En ocasiones, el mundo del deporte nos desconcierta un poco. No vive al margen de la sociedad, no tienen unas reglas diferentes, cada vez se está peleando más por alcanzar los derechos sociales de cualquier trabajador (sobre todo, en deporte femenino), pero en ciertos aspectos sigue siendo algo arcaico. Por ejemplo, la conciliación familiar no está ni se le espera cuando ellos son los protagonistas. En un ambiente laboral normal sí suele respetarse, pero aquí es muy poco habitual, por no decir imposible, ver a un deportista de élite haciendo uso de la baja de paternidad. Sí asisten a los partos de sus bebés, pero si ese mismo día o el siguiente compiten, prácticamente todos acuden a la cita (a no ser que tenga poca relevancia). Incluso estar presente en el nacimiento ha sido cuestionado en según qué casos. Hace unos meses, el que era entrenador del Real Valladolid de fútbol, José Rojo Martín ‘Pacheta’, tuvo que hacer frente a muchas críticas en rueda de prensa porque había dado permiso a su jugador Javier Sánchez para que se ausentase de un importante partido porque iba a ser padre. Misma situación, temporadas atrás, que protagonizó el jugador de baloncesto Agusto Lima y su por entonces entrenador, Sarunas Jasikevicius.
En ocasiones puede apreciarse incluso cierta deshumanización cuando una gran estrella se convierte en padre. En el documental recién estrenado sobre la familia Beckham puede verse lo cuestionada que fue Victoria por contarle en las horas previas a un importantísimo partido de fútbol de su marido que estaba embarazada. Como si tener un hijo fuese algo menor. “¿No tenías otro momento para decírselo?, él tenía que estar concentrado con su selección”, le dijeron. En el mismo documental también se cuenta que en otro de sus embarazos, es David el que le pregunta a su esposa “¿qué tenemos que hacer el próximo lunes?”, ella le contesta “tengo programada la cesárea de nuestro hijo” y termina apuntando el futbolista “no me viene bien porque tengo una sesión de fotos con Beyoncé y Jennifer López”. Éste es un ejemplo llevado al extremo, pero sí un reflejo de que los deportistas profesionales no suelen parar su agenda ni siquiera por el nacimiento de sus hijos.
Desde el año 2021, el permiso de paternidad en España para cualquier ciudadano es de 16 semanas, obligando a cumplir seis de ellas ¿Cuántos deportistas les vienen a la cabeza que hayan estado fuera de la dinámica de competición, como mínimo este tiempo, por tener un hijo? No suele ocurrir, son sus parejas las que se encargan de los criados del bebé. Incluso suele ser habitual que ellos duerman en otras habitaciones para poder descansar mejor.
Contadas excepciones en nuestro país
Son muy pocos los deportistas que en España se han acogido a esas seis semanas que les pertenecen, como a cualquier otro trabajador, por el nacimiento de sus hijos. El primero de ellos fue el golfista Jon Rahm (el mejor pagado en 2023, según Forbes, con 21,30 millones de ganancias) en el año 2020. El presente y el futuro en esta disciplina, considerado ya uno de los mejores del mundo, explicó de este modo que se alejaría de la competición por un tiempo: “El embarazo de mi pareja es precisamente una de las razones por las que he decidido no moverme de Estados Unidos. No voy a jugar ningún torneo más, aunque me duele mucho no poder defender el título en el DP World Tour Championship. Además, si el Masters de Augusto –el torneo por excelencia- coincide con el parto, mala suerte. No competiré. No programaré el nacimiento de mi hijo”.
Más reciente es el caso del portero de fútbol sala Cristian Ramos. Su situación es diferente al de Rahm porque no es lo mismo practicar una disciplina de equipos a una individual, en el que uno elige dónde y cuándo competir. Tampoco sus ingresos son los mismos, ni se acercan. El pasado mes de enero, el jugador del Córdoba Patrimonio de la Humanidad publicó en redes sociales: “Debido a las circunstancias, toca parar durante seis semanas (baja por paternidad). Me hubiera encantado que las cosas hubieran sido de otra manera, pero la vida se trata de tomar decisiones y por circunstancias debo de tomar ésta, aunque a veces no dependen solamente de uno. Mi implicación, mi compromiso con mi club y mis compañeros será el máximo, como siempre, ayudando en todo lo que pueda y más”.
El futuro dirá si Cristian ha abierto un camino a seguir por otros deportistas con contrato en vigor. Y no sólo jugadores, también para entrenadores o trabajadores que forman parte de un equipo profesional. De momento, aunque el permiso de paternidad sea un derecho y esté legalizado, cae en el olvido cuando hablamos de deporte profesional. En ese sector sigue normalizándose que sean ellas (con o sin ayuda) las que se encarguen de los cuidados de los bebés recién nacidos.
En ocasiones, el mundo del deporte nos desconcierta un poco. No vive al margen de la sociedad, no tienen unas reglas diferentes, cada vez se está peleando más por alcanzar los derechos sociales de cualquier trabajador (sobre todo, en deporte femenino), pero en ciertos aspectos sigue siendo algo arcaico. Por ejemplo, la conciliación familiar no está ni se le espera cuando ellos son los protagonistas. En un ambiente laboral normal sí suele respetarse, pero aquí es muy poco habitual, por no decir imposible, ver a un deportista de élite haciendo uso de la baja de paternidad. Sí asisten a los partos de sus bebés, pero si ese mismo día o el siguiente compiten, prácticamente todos acuden a la cita (a no ser que tenga poca relevancia). Incluso estar presente en el nacimiento ha sido cuestionado en según qué casos. Hace unos meses, el que era entrenador del Real Valladolid de fútbol, José Rojo Martín ‘Pacheta’, tuvo que hacer frente a muchas críticas en rueda de prensa porque había dado permiso a su jugador Javier Sánchez para que se ausentase de un importante partido porque iba a ser padre. Misma situación, temporadas atrás, que protagonizó el jugador de baloncesto Agusto Lima y su por entonces entrenador, Sarunas Jasikevicius.
En ocasiones puede apreciarse incluso cierta deshumanización cuando una gran estrella se convierte en padre. En el documental recién estrenado sobre la familia Beckham puede verse lo cuestionada que fue Victoria por contarle en las horas previas a un importantísimo partido de fútbol de su marido que estaba embarazada. Como si tener un hijo fuese algo menor. “¿No tenías otro momento para decírselo?, él tenía que estar concentrado con su selección”, le dijeron. En el mismo documental también se cuenta que en otro de sus embarazos, es David el que le pregunta a su esposa “¿qué tenemos que hacer el próximo lunes?”, ella le contesta “tengo programada la cesárea de nuestro hijo” y termina apuntando el futbolista “no me viene bien porque tengo una sesión de fotos con Beyoncé y Jennifer López”. Éste es un ejemplo llevado al extremo, pero sí un reflejo de que los deportistas profesionales no suelen parar su agenda ni siquiera por el nacimiento de sus hijos.