'Disidencias de género' es un blog coordinado por Lucía Barbudo y Elisa Reche en el que se reivindica la diversidad de puntos de vista feministas y del colectivo LGTBQI.
Contra la gestación subrogada: basta de instrumentalizar al colectivo LGTB
Durante muchas décadas la extrema derecha y sus aliados han intentado relacionar al colectivo LGTB con todo tipo de aberraciones como las violaciones, el incesto la pederastia, etc. Esto supuso para el colectivo un estigma que, cumpliendo con el objetivo de estas acusaciones, retrasó la lucha por nuestros derechos y nuestras vidas y aún sigue presente en una parte de la sociedad.
En pleno 2019, la hermana de la extrema derecha, la derecha neoliberal, busca recrear una jugada parecida pero igual de dañina para el colectivo: relacionarnos con prácticas aberrantes, pero en este caso disfrazarlas como si de derechos básicos del colectivo se tratasen. Pongamos un ejemplo: un político liberal de turno financiado por el lobby de los vientres de alquiler necesita hacer campaña a favor de esta aberrante práctica para no quedarse sin su paguita. En este caso ni se lo va a pensar dos veces al intentar hacernos creer que la explotación del cuerpo de la mujer obrera es un derecho perteneciente a parte del colectivo LGTB.
Este tipo de argumentos implanta en el ideario que el movimiento LGTB ha luchado para poder acceder a los vientres de alquiler y que por ende el partido político que pida legalizarlos está luchando por nosotros, cuando quien realmente lo ha hecho son aquellas personas con alto nivel adquisitivo que quieren acceder al cuerpo de las mujeres con menos recursos de la sociedad y son quienes financian al político liberal de nuestra historia. Los vientres de alquiler no son un derecho de la gente LGTB ni de nadie, se trata de una explotación del cuerpo de la mujer obrera que se debe erradicar mediante la lucha de clases y el feminismo. No podemos dejar que nos utilicen para justificar la explotación de otros colectivos vulnerables sólo porque el partido político de turno su ponga la máscara de aliado y se suba a una carroza el día del Orgullo a hacer el paripé.
Por estas razones pienso firmemente que cualquier persona LGTB de izquierdas tiene que oponerse al manifiesto publicado por la Plataforma Estatal LGTB donde piden “regular” la gestación subrogada -un eufemismo para llamar a los vientres de alquiler-. En el escrito hablan de la gestación como algo altruista que tiene que regularse porque no hacerlo “choca con la realidad” debido a la existencia de personas que no pueden ser padres por métodos biológicos. Obviando el hecho de que ser madre o padre no es ningún derecho, esta gente puede acceder a la adopción como método de tener un hijo en sus vidas. Todos sabemos que el proceso es largo y costoso, pero se puede (y debemos) luchar para agilizar los trámites de adopción en este país en lugar de pedir regular los vientres de alquiler.
Nunca va a existir la gestación subrogada altruista, siempre van a existir mujeres con bajos recursos económicos o con deudas elevadas que se verán forzadas a recurrir a esta práctica para poder sobrevivir. Curiosamente, en este manifiesto no he visto mencionado el derecho de la madre biológica a quedarse con el hijo/a si así lo desea en cualquier momento del embarazo o después de dar a luz. La gestación subrogada consiste, y siempre será así, en que una persona tenga una criatura entre sus brazos a costa de que una mujer obrera pierda todos sus derechos.
Los derechos conquistados por el colectivo LGTB han demostrado que la táctica que hace décadas usó la extrema derecha para intentar desacreditarnos, aunque hizo daño, no han logrado mantenerse a largo plazo. Ahora debemos seguir luchando para no sólo acabar con esta 'nueva' derecha, sino también para mandar la práctica de los vientres de alquiler al vertedero de la Historia.
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