'Disidencias de género' es un blog coordinado por Lucía Barbudo y Elisa Reche en el que se reivindica la diversidad de puntos de vista feministas y del colectivo LGTBQI.
Crisis y cuidados: “Mujer, pero si tú puedes con todo”
Seguro que alguna vez habéis escuchado u os han dicho esta frase. Y es que el multitasking es algo que se ha asociado deliberadamente a las mujeres para poder justificar que seamos nosotras (como colectivo) las que hagamos muchas cosas a la vez ¿Cómo sino íbamos a poner lavadoras, cocinar, hacer la lista de la compra, comprar, cuidar de otras personas e ingeniárnoslas para jugar y no desatender a los/as niños/as en el proceso?
Según las estadísticas las mujeres somos las principales cuidadoras y responsables de las economías reproductivas que vienen a englobar el trabajo necesario para el sostenimiento de la vida y la supervivencia.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) verifican que la pandemia ha mantenido esta tendencia a la desigualdad en alza. Si bien crecen los hogares que se reparten las tareas del hogar entre ambos (no olvidemos que también crecen las familias diversas) los datos muestran que estas recaen mayoritariamente sobre las mujeres.
La Encuesta de Población Activa (EPA) del INE del 2020 muestra que un 94 por ciento de las personas trabajadoras que redujeron su jornada laboral para cuidar a personas dependientes son mujeres: un total de 286.000 mujeres frente a 19.500 hombres.
De estas mujeres un 54,8 por ciento manifestaron que “o bien no existen servicios adecuados para la atención de ancianos, niños o personas con alguna discapacidad, o bien no pueden costearlos”. Una vez más vemos como la crisis desplaza a la esfera domestica la inabarcable resolución de ciertos problemas estructurales.
Que las mujeres se vean obligadas a renunciar a parte de sus ocupaciones laborales para realizar tareas de cuidados no hace más que confirmar el papel subordinado que ocupan las economías reproductivas frente a las productivas, la falta de co-(r) responsabilidad en las familias heterosexuales y el lamentable estado en el que se encuentra la aplicación de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia 15 años después de ser aprobada.
(Es curioso que esta ley se simplifique como Ley de Dependencia y se olvide la autonomía personal que es casi lo más importante, pero esto nos daría para otro artículo).
Por otro lado, según el estudio de Desigualdad de género y pobreza energética de La Asociación Catalana de Ingeniería sin Fronteras las repercusiones negativas en la promoción laboral por cuidar son mayores en mujeres que en hombres, dicho de otra manera: cuando ellos cuidan son premiados socialmente por ello, cuando lo hacemos nosotras entra dentro de lo esperado.
Escribía hace unos días Susana Martinez en Pikara que “el primer paso para una ciudad sostenible y cuidadora es valorar positivamente la interdependencia”, no puedo estar más de acuerdo. Todas las personas somos dependientes y vulnerables: todos y todas necesitamos ser cuidados durante diferentes etapas de nuestra vida. A lo largo de nuestra vida nos encontraremos con situaciones diversas que harán cambiar nuestras capacidades, no solo durante nuestra infancia y vejez por lo que necesitamos poner en valor los cuidados y asumirlos en comunidad.
No podemos seguir perpetuando los estereotipos de género que generan desigualdades y discriminaciones. Debemos acabar con esa especie de determinismo social que nos indica que somos nosotras las que debemos ocuparnos de los cuidados (véanse los cambiadores de bebé o los baños adaptados casi siempre en los baños de mujeres) y ese pacto económico no escrito en el que la mayoría de las mujeres deja el trabajo para dedicarse a los cuidados porque cobra menos que su pareja. Nada cambia si nada cambia.
Seguro que alguna vez habéis escuchado u os han dicho esta frase. Y es que el multitasking es algo que se ha asociado deliberadamente a las mujeres para poder justificar que seamos nosotras (como colectivo) las que hagamos muchas cosas a la vez ¿Cómo sino íbamos a poner lavadoras, cocinar, hacer la lista de la compra, comprar, cuidar de otras personas e ingeniárnoslas para jugar y no desatender a los/as niños/as en el proceso?
Según las estadísticas las mujeres somos las principales cuidadoras y responsables de las economías reproductivas que vienen a englobar el trabajo necesario para el sostenimiento de la vida y la supervivencia.