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'Hawái' de Maluma: el discurso misógino tras el tema más viral del verano 2020

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Pasarán los años y seguiremos recordando este verano. Mascarillas a 50 grados en playas parceladas; fumadores expulsados de las terrazas, exiliados en las esquinas de las plazas; otro rey dándose a la fuga; Miguel Bosé, el 5G y el movimiento antivacunas; los patinetes eléctricos o la invasión de impostores y tripulantes del 'Among Us'.

Y, entre todos los elementos que dibujan el imaginario colectivo del estío que dejamos atrás hace un par de días, una banda sonora: 'Hawái' de Maluma, un “reggaeton suave y pegajoso” con una alta velocidad de transmisión y riesgo de contagio, más de 238 millones de visualizaciones a menos de un mes de su lanzamiento -por comparar con éxitos similares, en diez meses, 'Blanco' de J Balvin tiene 236 millones y, en tres, 'Rain on me' de Lady Gaga 217 y 'Caramelo' de Ozuna 247-.

Para quien no haya escuchado la canción todavía, trata de un hombre (Maluma) que reprocha a su expareja haber cortado la relación para posturear con un tipo que, según su criterio, no la quiere.

A simple vista no es más que un tema comercial sobre una ruptura amorosa en tiempos de Instagram. Pero, afilando un poco el análisis, descubrimos un universo tóxico y misógino que conviene descodificar y criticar.

La historia se construye en tres planos: la letra, el videoclip y la dedicatoria.

Por separado, la letra se compone de cinco estrofas y un estribillo repetitivo; el videoclip, un cortometraje firmado por Jessy Terrero -un reconocido director de vídeos de reggaeton- con muchas escenas de Maluma y el cuerpo de la modelo Yovanna Ventura; y la dedicatoria, un cotilleo, más comercial que verídico, sobre un hipotético triángulo amoroso entre Neymar, Maluma y Natalia Barulich -expareja del cantante y supuesta compañera actual del futbolista-.

Juntos, los tres planos suman un universo denotado que va más allá de los estándares de cosificación, infantilización, zoologización o agresión de la mujer en los que se mueve el reaggeton convencional: construyen un mensaje que legitima el maltrato psicológico y la humillación como vía para la superioridad del hombre sobre la mujer.

A nivel enunciativo, tanto la letra como el videoclip se cuentan desde el punto de vista de Maluma en un discurso de reproche unidireccional donde no hay pruebas, pero tampoco dudas de que todo lo que Ella hace y comparte en redes sociales es para darle celos a él.

Sexo y propiedad

Como en buena parte de las canciones de reggaeton, el sexo, la sexualización y el sexismo son ejes sobre los que se configura toda la narrativa. En 'Hawái', esta temática central sigue existiendo sutilmente. Si solo tuviéramos en cuenta la letra, las menciones al sexo serían aparentemente anecdóticas. Pero, como se demuestra analizando el video, en la pieza sexo y amor son sinónimos.

“Déjame decirte, se ve que él te trata bien, que es todo un caballero, pero eso no cambiará que yo llegué primero. Sé que te va a ir bien, pero no te quiere como yo te quiero”.

¿Qué está diciendo Maluma cuando dice “yo llegué primero” y “no te quiere como yo te quiero”?

La relación que describe Maluma en la letra, y que se desarrolla en el videoclip está basada en el sexo y en las drogas. No hay referencias al afecto, el apoyo, los cuidados, las conversaciones, u otros elementos que podrían describir un amor sano entre dos personas.

“Tú y yo fuimos uno. Lo hacíamos en ayunas antes del desayuno; fumábamos la hookah (pipa para fumar marihuana) y te pasaba el humo”.

El sexo también es el contrato por el cual Ella le pertenece a él. Al llegar primero, Maluma se convierte en propietario de pleno derecho de Ella, que, según él, nunca podrá volver a ser feliz con nadie más.

Los roles de género

Los personajes y sus relaciones en 'Hawái' se definen en torno a tres roles de género: por un lado, el femenino en la mujer guapa y bien esculpida, que no tiene ni voz ni ropa, y a la que todo hombre debería desear; por otro, dos roles masculinos: el macho en el personaje de Maluma (agresivo, alcohólico, insaciable, impertinente y solitario). Y, frente a él, el hombre de mentira: débil, soso y cornudo.

La dicotomía entre ambas masculinidades se configura respecto al cuerpo femenino: el hombre de verdad no puede resistirse a echarle un buen polvo a su mujer, mientras que el hombre de mentira, mantiene la vista en la pantalla del ordenador cuando Ella se sube a gatas y en ropa interior a su cama.

El hombre de verdad sabe lo que quiere su mujer mejor que ella misma, omitiendo sus decisiones para recuperarla, mientras que el hombre de mentira permanece inalterable mientras se la quitan.

Anulación y desconexión

A través de la propiedad, Maluma convierte a su expareja en un objeto sexual sin voz ni voto en la relación: la intervención de Ella en la canción, como coprotagonista, es inexistente. Baila, folla, sube fotos a Instagram, pero no tiene discurso propio.

Solo en el videoclip, en las escenas que recrean la ruptura y que no están incluidas en la letra, Ella tiene espacio: “La relación se está volviendo tóxica”; “No entiendes nada”; “Ya yo no puedo”; “Fuck you” y “I'm not happy”.

Una escena que, más que para exponer su punto de vista, sirve para explicar el desencadenante de la rabia de Maluma, que anula la opinión y sentimientos de Ella para tener la libertad de construir un discurso paranoico en su imaginación, donde ella hace todo lo que hace para darle celos.

Condescendencia y toxicidad

“Puede que no te haga falta nada, aparentemente nada. Hawái de vacaciones, mis felicitaciones”: la primera parte del estribillo de la canción es profundamente condescendiente; y la segunda, “muy lindo en Instagram lo que posteas para que yo vea como te va”, extremadamente tóxica.

La toxicidad en el tema se nos impone como código desde el primer momento y es tan obvia, que podríamos plantearnos si, desde algún punto de vista, es una crítica a las relaciones tóxicas y no una apología a estas.

Pero no, 'Hawái' no solo describe una relación tóxica y misógina sin criticarla, la premia: después de toda la narrativa desconectada de la realidad que plantea el universo de la canción (la chica exponiendo los motivos por los que no quiere estar con él y rehaciendo su vida), Maluma tenía razón y Ella se rinde a su impertinente intervención en la boda y sale corriendo detrás de él.

Objetivo final: humillación y castigo

Al final del videoclip, Ella abandona su boda y corre tras Maluma para pedirle perdón y reconocerle que llevaba razón: tal y como él ha predicho, quiere estar con él.

Y aquí es donde llega el giro de guion que resignifica todos los elementos anteriores: cuando Maluma tiene lo que aparentemente quería, la rechaza, se mete en el coche y se va.

Todos los reproches que Maluma hace durante la canción tienen un solo motivo: que cuando Ella quiera volver con él, este le diga que no. Su objetivo, por tanto, no es la reconquista, sino la humillación.

Porque, recordemos, él llegó primero. Bajo la lógica masculina y patriarcal, el primero es el último y la mujer siempre estará marcada por él. Y, si intenta recuperarse y liberarse de su propietario, allí estará él para castigarla, humillarla y asegurar su perpetua infelicidad.

Pasarán los años y no olvidaremos que, en pleno 2020, seguíamos coreando grandes éxitos musicales que perpetúan el machismo, el sexismo y la agresión hacia las mujeres por el hecho de serlo.

Pasarán los años y seguiremos recordando este verano. Mascarillas a 50 grados en playas parceladas; fumadores expulsados de las terrazas, exiliados en las esquinas de las plazas; otro rey dándose a la fuga; Miguel Bosé, el 5G y el movimiento antivacunas; los patinetes eléctricos o la invasión de impostores y tripulantes del 'Among Us'.

Y, entre todos los elementos que dibujan el imaginario colectivo del estío que dejamos atrás hace un par de días, una banda sonora: 'Hawái' de Maluma, un “reggaeton suave y pegajoso” con una alta velocidad de transmisión y riesgo de contagio, más de 238 millones de visualizaciones a menos de un mes de su lanzamiento -por comparar con éxitos similares, en diez meses, 'Blanco' de J Balvin tiene 236 millones y, en tres, 'Rain on me' de Lady Gaga 217 y 'Caramelo' de Ozuna 247-.