técnico vasco cambió su cinco inicial e introdujo a Hannah y a Lukovic, y Murcia logró ir golpeando primero y obligando a Tenerife a responder para seguirle la estela, tónica que se mantuvo durante todo el encuentro. El acierto en el triple de Lukovic, de Rojas y de Urtasun, que entró con fuerza mediado el primer cuarto, permitieron al equipo rojiblanco llevar la iniciativa. Sin embargo, no se pisó demasiado la pintura y tampoco se aseguró la retaguardia, y por eso, el empuje de White, Vázquez y Allen, salidos del banquillo, transformaron el marcador del 10-13 al 21-15. Una canasta de Olaizola cerró el primer periodo, 21-17, y después, el banquillo murciano también quiso responder: dos acciones seguidas de Benite y Soko al comienzo del segundo periodo propiciaron que el equipo rojiblanco diese la vuelta a la tortilla: 21-22.
Ambos conjuntos fueron respondiendo los golpes del contrario, aunque en el caso de Iberostar Tenerife se podía observar mayor variedad de recursos con penetraciones y balones a la pintura, mientras que el CB Murcia siguió encomendándose principalmente a su acierto en el triple. A una serie de fallos en el ataque murciano le respondieron también los errores del equipo local, obsesionado durante unos minutos con postear a Rojas, y entonces, a mitad del segundo cuarto, llegaron las mejores acciones defensivas de Murcia, con taponazo de Kloof incluido, mientras en ataque se sumaron dos buenas acciones interiores de Tumba y tres nuevos triples -Lukovic, Oleson y Hannah-. El electrónico pasó de un 32-30 a 4 minutos del descanso, a un 34-41, pero tras un tiempo muerto de Tenerife, y en tan sólo 30 segundos, Murcia enjugó absurdamente su ventaja con dos malas acciones ofensivas y un pésimo balance defensivo: 39-41.
En el tercer cuarto se mantuvo el intercambio, tanto de golpes como de fallos, y Murcia seguía llevando la iniciativa en ambas cuestiones: era el primero en acertar, en abrir pequeños huecos en el marcador, y el primero también en encadenar errores y permitir a Tenerife engancharse de nuevo al partido. Aun así, uno de sus empujones coincidió con los últimos minutos del tercer periodo y los primeros del último, cuando el equipo rojiblanco se colocó con un 61-67 tras un espectacular 2+1 de Kloof.
El último cuarto fue un catálogo, un sumario de los errores y de las debilidades del CB Murcia, unas debilidades que empiezan a preocupar a algunos aficionados. En el tránsito del 61-67 al 72-70 estuvo la clave -otra vez-, y ahí tuvieron especial protagonismo Delía y Lukovic, perdidos en el ataque, molestándose y dando aire al rival en defensa con continuos rebotes ofensivos de Tenerife, y también la dirección de Hannah, precipitado e inseguro.
Ibón Navarro se dio cuenta de todo ello y finalmente pareció superado por las circunstancias: metió a Soko y a Tumba, y también a Kloof, pero no cambió el panorama; volvió a dar entrada a Lukovic, Delía y Kloof, y nada. Tobey y Allen siguieron a lo suyo, capturando dos y tres rebotes ofensivos seguidos o provocando faltas absurdas de los pívots murcianos, derivadas de su mala posición en la pista. Y mientras, en ataque, Hannah y Kloof no supieron coger las riendas del equipo, y Delía y Lukovic fallaron tiros libres decisivos hasta el 84-78 final.
La sensación que queda es contradictoria, es de pura impotencia y de moderado optimismo, para dejar abiertas dos lecturas: el partido en Tenerife fue una oportunidad perdida para sumar una victoria muy importante, especialmente desde el punto de vista moral; pero también fue una oportunidad ganada para constatar que, por un lado, sin Antelo ni Faverani -los hipotéticos pívots titulares de este equipo- y cometiendo muchos fallos, se plantó cara en la pista de uno de los ‘cocos’ de la ACB, y por otro, que Ibón Navarro tiene mucho, mucho trabajo para sacar más y mejores cosas de los bases, y para insuflar en Delía y Lukovic un mayor nervio competitivo -lo que comúnmente denominamos “sangre”- y una mejor lectura del juego. De lo contrario, el equipo murciano tendrá que sufrir para coronar la cima de un mes de octubre fundamental, en el que se acumulan los partidos de la liga española y de la Champions, y que podría marcar su devenir posterior en ambas competiciones.
En la agenda inmediata, el CB Murcia vuelve a casa para disputar dos partidos: el domingo contra Andorra, que plantó cara frente al Real Madrid y cayó in extremis en su cancha ante Fuenlabrada -lleva, por tanto, el mismo balance: 0-2-, y el miércoles contra Hapoel Holon en su debut en la Champions Basketball Leage.