Reyes Monforte: “Hay que esperar al momento adecuado para poder hacer ciertas cosas”

Cinco años ha necesitado la escritora y periodista Reyes Monforte para sentarse a escribir sobre la muerte y la pérdida, a raíz del fallecimiento de su marido, el actor Pepe Sancho. A este duelo le ha dado forma de novela en `La memoria de la lavanda´ (Plaza & Janés), donde se aparta de las grandes historias de amor de libros anteriores para contarnos un relato mucho más íntimo, el de Lena, una fotógrafa profesional, que se dispone a cumplir la última voluntad de Jonas, su marido: que sus cenizas sean esparcidas en los campos de lavanda del corazón de la Alcarria. En esta entrevista, la autora de `Un burka por amor´ nos habla de cómo el proceso de duelo y de escritura se entrelazaron en el nacimiento de esta ficción.

Tus novelas suelen contar grandes relatos, historias de amor en medio de circunstancias históricas adversas. En `La memoria de la lavanda´, en cambio, nos traes una ficción mucho más íntima.

De mis siete novelas esta es la que tiene más carga personal, sí. Como dices, siempre me he basado en historias y personajes reales, pero esta vez he buscado en algo que yo he vivido, que hemos vivido la mayoría de las personas: la pérdida, sea marido, padre, madre, amigo… Cómo se gestionan el dolor, la ausencia, las amistades que quedan tras la muerte del ser querido, los enemigos también. La trama literaria de la novela no tiene que ver conmigo, es ficción. Pero la trama emocional, la mirada de Lena, la protagonista, sí porque, desgraciadamente, yo sufrí esa pérdida hace cinco años y a raíz de ahí nació la idea de esta novela.

Cinco años que has tardado en sentarte a escribirla.

Sí, para dejar madurar la historia… Bueno, más que la historia las emociones, porque cada uno reacciona de una manera ante la pérdida de un ser querido y tiene su tiempo de recuperarse, de continuar con su vida como buenamente puede. En mi caso, he necesitado cinco años hasta el momento determinado en que me sentí con fuerzas para abrir el ordenador y escribir. Y entonces la historia salió casi, casi sola. Las cosas llegan cuando tienen que llegar, ni antes ni después. Les pasa como a la lavanda: Tú vas a los campos en enero y no van a estar como en su maximo esplendor, que es ahora en junio y julio. Hay que esperar al momento adecuado para poder hacer ciertas cosas. La naturaleza es muy sabia y la vida también.

¿Cómo supiste que esta era la historia que querías contar?

Desde el momento en que tuve la pérdida, aunque yo no era consciente porque lógicamente no estás para pensar. Pero sí se va creando una necesidad de compartir con los lectores algo tan fuerte. Intenté ponerme a los dos años a escribir, pero aquello era un desastre. Tenía los personajes, la idea… Lo que no sabía era dónde situarlo. Hasta que, por casualidad, como casi todas las cosas buenas que te pasan en la vida, que vienen sin avisar, unos amigos me invitaron al festival de la lavanda en Brihuega, que se celebra cada año en julio. Hay más de mil hectáreas de campos de lavanda allí. Se conoce como la Provenza española. Fue ver esa explosión de vida, de color, y dije: Ya he encontrado el escenario para mi historia.

Te iba a preguntar por qué elegiste la lavanda como motivo.

Bueno, ese que te cuento fue el primer impacto. Luego te dejas envolver por el juego literario: La lavanda tiene propiedades calmantes, cicatrizantes, calma el espíritu…

En momentos de duelo, ¿los recuerdos son un lastre o al contrario, ayudan a seguir adelante?

Al principio, cuando pierdes a la persona a quien quieres, ver una fotografía suya, su ropa, o volver a los lugares donde has sido feliz con ella te lacera un poco. Pero con el paso del tiempo comprendes que todo eso es lo que te ayuda a seguir adelante. Que es una especie de gasolina para volver a reír, salir, hacer planes, continuar respirando. Aprendes a recordarle con el amor que se merece y no con el dolor y la desesperación de los primeros momentos.

¿Es el amor lo que le da verdadero sentido a la vida?

Por supuesto, no sólo en las novelas, sino en la vida real. Lena, la protagonista del libro, dice en un momento algo que a mí me gusta mucho: “Lo más grande que te puede pasar en la vida es amar y ser amado”. Es verdad que a veces no somos conscientes porque solemos ser muy burros y no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos, sea la persona querida, la salud, el trabajo, los amigos. Pero amar y ser amado es lo mas grande que te puede pasar. Está en la vida de todos. Incluso los grandes dictadores, Hitler y Stalin, tuvieron sus historias de amor.

En el amor, en principio, no hay fronteras.

Ahí no las hay. Es verdad que muchas veces traspasar ciertas fronteras culturales trae problemas, pero realmente yo no creo que eso venga de una cultura, un país o una raza, sino de las personas. Cada persona es un mundo.

Es un terreno que has explorado en `La infiel´ o en `Un burka por amor´.

Todas estas historias que he escrito están basadas en hechos reales. Lo que más me atrae de ellas es que sus protagonistas son gente normal, como tú y como yo, que se ven envueltas en situaciones extraordinarias.