“Hace unos meses estuve hablando con López Miras y le dije que soy nacionalista murciano. Y le pareció bien en un principio. Bueno, me dijo: 'Pero… ¿nacionalista? O sea…' Y le dije que más bien de izquierdas. Se quedó un poco… me hizo algún gesto un poco… tal. Pero le pareció bien. Le pareció interesante”. Diego Corbalán, o Magius (Murcia, 1981) ostenta, a día de hoy, tres grandes honores: en 2021 fue galardonado con el Premio Nacional de Cómic por su novela gráfica Primavera para Madrid, además es un ideólogo –casi podríamos decir padre honorífico– del independentismo murciano y, para rematar, tiene la mejor foto de Wikipedia de todos los tiempos.
Magius lleva dos cuentas de Twitter, Enza Negra y País Murciano, cuya impronta es una resignificación de los símbolos de Murcia, como la Semana Santa, la idiosincrasia huertana o la figura de Antonete Gálvez –para el que organizó una peregrinación a Torreagüera, su pedanía natal, por el 150 aniversario del Cantón Murciano el pasado 12 de julio– y el cantonalismo federal que son un adelanto de su futuro libro Enza negra o la historia de la independencia de Murcia que editará en Autsider Cómics.
En ellas escribe en panocho. “En realidad se dice 'dialecto murciano', el panocho se reduce a las vegas baja y media del río Segura. Pero va mucho más lejos. Del habla murciana se ha llegado a decir que es una cosa inventada, y eso es completamente mentira. Esto siempre se ha dicho por temor a que los murcianos nos lo tomáramos demasiado en serio la lengua y quisiéramos ser como los vascos o los catalanes”, comenta en una entrevista a elDiario.es.
Dado que el habla murciana se extiende más allá de las fronteras conocidas y delimitadas por la Constitución de 1978, la idea de un nacionalismo articulado en torno a un habla propia llegaría a buena parte de Alicante, Albacete y Almería. Una Murcia irredenta, que recuperaría la Vega Baja y la desembocadura del Segura, las montañas del sureste albaceteño, como Nerpio, y se expandiría por las indómitas tierras desérticas del norte de Almería.
Lo de pannacionalismo se explica a través de un mapa, pero para Magius lo importante es que “no es un nacionalismo excluyente, al revés. Aquí hay raíces catalanas, valencianas, genovesas, aragonesas, andaluzas y árabes, nuestra identidad proviene de todo eso. Yo puedo ser nacionalista, pero también criticar el nacionalismo; está genial reivindicar lo propio y la cultura y la identidad, pero llega un momento en el que la gente se viene arriba y se cree un nivel por encima del resto”.
La idea está ahí, y se fragua en un desayuno de bebidas antagonistas a las diez de la mañana; frente a una pinta de Estrella Levante, Magius no duda y pide una Fanta Naranja. Su forma de hablar es cordialmente categórica; tiene muy claro qué quiere decir y, sin más, lo dice. Todo parece tan lógico que, si lo piensas un poco, tiene sentido.
“Históricamente, Murcia”, nos cuenta, “es una conjunción de muchos nacionalismos. A raíz de eso me inventé una historia futurista, basada en la propia historia de Murcia. Básicamente, para presionar por la independencia de Cataluña, hacen un cantón aquí, ¿no?, y se traen una bomba atómica escondida en la escultura de la Virgen de la Arrixaca y hacen que el gobierno de Murcia se exilie y se lleven la capital de la Región del Sureste en Cartagena; lo que es Murcia se queda abandonada y en manos de un gobierno pannacionalista independentista. En Cartagena tienen ese rollo separatista, pero es demasiado localista, y además no cuestionan nunca a España.”
Conservadurismo murciano
Hemos preguntado a Corbalán sobre la derechización de la Región: qué es lo que ha pasado para que una zona de tradición izquierdista se haya convertido en uno de los bastiones de la extrema derecha. “Se dice que hubo mucha represión cuando ganó Franco. Un amigo me cuenta que su padre, a día de hoy, es muy de derechas, pero en sus tiempos el tipo era antifranquista. Ha habido una especie de lavado de cerebro, también seguramente porque el Partido Popular ha sabido entender o leer bien qué es lo que busca la gente de aquí. A lo mejor no existen unos intereses culturales comunes o de bien común, a lo mejor buscan, como se suele decir, llenarse la panza, y que no nos molesten mucho y ya está. Hay cierta pereza, también, y la gente se ha vuelto muy conservadora”.
Esa idea de homogeneizar el país y reducirlo a la lengua y maneras castellanas, dice Magius, se potenció mucho durante el franquismo: “Me lo contaba un hombre mayor el otro día, me decía que cuando era joven, en los cincuenta y sesenta, ibas a Barcelona a currar en la construcción del metro y veías a los catalanes hablando en catalán y le chocaba, porque para él, el español es el castellano. Pero el castellano solo es una lengua más, que por circunstancias políticas se ha convertido en la de uso más universal, pero no es la única lengua del español. La lengua principal del Reino de León era el asturleonés, el castellano se hablaba nada más que en un único condado. ¡Si es que las Cántigas de Alfonso X estaban escritas en gallego!, porque era un idioma muy importante en la época y él hablaba en gallego. Son cosas que el franquismo ha tergiversado por completo y la gente se lo ha tragado”, explica el dibujante.
“También he escuchado a historiadores de Murcia decir que España es un país federal y eso es real: hay diferentes culturas y regiones; esto no es como Francia, que ha otorgado ciertos derechos y ciertas concesiones, Madrid trata a los demás como si fuesen sus feudos”, añade. Cuando a Teodoro García Egea lo defenestraron del Partido Popular, en la manifestación del barrio de Salamanca en Madrid “se llegó a escuchar que se fuese a la huerta; en plan despectivo, ¿sabes? como si dijeses 'fuera de España' y lo peor es que aquí la gente lo compra”.
“Dinastía política” del Partido Popular en la Región
Su obra parte de su desapego a la “dinastía política” que ha gobernado Murcia los últimos 30 años. De forma ficcionada, ha desarrollado varias historias sobre los Peretes, nombres que les da a los presidentes regionales del Partido Popular, siendo los antiguos presidentes populares Ramón Luis Valcárcel y Pedro Antonio Sánchez (PAS) los Peretes I y II, respectivamente, y Fernando López Miras, el actual jefe del Ejecutivo murciano en funciones, el Perete III. Su sátira política, bizarra –en el sentido anglosajón de la palabra– y, en ciertos aspectos, siniestra como una película de Stanley Kubrick, saca lo peor de Murcia a relucir para que sean sus símbolos y tradiciones las que hagan contraste con el cacicazgo regional y el mal vicio de ciertas nostalgias.
Los cómics de Magius son ilustraciones cinematográficas excepcionalmente bien guionizadas, historias costumbristas de ciencia ficción política, idiosincrasia murcianista y la Semana Santa como eje simbólico de algunas de sus viñetas. En Murcia (Entrecómics Cómics, 2015), Corbalán introduce Enza Negra, un grupo terrorista, de una estética dividida entre abertzale, huertana y alqaediana, zaragüel y alpargatas con calcetas altas, fajín rojo de tela gruesa y caperuzas de tela blanca a modo de balaclava cubriendo sus rostros. Bajo el lema “Apa Murcia Libre” su objetivo es “la independencia de Murcia y el fin del cristianismo”.
Grupos terroristas y el Entierro de la Sardina
A través de esta parodia de divergencias de grupos terroristas y un figurante del Entierro de la Sardina, Magius desmenuza y cuestiona las imposturas religiosas y las tradiciones decimonónicas sin dejar de dibujar –valga la redundancia– un simbolismo que engloba el imaginario murciano y pone de manifiesto figuras “de aquí”. “Hay mucha gente que reniega de Murcia; hay mucha gente que dice que esto es una mierda, directamente, que hablamos fatal y que además se van fuera y hablan mal de Murcia. Uno que conozco se fue a vivir a Barcelona y allí les decía, 'bueno, yo nací en Murcia pero soy ciudadano del mundo', y los catalanes no entendían por qué se avergonzaba de ser de aquí”.
La falta de un imaginario colectivo, de un corolario de autopercepción alrededor de la Región de los que pueda brotar un sentimiento regionalista más fuerte, es uno de los puntos sobre los que trabaja Magius. Dice que “el nuevo-viejo alcalde”, José Ballesta, ha creado una concejalía de Cultura e Identidad, pero que es algo muy difuso. “Es cultura e identidad católica y española, pero no murciana. Podría ser de cualquier otro sitio. Se critica mucho a Sabino Arana [padre ideológico del nacionalismo vasco] que su nacionalismo es muy conservador, muy racista y ultracatólico, y es cierto, pero tenía mucha imaginación. Inventó muchos nombres, que él decía que no eran inventados, según él eran derivaciones del latín o del germánico pero tuvo esa iniciativa de coger la cultura vasca y crear el nacionalismo vasco. Hoy en día [Euskal Herria] no sería muy distinta de Asturias o Galicia sin esas ideas”.
“El nacionalismo ha creado cierta cultura, guste más o menos, desde el gobierno vasco se han financiado películas, hace poco sacaron Irati, por ejemplo y grupos como Negu Gorriak o Kortatu que han forjado esa identidad. Aquí no ha pasado eso, ya no como algo político, sino como algo cultural, y es algo que me sorprende mucho; antes había un grupo que se llamaba El Tabardillo que cantaban en murciano pero me sorprende que la intelectualidad murciana, que es bastante, no haya explotado más eso: está la lengua murciana, la historia del cantón, del Rey Lobo, de la colonización. También está la huerta como paisaje, que hay gente que la comparaba con la campiña inglesa, nos la hemos cargado”, concluye.