Entrevista

Silvia Marte, creadora del proyecto 'Vulnerables': “La violencia obstétrica también es violencia de género”

Lo que no se nombra no existe, tal era el caso hace no mucho tiempo de la violencia de género, que poco después se ramificó en términos más concretos como violencia física, violencia psicológica o violencia vicaria, y entre ellas también la violencia obstétrica.

En el año 2014 la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un documento donde reconocía que “mujeres de todo el mundo sufren un trato irrespetuoso, ofensivo o negligente durante el parto” en los centros de salud. La violencia obstétrica encapsula un tipo de violencia de género en la que el proceso reproductivo de la mujer es el escenario protagonista, y donde determinadas prácticas y actitudes por parte del personal sanitario comprometen la salud física y mental de la madre y del bebé.

‘Vulnerables’ comenzó a desarrollarse hace casi tres años con el objetivo de dar voz y testimonio a 46 mujeres víctimas de violencia obstétrica, un tipo de violencia apenas conocida por la sociedad y mucho menos reconocida por gran parte del mundo sanitario, tanto a nivel profesional como académico. Un proyecto que se materializará el próximo jueves 7 de marzo a través de una exposición fotográfica en el Museo Hidráulico Molinos del Río de la ciudad de Murcia.

Dijo la periodista Lucía Martínez Odriozola que hay cosas que solo necesitas que te cuenten una vez y eso te cambia la vida, y ese es el objetivo que subyace en esta entrevista a Silvia Marte.

¿Qué es la violencia obstétrica?

La violencia obstétrica es el abuso que vivimos las mujeres por parte del personal sanitario en forma de maltrato verbal, maltrato físico y maltrato emocional o psicológico durante nuestros procesos reproductivos, lo que incluye el embarazo, el parto y el postparto, pero también los procesos de reproducción asistida, los abortos y los procesos de duelo perinatal (aquel que se produce tras la pérdida de un bebé durante el embarazo, o en los momentos previos o posteriores al parto).

¿Cómo una mujer puede identificar que lo que está sufriendo o lo que ha sufrido en estos procesos reproductivos es violencia obstétrica?

A través de la información, una de las características más comunes de este tipo de violencia es que en muchos casos ni las víctimas ni las personas que la ejercen son conscientes de su existencia, por eso está tan normalizada y por eso es importante nombrarla. Yo misma hace tres años no conocía el término.

Cuando se produce este tipo de violencia es muy común que la mujer sepa en su fuero interno que el proceso no debería haber sido así y, sin la información necesaria, normalmente esto se traduce en un sentimiento muy profundo de culpa, en otros casos se tiende a pensar que ha sido mala praxis, o incluso que simplemente han tenido mala suerte. La revolución y el cambio es contarlo, que seamos conscientes de que estas experiencias pertenecen a un tipo de violencia estructural, institucional, sistémica y patriarcal, y que no es culpa nuestra.

Uno de los objetivos que está consiguiendo ‘Vulnerables’ es que muchas mujeres que han vivido experiencias traumáticas, ya sea hace dos años o hace veinte, sepan qué es lo que les ha pasado y puedan nombrarlo. Es muy sanador comprender qué ocurrió y librarte de culpa. Una prioridad de la agenda feminista es que se respeten nuestros derechos reproductivos. Cuando empecé con este proyecto y escuchaba y miraba a las protagonistas en el estudio de fotografía, veía a las sufragistas y a todas las mujeres que se expusieron y asumieron riesgos para que todas ganáramos los derechos que nos han sido negados y ese es nuestro legado. ‘Vulnerables’ es otro eslabón en esta cadena de lucha por nuestros derechos. 

¿Qué puede hacer una mujer que ha sufrido violencia obstétrica en España? ¿Cuáles son sus recursos a nivel social y legal?

Debe hacer una reclamación al hospital donde la asistieron, las reclamaciones no caducan, puede haberte ocurrido hace un mes o hace 30 años. Ahora mismo es la única forma porque no existe una ley que recoja la violencia obstétrica, algo que se ha intentado en la última reforma del aborto en España pero que no ha sido posible, en Francia, sin embargo, sí se está legislando.

También es muy importante pedir el informe de parto. Por desgracia, parte de esa violencia obstétrica es que en los informes de parto, en muchas ocasiones, no pone todo lo que ha pasado, hay mujeres que han estado tres días ingresadas y que tienen un informe de parto de una línea.

Buscar ayuda psicológica también es importante y, por último, encontrar a mujeres que han vivido experiencias similares a la tuya. Desde ‘Vulnerables’ hemos creado una comunidad física en Murcia, pero también está WhatsApp, donde víctimas de diferentes localizaciones geográficas están compartiendo su testimonio. No es casualidad que esto haya nacido en Murcia porque en Murcia es donde se da una mayor tasa de violencia obstétrica en toda España.

¿Cómo afecta la violencia obstétrica a la salud mental tanto del bebé como de la madre? ¿Existe una relación directa entre la violencia obstétrica y la depresión postparto?

A priori es algo difícil de identificar porque la mayoría de depresiones postparto están infradiagnosticadas, ocurre como con la violencia obstétrica, existen estudios pero todavía no los suficientes, de hecho el 75% de las enfermedades de salud mental perinatal nunca se diagnostica y, por tanto, nunca tiene tratamiento.

Pero, efectivamente, una de las consecuencias directas es la depresión posparto, que no es otra cosa que el estrés postraumático, en muchos casos con la misma sintomatología que las víctimas de violación porque a fin de cuentas una violación es cuando hacen con tu cuerpo algo que tú no deseas o para lo que no has dado consentimiento.

¿A dónde se puede recurrir para informarse adecuadamente sobre el tema?

Esa pregunta me la he hecho yo a lo largo de mucho tiempo, y la verdad es que ahora mismo te tienes que informar fuera del sistema, lo que es muy injusto. Existe una preparación al parto donde te hablan de la canastilla, de lo que tienes que llevar al hospital, pero no te cuentan que existen maniobras como la de Kristeller, donde dos personas se suben sobre el cuerpo de la mujer a empujar, lo que tiene unos peligros altísimos para la salud de la madre y del bebé; o la maniobra de Hamilton, cuando te rompen la bolsa en muchísimos casos sin tu consentimiento informado. Debido a su peligrosidad estas dos maniobras están desaconsejadas por OMS, pero son el pan de cada día en nuestros paritorios.

Algunos profesionales de la salud niegan la existencia de la violencia obstétrica, y hablan de prácticas médicas o en el peor de los casos de mala praxis, ¿cuál es tu postura frente a esta posición?

La violencia obstétrica es la violencia de género sumada a la mala praxis, y diría que incluso es normal que piensen así ya que han sido formados en facultades donde no existe la perspectiva de género y donde lo que han aprendido rara vez se cuestiona. La violencia obstétrica no es una violencia interpersonal, es una violencia institucional.

Existen datos objetivos como que la tasa de inducción es mucho mayor que la recomendada, así como la tasa de episiotomías y la tasa de cesáreas. No es ningún secreto que, por ejemplo, los días de festividad de las Comunidades Autónomas nacen menos bebés.

El proyecto de ‘Vulnerables’ no es un ataque hacia estos profesionales, normalmente este tipo de profesiones tienen una carga vocacional muy grande, y llegar a interiorizar que algunas de las prácticas que han aprendido y practicado siempre están dañando la vida de muchas personas debe ser duro, pero les diría que escuchen a las mujeres que han sufrido violencia obstétrica, que se metan en la web y escuchen sus testimonios.

¿Qué efectos ha tenido el proyecto de ‘Vulnerables’ en las mujeres que han participado en él?

Algunas de ellas se han dado cuenta de que su herida era más profunda de lo que pensaban y han decidido acudir a terapia; otras han decidido ponerse a estudiar después de cinco años de depresión metidas en su casa, y otras me dicen que ahora tienen una voz para todos los ámbitos de su vida, que ahora se atreven a decir lo que piensan donde antes se quedaban calladas.

En nuestra sociedad venimos de hacer absolutas barbaridades a las mujeres, hace no muchos años no se ponía nombre a la violencia de género, dentro de un matrimonio se entendía a la mujer como propiedad del marido y se le podía pegar sin que eso tuviera consecuencias, era algo totalmente normalizado a pesar de que muchos sectores de la sociedad ya decían que eso no era normal y no se podía hacer. Pues con la violencia obstétrica pasa exactamente lo mismo. Aunque esté normalizada, no está bien y hay que denunciarlo.

¿Qué libros o autores recomiendas para que cualquiera que quiera empezar a informarse sobre la violencia obstétrica pueda hacerlo?

Tengo tres libros de cabecera, uno es ‘El bebé es un mamífero’ de Michel Odent, un obstetra francés que ha pasado décadas asistiendo partos fisiológicos, se lo recomiendo a todo el mundo que va a dar a luz y también a sus parejas o acompañantes porque llegará un momento durante el proceso de parto en el que una misma no podrá comunicarse o defenderse; otro es ‘Parir’ de Ibone Olza, que me parece un libro esencial y, por último, tengo en la mesilla subrayado ‘Mamá desobediente’ de Esther Rivas, que es menos científico que los anteriores, pero más político y antropológico.