Parapetada detrás de las gafas de sol oscuras y la peineta, Martirio abrió el camino a la fusión de distintos géneros musicales e insufló a la copla de una modernidad incuestionable.
Cuando recibió el Premio Nacional de las Músicas Actuales pensó: ¿qué sorpresa o ya era hora?
Fue una emoción muy grande porque considerando que no soy una artista comercial me pareció una grandísima esperanza para todos aquellos que luchan y están con su obra a trancas y barrancas y no desfallecen a la hora de hacer un disco o bien cualquier otro tipo de obra. Sentí que se iba a poner contenta mucha gente y que era un premio colectivo y realmente recibí tantas felicitaciones que me corroboró en eso.
Fue sorprendente, lo que no significa que no haya detrás 40 años de trabajo porque llevo desde los 24 años más o menos dedicada a la música y tengo 62 ahora. Y que me den el Premio de Músicas Actuales significa que sigo investigando y no me he acomodado.
¿Cómo en ese momento de fascinación por lo anglosajón, se decidió a aunar modernidad con la copla?
También ahora está muy asimilada la fusión, que también es parte de la creación del siglo XXI, pero en aquel tiempo también era una novedad. Yo tengo un gran amor a la música popular, tanto española como latinoamericana. Además había escuchado copla toda la vida, pero era rockera y libertaria, me encantaba el diseño y los comics y había un campo maravilloso para desarrollar eso y había una libertad y una esperanza. Era un momento con pocos prejuicios, una explosión.
¿Ahora le parece que hay más prejuicios y menos libertad?
Ahora sí que hay muchos más prejuicios y todo es mucho más lineal, a todos los niveles y creo que es lo que se persigue: que cada vez estemos más aborregados con una música unificada y no dándole cancha al arte y a la cultura, que es lo que permite romper esquemas y crear futuro. Estamos mirándonos el ombligo para atrás. Y por supuesto, en las costumbres y en la sociedad igual.
¿De dónde surgió esa estética tan singular? He leído que usted misma se compraba las telas para coserse los vestidos.
En todo estoy yo metida, desde el repertorio hasta qué foto se va a publicar y por ello creo que he tenido una carrera muy coherente porque no he dejado de estar encima.
¿Cómo mujer se ha tenido que pelear más que sus compañeros masculinos de carrera?
He tenido que pelear siempre mucho por hacer lo que siento y dejar de hacer las cosas en las que no me veía, e incluso he tenido que pelearme por no tener seguridad económica y rechazar cosas que no me las dictaba la intuición o estaban dentro de mí. Como mujer, nunca he utilizado armas de mujer, siempre he utilizado la inteligencia.
Creo que la mujer fundamentalmente tiene inteligencia, intuición y muchísimas capacidades que tiene que desarrollar.
De hecho, ha tenido complicidad con las amas de casa, no ha tenido miedo de dirigirse a ellas.
Es que ello, aparte de ser cool y muy glamourosa, también soy ama de casa y lo he sido siempre; yo hago de comer todos los días, con lo cual yo estoy muy cerca de todo. Y toda la fantasía que le hecho en el escenario me permite ser una mujer a pie de calle, que eso es una ventaja también muy grande.
¿En qué sentido?
Hago las cosas normales y soy invisible.
¿Se esconde detrás de su máscara?
Yo no me escondo porque ni en mis declaraciones ni en mi puesta en directo ni en mis canciones hay el más mínimo miedo ni temor a mostrarme y cada vez conecto más con la gente por eso. Pero lo de las gafas tiene que ver con una cierta privacidad que me es necesaria para vivir, según es mi carácter y como quiero estar en la calle mirando a la gente y no que me miren a mí.
¿Qué compositores o intérpretes le han marcado más?
No sé qué decirte porque soy una enamorada de la música de un heterogéneo. Tengo un programa en la emisora de radio online gladyspalmeras.com que se llama `Cante Rodado´ y allí hay toda la música que te puedas imaginar: desde el country hasta los nuevos flamencos hasta el cuplé. Si me dices personas, te puedo nombrar a Kiko Veneno, Chano Domínguez y Raúl Rodríguez. Aunque me he subido al escenario con gente increíble y muchas de esas colaboraciones está en el doble disco que acabamos de sacar de los 30 años.
¿Ha pagado un precio por su libertad creativa?
El único precio que yo he pagado por mi libertad creativa han sido algunos sofocones, algunos altibajos y por supuesto el peaje económico ya que he dejado de ganar por no querer hacer cosas que no quería. No me arrepiento en absoluto porque lo más grande que yo tengo en 30 años es la libertad.
Eso cada vez parece más difícil.
Es dificilísimo y a veces he tenido que trabajar en otras cosas para poder pagarme los discos. Y ahora mismo es urgente que quiten el 21% de IVA en cultura porque la gente lo está pasando fatal. Es que necesitamos muchísimos apoyo porque tenemos mucho talento y eso da dinero.
¿Cómo ve la situación cultural en España?
Con la subida del IVA han desaparecido muchos festivales, te sale por un ojo de la cara hacer un concierto. Entonces es importantísimo que apoyen la cultura, cuando además se nutre el mundo entero de nuestro arte a todos los niveles: pintura, teatro, literatura, danza, flamenco…
De hecho, a usted se le ha reconocido ese puente con Iberoamérica.
Desde muy jovencita he cantado canción latinoamericana y después he buscado y rebuscado en el bolero, tango pasándolo al compás flamenco y ha sido un trabajo hermosísimo.
¿De dónde le viene la pasión por la copla?
De pequeña en Andalucía escuchaba copla por todos sitios, pero en mi casa le gustaba muchísimo a mi madre, cantaba muy bien zarzuela, mi padre la poesía, le gustaba el tango, las rancheras. Entonces había mucho movimiento de aficionados al arte.
¿No tenía miedo de expresarse en ese camino?
Mis miedos los vencía la necesidad. Si tengo más necesidad que miedo, el miedo se queda atrás y tenía una necesidad de expresarme y de aunar todos los conceptos que tenía en un personaje que pudiera comunicar, que es lo que a mí me interesa.