Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, Murcia, 1951) no entiende por qué, “cuando hay un tema complejo, como el de la Guerra Civil, en vez de explicarlo lo eliminamos de los planes de estudio”. De ese modo, su objetivo es recordar “los graves errores que llevaron a esa gran tragedia y procurar en lo posible no repetirlos”.
“Estamos borrando de la memoria de los jóvenes las lecciones de la Guerra Civil, la lección de vida, de política y de sociedad que fue aquello”, afirma en una entrevista con Efe, en la que adelanta las claves de su libro 'La guerra civil contada a los jóvenes', que Alfaguara publicará el 5 de noviembre, y que cuenta con ilustraciones de Fernando Vicente.
El libro puede leerse “de los doce años en adelante”, porque “a no pocos adultos les iría muy bien conocer lo que fue la Guerra Civil”, comenta Pérez-Reverte, cuya obra está traducida a más de cuarenta idiomas. “Si a un joven no le das historia, lo estás dejando huérfano de memoria y, sin memoria, no tiene ninguna posibilidad de comprender un país tan complejo como España”, asegura este autor, que ha vendido más de quince millones de ejemplares de sus novelas en todo el mundo.
La idea de escribir su nueva obra se le ocurrió cuando, “casualmente”, cayó en sus manos un libro de texto para niños que decía literalmente: “Antonio Machado fue un poeta y académico. Pasado un tiempo, se fue a Francia donde murió”. “Y así resolvía la tragedia de Machado, que es la tragedia de media España, o de la España entera. Aquel libro no mencionaba la Guerra Civil”, dice Pérez-Reverte, que también comprobó cómo otros manuales escolares “despachan” esos años “de manera casi absolutamente irresponsable”.
Entonces decidió escribir un texto en el que “de una forma sencilla, equilibrada, buscando la mayor objetividad posible, sin buenos ni malos, sin clichés fáciles, sin etiquetas baratas”, le explicara a un joven cómo fue la Guerra Civil. Pero deja muy claro que su libro “no pretende sustituir” a los que hay sobre ese conflicto, sino “servir de puerta a ellos e incitar a un joven a que pregunte, lea, se documente; y a los profesores a que debatan este tipo de cuestiones”.
Han pasado casi ochenta años desde que comenzara esa guerra (1936-1939) y “ya no hay testimonios directos de lo que sucedió. Son de segunda mano, y esas segundas manos pueden ser honradas o interesadas”, señala. Pérez-Reverte sí tiene “información directa” de aquella tragedia porque se la contaron sus padres y sus abuelos. Ha leído “mucho” sobre ella y, además, durante sus veintiún años de reportero vio “muchas guerras civiles, golpes de estado y revoluciones”.
“He sido testigo de cómo ocurren esas cosas, y sé que eso del bueno y el malo, el bando azul o el bando rojo, el bando blanco o el negro es mentira o, mejor dicho, nunca está tan claramente definido como después intenta la gente plantearlo”, asevera. Para escribir “La Guerra Civil contada a los jóvenes”, leyó o releyó los libros que tiene sobre aquellos años y buscó “elementos comunes en ellos”. Y construyó el relato sobre aquello en lo que “todos los historiadores, españoles o extranjeros, de derechas o de izquierdas, coincidían”, dice Pérez-Reverte.
“Será a los sectarios, a los fanáticos y a los manipuladores a los que les sentará mal el libro, porque desmonta el buenos y malos”, asegura. El escritor parte de “un hecho objetivo innegable: hubo una República legítima y un golpe de estado ilegítimo contra la República, y eso dio lugar a una Guerra Civil”.
Pero el asunto “es complejo”. “Reducirlo a un ejército malvado y a un pueblo bondadoso es mentira, porque hubo ejército en los dos bandos y hubo pueblo en los dos bandos. Y hubo católicos republicanos, derechistas, anticlericales y antimonárquicos...”, señala Pérez-Reverte, que elogia “los magníficos dibujos” de Fernando Vicente, que ha mantenido “ese aire retro del cartelismo de la época”.
El escritor no descarta que a algunos historiadores les pueda “molestar” que un novelista haya escrito este libro, pero su respuesta es clara: “¿Por qué no lo han hecho ellos? Han tenido tiempo de sobra”, asegura el autor de “Hombres buenos”, consciente de que todo lo relacionado con la guerra y con la posguerra suscita polémica.
“Pero, ¿por qué nos debemos pasar la vida hurtando la polémica? Tapando nuestras vergüenzas, nuestras tragedias, borrando nuestra memoria trágica no estamos haciendo ningún favor al futuro. Al contrario, estamos sentenciando a la gente a repetir las mismas tragedias y los mismos errores que se cometieron en el pasado”, subraya.
En su libro habla “de las ejecuciones, de la barbarie que hubo en uno y otro bando”, pero también del heroísmo: “Hubo mucho heroísmo, mucho valor, mucha dignidad, mucha decencia, muchas cosas buenas en los dos bandos. Entonces, ¿por qué negar continuamente al otro bando valores que sí realmente tuvieron?”.