Sueños de una noche de verano en Jazz San Javier
La sexta jornada del XXIV Jazz San Javier se puede considerar como el 'Sueño de una noche de verano', que propició el proyecto del festival titulado 'We All Remembers Wes' ('Todos recordamos a Wes') en torno a las grabaciones con el organista Melvin Rhyne que el añorado guitarrista norteamericano Wes Montgomery realizó en los años 60 del pasado siglo XX. Y es uno de los varios conciertos que se ajustan, precisamente, a los instrumentos a los que esta edición dedica una mayor atención: La guitarra y el piano.
Para la ocasión, Jazz San Javier diseñó reunir a dos grandes de la guitarra como son Mark Whitfield y Peter Bernstein. Junto a ellos, el organista inglés Phil Wilkinson y el baterista francés Mourad Benhammou. Músicos que están en una horquilla de 2-4 años de diferencia unos de otros y que dejaron otra noche para el recuerdo. Tan es así que, evidentemente por el proyecto diseñado, el espíritu de Montgomery se paseó por todo el auditorio del Parque Almansa. Ya en la segunda parte de esta doble jornada de contrastes, la primera visita de uno de los jóvenes pianistas del flamenco-jazz español, Andrés Barrios y su trío, con el cantaor Manuel Lombo para el homenaje al recientemente fallecido Armando Manzanero. Les detallamos lo sucedido.
El Festival de Jazz de San Javier se distingue por distintos factores. Uno de ellos es el programar noches de contrastes de estilos, como el de este sábado, 9 de julio. Y otro es el de diseñar conciertos concretos, para recordar a nombres que han escrito páginas gloriosas del género o sus colaterales. Y esos dos factores se dieron en esta noche, con una primera parte dedicada a la guitarra y el recuerdo del que fuera un indudable Maestro de este instrumento, Wes Montgomery. Y si hay que hacer honor a lo sucedido, no podemos negar el acierto en la elección del homenaje y los músicos para que expandieran por el auditorio del Parque Almansa, la música y estilo que Montgomery nos regaló en vida siendo un fiel continuador de Charlie Christian pero unos pasos más avanzado que su predecesor en los años 30 del siglo XX. Su manera de pulsar las cuerdas con su dedo pulgar desechando la púa para lograr, como lo hizo, un sonido más redondo e inconfundible, le valió ser considerado en su corta trayectoria (falleció a la edad de 45 años) como uno de los más importantes guitarristas de la Historia del Jazz.
Y para que el auditorio entrara en situación de manera inmediata, Mark Whitfield (que hizo la función de Maestro de Ceremonias) y su colega Peter Bernstein atacaron 'Four On Six' con la que el espíritu del recordado Wes Montgomery comenzó a desfilar por las gradas del auditorio. En un recorrido inequívoco, partituras como 'West Coast Blues', 'Fried Pies' o 'Round Midnight' -uno de los temas de Thelonius Monk más versionados como el que hizo en su momento Wes Montgomery y que este cuarteto alargó hasta los ocho minutos-, calaron entre el público que como en noches precedentes, apenas se movían de sus butacas para no perder detalles, gestos y el disfrute que estaba proporcionando este cuarteto internacional a más no poder (dos norteamericanos, un británico que reside en España y un parisino). Ahí es nada.
Mark Whitfield continuaba siendo el portavoz del cuarteto y atacó las primeras notas de otra creación del homenajeado Wes Montgomery titulada 'Twisted Blues', que como toda la selección elegida para este concierto -salvo 'Round Midnight' e 'Impressions'- fueron creaciones del gran guitarrista y de una de sus etapas de grabaciones que más llegaron al público en general. Tras indicar Whitfiel lo que habían interpretado presentó la siguiente partitura: 'Full House'. Peter Bernstein es un músico más sosegado interpretando, sin dejar de mostrar una excelente técnica y calidad, mientras que Mark Whitfield es más extrovertido, le gusta gesticular mientras toca y da la apariencia, y así es, de ser un tipo divertido y con igual o parecida técnica a su compañero de escenario en este proyecto cuajado por la organización de Jazz San Javier.
Así que con su habitual manera de presentar lo que habían hecho o estaban a punto de interpretar, Whitfield recordó la gran admiración que Wes Montgomery tuvo por Thelonius Monk pero también por John Coltraine; dos nombres imprescindibles en la Historia del Jazz y en el concepto de los estilos que llegaron tras el be bop. Y para ilustrar esas afirmaciones, nos anunciaron esta pieza del saxofonista Coltraine, que Wes grabó en una sesión en directo correspondiente a esta etapa que les detallaba anteriormente: 'Impressions'. Fue casi como estar escuchando, una vez más, aquel viejo vinilo de una de las colecciones del sello Verve sobre la Historia del Jazz. En esta que se publicó en 1974 en España de la mano del desaparecido sello Polydor, su Volumen VI dedicado a Wes Montgomery, la última grabación de ese LP era esta pieza de Coltraine grabada en el Half Note de Nueva York, durante el verano de 1965. Un auténtico disfrute que este cuarteto supo recordarnos.
Después de estos once magníficos minutos en los que Peter Bernstein, Mark Whitfield, Phil Wilkinson (órgano Hammond B 3) y el baterista nacido en Paris, Mourad Benhammou en la batería, nos procuraron a todo el auditorio, Whitfield anunció el final del concierto con esta otra pieza del recordado Wes titulada 'Road Song'. A su término, el público aplaudía insistentemente al cuarteto que había hecho realidad el proyecto de Jazz San Javier para homenajear al guitarrista Wes Montgomery. Naturalmente, se insistía en un regalo que llegó rápidamente con 'Missile Blues'. Un buen broche, para un proyecto que resultó muy bien acogido por los aficionados.
La segunda parte de esta noche de sábado de Jazz San Javier homenajeaba al piano. Y lo hizo con un nuevo valor del llamado flamenco-jazz; un joven de Utrera (en la provincia de Sevilla) que desde niño mamó y aprendió el flamenco pero que al estudiar la carrera musical de piano en el Conservatorio y absorber cantidades grandes de otros estilos de las músicas del mundo, su cabeza comenzó a hervir como me aseguraría previamente su representante Toni García. Les certifico la certeza de esa afirmación. Andrés Barrios tiene un volcán dentro de su mente, que permanece en constante ebullición cuando se sienta frente al piano. Para esta su primera visita a Jazz San Javier vino acompañado, en formato trío, por Reinier Elizarde 'Negrón', al contrabajo, y el ya muy amigo del festival: Sayan Fathi, en la batería y percusión. La organización quiso añadirle un punto más a este concierto, con un homenaje a un pianista, compositor y cantante que se nos fue no hace mucho y al que este festival ha querido rendir un recuerdo: Armando Manzanero. Para ello, Andrés Barrios invitó a su amigo el cantaor Manuel Lombo que interpretó cuatro canciones del extenso repertorio que legó el compositor mexicano en vida.
La aparición de cada vez más jóvenes talentos en la música es un hecho innegable. Si además algunos de ellos han mamado el flamenco desde que nacieron, como es el caso de Andrés Barrios, y durante su aprendizaje y posterior desarrollo musical se interesan por toda música que escuchan o buscan aquella de la que han oído hablar, el campo que se abre ante ellos no es que no tenga puertas es que es inmenso y puede, llegado el caso que no es éste, hasta provocar estrés musical. Esta breve descripción me sirve para adentrarles en la personalidad de este joven pianista de Utrera que con 25 años, su cabeza musical es un hervidero de conocimientos que bullen constantemente como demostró durante su concierto en Jazz San Javier.
'Ocho Caños' fue la tarjeta de presentación de este pianista escrita para una fuente que hay en su Utrera natal. Es una seguiriya en la que, en efecto, se pueden escuchar los ocho caños de agua desde el piano. La magnífica y ágil digitación de Andrés Barrios hace posible ese fluir musical que emana del instrumento. Tras los primeros aplausos del auditorio bajó la tapa del teclado para utilizarla como un cajón y percutir los primeros toques de 'Isbilya', pieza que abre su primer disco grabado en estudio 'Al Sur del Jazz' editado en 2019. Una soleá dedicada a Sevilla que recoge momentos de fusiones de todo aquello que Barrios conoce.
Tras estas dos piezas, Andrés Barrios dio las buenas noches al público expresando que “aquí estamos pasando un rato de lujo, del que nos gusta, compartiendo música y de alguna manera transmitir esa idea: La música cambia a las personas y hace un mundo mejor”, determinó el pianista utrerano. Tras agradecer a Jazz San Javier el poder participar en esta XXIV edición y al público por su asistencia, Andrés Barrios indicó el nombre de los temas que habíamos escuchado, su predilección por el flamenco por haberlo escuchado y aprendido desde niño, por lo que siempre va a estar presente en cualquier creación que haga. Y dejó sonar 'Dibujando el firmamento'; un comienzo de balada descriptiva de esa mirada curiosa, sosegada, con la que descubrir detalles aún ocultos del firmamento musical en el que viaja, de manera constante, este joven pianista que te hace sentir sensaciones reales. 'Negrón', cubano con ascendentes vascos en su Elizarde, tuvo su momento de gloria en esta pieza más en terrenos del jazz, mientras Fathi manejaba con maestría las escobillas para terminar de crear ese clímax baladístico de esta partitura.
De vuelta a las bases flamencas, Andrés Barrios inició una soleá titulada 'Contrastes', en la que como otros músicos andaluces se atrevió con el cante en el fragmento inicial de la pieza. Las fusiones que acomete Barrios tienen muchas corrientes musicales y sus compañeros de viaje en este concierto son una sección rítmica de solvencia, que supieron anclarse a la perfección. El personal ya se había fundido con los músicos y premió con entusiasmo este contraste musical, muy en la línea de lo que Jazz San Javier viene llevando a cabo en sus sesiones dobles. Llegados a este momento del concierto, Andrés Barrios anunció la presencia del cantaor Manuel Lombo. “Una persona, indicó, que ha influido en mi vida aportándome mucho. Lo conocí por una casualidad y a través de la música, del flamenco, nuestros caminos confluyeron y así continúan”. Manuel Lombo apareció en el escenario del auditorio Parque Almansa, para junto al trío rendir homenajes al cantaor utrerano Bambino, en rimer lugar, para continuar más ampliamente con el mexicano, Armando Manzanero, que falleció a las puertas de comenzar 2021 en México.
El primer recuerdo musical fue 'Soy lo prohibido'; un éxito del también recordado Miguel Vargas Jiménez más conocido en el flamenco como Bambino, del que recientemente Manuel Lombo ha dedicado un disco. Otra figura que nació y falleció en Utrera y de la que el trío de Andrés Barrios con Manuel Lombo imprimió el carácter elegante del flamenco y con cierto toque jazzístico que el cuarteto supo llevar a cabo. La letra de la pieza la dejo a la libre interpretación de los lectores. Ya conoce una mayoría que estas letras describen historias de amores y desamores, que según el momento son más o menos dolorosas. En suma, lo que es el bolero. Y esas historias Manzanero las escribía muy bien y musicaba mejor, como se demostró con 'Amnesia'. A renglón seguido, una introducción de Reinier Elizarde magnífica para que Lombo comenzara a cantar 'Mía'. A fecha de hoy y con los avances que ha realizado la sociedad, me pregunto con frecuencia si algunas letras de antaño o películas de otros tiempos pasados se podrían interpretar hoy. Pero es una incógnita que queda en el viento.
La intervención del cantaor Manuel Lombo, en este concierto del trío del pianista Andrés Barrios para homenajear al fallecido Armando Manzanero, finalizaba con unos agradecimientos del cantaor hacia el joven pianista por haberlo invitado así como a Jazz San Javier, por haber permitido su participación y lo que Lombo calificó de “intromisión en este marco de jazz, de alguien que viene de la música aflamencada y haber podido recordaR las figuras de Bambino ('Soy lo prohibido') y Armando Manzanero”, concluyó. El auditorio aplaudió esas palabras como también su actuación que estuvo en la línea elegante en todo momento.
De regreso al trío que lidera Barrios, nos ofrecieron una pieza final, 'Hechizos', que según explicó Andrés Barridos “las llamo bulerías latinas porque comencé en flamenco y acabé recorriendo toda Latinoamérica. Y además de agradecer al festival y a vosotros el haber podido estar aquí, que ha sido un lujo, subrayó Barrios, a ver si nos despedimos alegres y bailando un poquito. Muchas gracias”, concluyó. Sonaron las notas de 'Hechizos' pero, en efecto, más con aires latinos que flamencos. El público se puso en pie aplaudiendo con insistencia y reconocimiento a este nuevo valor de la fusión flamenco-jazz, que irrumpe en caminos más novedosos y del que se va a escuchar hablar mucho en un futuro inmediato. Tanto insistía el público, que el trío regresó al escenario y al grito de “Amos allá” de Barrios, las notas de 'Colombiana' sonaron en el éter nocturno del Parque Almansa. Una fusión de ese volcán instrumental de este joven pianista de Utrera que resultó, sin duda, el más representativo de esos caminos que explora Andrés Barrios absolutamente novedosos en relación con otros que le han precedido. Le auguro un enorme futuro musical. No lo olviden y tampoco pierdan su estela.
En resumen, una noche para soñar y recordar en nuestra memoria colectiva con recuerdos para un nombre de oro de la Historia del Jazz, como fue el guitarrista Wes Montgomery, a cargo de los guitarristas norteamericanos Peter Bernstein y Mark Whitfield Organ Quartet. Después, el futuro de la fusión flamenco-jazz y, añado, todo lo que tenga notas musicales con el pianista de Utrera Andrés Barrios y su trío, invitando al cantaor Manuel Lombo, que homenajeó a los recordados Bambino y Armando Manzanero. Fue el 'Sueño de una Noche de Verano' de Jazz San Javier.
Las próximas citas se producen en los escenarios externos a la sede oficial, con los conciertos que ofrecerá en ambos casos, Gunhild Carling & The Carling Family Jazz Band. Primero en el Puerto Deportivo de La Manga del Mar Menor y al día siguiente en los Jardines de San Blas. Se lo contaremos. No pierdan el hilo.
0