A causa de las cancelaciones por la gota fría que también arrasó la población de Molina de Segura, `Was Soll Ich Tun? Extranjería, origen, esclavitud´de Sabotaje Teatro será la primera obra que se mostrará hoy miércoles 18 de septiembre con dos pases a las 20 y 21h en el Festival Internacional de Teatro de Molina que cumple nada menos que medio siglo.
El dramaturgo José Antonio Fuentes, que dirige esta pieza de teatro-documento junto con Eva Libertad, no tiene miedo en mostrar el elefante que habita la Región: la explotación de los trabajadores del campo y de quienes se dedican a los cuidados. Mustapha Ziani y Yolima Ramírez cuentan su historia con nombre propio. La esclavitud se asocia también con el origen y la memoria a través del hilo que tira el historiador Diego Jiménez, la bailarina Isabel Marín y el músico Manuel Soler Tenorio, premio Azahar a Mejor Música Original en `Las nueve y cuarenta y tres´.
Parafraseando el título de la obra traducido al castellano, ¿qué debe hacer uno ante la explotación o la esclavitud?
José Antonio Fuentes: No puedo ponerme en la piel de la persona que sufre esta situación laboral extrema, ni mucho menos en esta obra que se representa esta situación límite. Presentamos una serie de fragmentos biográficos alguno de los cuales son realmente duros. En Sabotaje no hay personajes escénicos, hay personas en escena. Nuestro teatro es político. Básicamente generamos encuentros, viajes, presentaciones donde exponer nuestra propia vulnerabilidad, desarraigo o situación de nueva esclavitud laboral.
¿Por qué te remites al origen en la obra?
José Antonio Fuentes: Es algo que surgió durante el proceso de creación e investigación. La coherencia y singularidad de esta propuesta escénica son esos links que, de repente, aparecen y conectan personas, mundos paralelos. Hay quien habla de su origen familiar y quien no ha querido hacerlo. Hablamos de sentimientos de culpa, de vergüenza, de rechazo, de rabia. En el origen obrero, campesino o minero, en este caso, encontramos un lugar común. Hay apellidos ligados a fortunas y otros a la precariedad o miseria, así, de nacimiento. Todos tenemos un contexto, condicionamientos y posibilidad de cambio, pero quita el respaldo familiar y a ver qué queda.
¿Qué te llevó a investigar y llevar a escena estos temas?
José Antonio Fuentes: `Was Soll Ich Tun? Extranjería, origen, esclavitud´ es la segunda pieza de una obra entorno al trabajo. En la anterior `Azul Kieslowski´ recogimos el testimonio de mujeres que trabajaron en fábricas de conservas, visitamos la vida fabril. Cuando parece que la clase obrera no existe nos encontramos con que seas extranjero o no hay muchas personas en Murcia trabajando en condiciones de esclavitud o de forma muy precaria y sin capacidad de elección. Como en el vasto Campo de Cartagena, en las tareas de cuidado y limpieza y entre otros muchos trabajos. En mi caso, pongo el acento en las horas extras que mi padre echó en la fábrica para poder pagarme una carrera universitaria en Valencia de la que nunca estuve seguro y además no ejerzo. Me queda un título firmado por el Rey y un sentimiento de agradecimiento, mezclado con la culpa y la cobardía. Lo personal es político, ¿no?
Es una obra de teatro-documento en la que ponéis en escena historias reales: ¿cómo se traza el equilibrio entre la poética del teatro y la realidad?
Eva Libertad: En `Was Soll Ich Tun?´ lo real se despliega a través de una cuidada poética visual. La obra es un ejercicio de autoficción donde los intérpretes exponen su vulnerabilidad en escena. Trabajamos con un material muy sensible, con testimonios y fragmentos de vida de los intérpretes, que desatan conflictos que aparentar ser individuales, pero que tienen una profunda dimensión colectiva y política. Una apuesta así nos pedía una poética austera, desnuda, sin adornos.
Pero a la misma vez, lo que se despliega en escena es muy íntimo y de una fuerte intensidad emocional, por lo que requiere de una cercanía con el espectador que no es sólo espacial, es una experiencia de reflexión y emociones compartida con el público. Para conseguirlo, en la puesta utilizamos distintos lenguajes escénicos, como performance, poesía, música en directo, audiovisual que confluyen en un teatralidad que reflexiona sobre su propia naturaleza. La obra es denuncia, es anticapitalismo, pero por encima de todo ello, es un hecho artístico y poético.
No eres actriz, sino empleada de hogar ¿por qué has decidido subirte a escena?
Yolima Ramírez: Inicialmente lo hice animada por la propuesta realiza por José. En una reunión que tuvimos me contó su proyecto y me invitó a formar parte de esto, a lo cual accedí de forma inmediata pues la obra me pareció aunque distinta a lo que yo conocía como teatro, muy humana y social; pero poco a poco y a medida que avanzaba la obra y los ensayos, empecé a conectar con la obra de una manera increíble y vi como la obra me permitía dar voz a muchos sentimientos que llevaba dentro y no podía o no me sentía capaz de expresar, sentimientos de culpa, de desarraigo, de rechazo, etc. Sentimientos que compartimos muchos en la condición de inmigrantes y que tenemos que llevar a cuestas día a día.
¿Te has sentido más escuchado en el teatro que en la vida real en lo que respecta a las denuncias que has hecho muchas veces sobre las condiciones laborales de los trabajadores del campo en Murcia?
Mustapha Ziani: En las dos actuaciones que hicimos en Murcia y Cartagena despues de terminar hemos visto que le hemos tocado el alma al público, incluso algunos han llorado y se han emocionado por lo que han vivido durante una hora y sabiendo muy poco de lo que sufren los extranjeros en su día a día. Esto, al menos, me deja sentir que hemos hecho llegar nuestro mensaje y que una parte de los murcianos han venido a descubrir esta realidad voluntariamente. Eso quiere decir mucho.
Por otro lado, donde no me he sentido escuchado de ninguna manera ha sido en la inspeccion de trabajo, los sindicatos mayoritarios, los empresarios y algunos abogados. Forman parte de lo que esta pasanso en la Region, y son la principal causa de la situcion actual de los trabajadores y trabajadoras del campo de Murcia, donde la esclavitud sigue existiendo en pleno siglo XXI, donde algunos trabajadores cobran 3 euros por hora, donde en algunas empresas se hacen cuatro horas de ida y vuelta sin pagar nada como concepto de transporte al trabajador, donde no se para de trabajar a causa de la lluvia o una avería de la plataforma, el viento o el barro; donde en muchas ocasiones no se cotiza la jornada laboral; donde se trabaja a destajo en casi todas las empresas y ETT.
Todo esto ha sido denunciado en varios medios de comunicacion nacionales y internacionales, pero sigue pasando cada día y la cosa va a peor con el paso de tiempo.
¿Por qué es importante la memoria? ¿Cuál es el recuerdo que te viene más a la cabeza de tu madre?
Diego Jiménez: Para mí, la memoria es importante porque la Historia se construye a partir de microhistorias de personas anónimas pero que, como en el caso de mi madre, Ana, dejan huella. Nacida en una larga familia de campesinos sin tierra del Campo de Cartagena, fue todo un ejemplo de valor, coraje y deseo de superación. El obtener el Graduado Escolar pasados los 70 años es paradigmático en ese sentido. Recuerdo su interés por aprender y cómo lamentaba no haber podido estudiar. Su afición a la poesía, que le permitía componer unos poemas sencillos pero de gran fuerza expresiva, y el escribir por las noches, robando horas a un sueño que, con el paso de los años, cede espacio a una vigilia proclive a la evocación, son otras las notas que podría destacar de su persona.
No has querido hablar en escena y en esta pieza sí que dices cosas: ¿ha sido un reto para ti?
Isabel Marín: No, en la otra obra, `Azul Kieslowski´, la primera parte de la trilogía ya hablé un poco y aquí he vuelto hablar otro poco.
¿Cómo haces para capturar el espíritu de una obra teatral y llevarlo a la música? ¿Y en particular cómo ha sido el proceso con esta obra?
Manuel Soler Tenorio: A partir del texto y de las conversaciones con los directores intento reflejar en música la esencia de la obra, o mejor dicho, aportar mi visión de la misma potenciando los momentos más relevantes y enriqueciendo el discurso global. Suelo comenzar a partir de una improvisación, y cuando el material me convence, lo trabajo a partir de los ensayos puliéndolo hasta llegar al resultado final.
En esta obra, aparte de lo fructíferas que han sido mis reuniones con Eva y José, que tenían muy claro lo que querían transmitir, hay un hecho diferencial respecto a todo lo que he hecho antes. Me he dejado un espacio para la improvisación en el resultado final. Eso significa que, dependiendo de lo que sienta, de lo que experimente en el momento de la actuación, el resultado variará. Nunca tocaré lo mismo, cada interpretación. Siempre será diferente.