David Omar Sáez Giménez, Juan Jesús Botí Hernández e Isaac Alcántara Bernabé se conocieron cuando estudiaban Historia en la Universidad de Murcia. A menudo intercambiaban bromas sobre episodios históricos. Fue así como surgió la idea de crear en 2013 un blog, Ad Absurdum, sobre anécdotas históricas, “por pura afición y gusto”. Su fresca manera de difundir el pasado, mezcla de rigor y humor sin cortapisas, creó interés rápidamente. Pronto los reclamaron de institutos y ayuntamientos para dar charlas. Luego los llamó la Cadena SER, donde llevan dos temporadas. Actualmente colaboran en el “Tardeo” de Televisión Murciana. Tienen varios miles de seguidores en Twitter. Este runrún atrajo la atención de La Esfera de los Libros, que les propuso escribir nada menos que una historia de España, eso sí, con su irreverente y desenfadado estilo. El resultado es “Historia absurda de España, de Granada ’92 a Barcelona ‘92”, un ensayo humorístico que recorre nuestro pasado, pero también una divertidísima reivindicación de la incorrección política. Vienen recomendados por el humorista Javier Cansado.
¿Lo de poneros un nombre en latín es por amor al riesgo?
Isaac: Alguna vez nos lo han dicho. Se nos ocurrió por la expresión latina “Reductia ad absurdum” (reducción al absurdo), por la que cualquier conversación o situación pueden ser reducidas a algo absurdo. Y como lo que queríamos transmitir es que con la historia pasa lo mismo… qué mejor nombre que ese.
David Omar: Yo cada vez me reafirmo más en lo de Ad Absurdum, porque eso es lo que hacemos: Reducir un proceso histórico a un meme.
¿Es absurda la historia de España?
Isaac: Lo es, pero no especialmente más que la de otros países.
David Omar: Sobre todo es absurdo cómo muchas veces se enfoca. Cómo se transmite y explica, con mucho romanticismo y mucha épica. Nosotros lo que hacemos es ir al extremo opuesto: Contamos la cara absurda de los acontecimientos para desmitificarlos, porque a menudo se les da una falsa trascendentalidad. Muchas de esas mitificaciones son herencia de los nacionalismos románticos del XIX y sobre todo del franquismo, al que le interesó mucho ensalzar ciertas leyendas nacionales.
Juan Jesús: De hecho, la historia como ciencia social nace abrigada por el nacionalismo y el romanticismo, y esa influencia sigue hoy. No se ha librado de ese envoltorio y entonces está vestida con una serie de trajes falsos, de un exceso de solemnidad, que a veces parece que haya que hacer reverencias para hablar de determinados hechos históricos.
David Omar: Y también hay personajes que están hinchados totalmente, cuando la realidad es que tienen sus claroscuros, que no hay por qué esconder. Como Carlos III, que es recordado por sus grandes obras y tal, pero también hizo cosas malas y nosotros las sacamos. Eso es lo que le da el toque humorístico al libro y lo hace un poco distinto. Porque queda muy bien lo de “mi reino por un caballo”, pero hubo reyes que hubieran dicho “mi reino por un poco de caballo”. Algunos tuvieron problemas con la droga, con el sexo…
También sacáis a la luz las complejas y contradictorias personalidades de Carlos I o Felipe II. Lo hacéis con humor, pero el trabajo de documentación es muy serio.
Juan Jesús: Di tu frase, Omar.
David Omar: Vale, pero no es mía: Lo serio es lo contrario de lo aburrido, no de lo divertido. O sea, que una cosa puede ser seria y divertida a la vez.
Juan Jesús: O, como dice Ludwig Wittgenstein, se puede elaborar un trabajo serio en base a bromas. Esa es la esencia de “Ad Absurdum”. Es una manera de, oye, airear un poco esto.
Isaac: Hemos aprendido mucho documentándonos para el libro y nos han sorprendido muchas cosas. Esa ilusión y frescura es lo que queremos transmitir. También lanzamos muchas preguntas retóricas para que, como nosotros, el lector reflexione.
A menudo en España la historia se utiliza como arma arrojadiza.
David Omar: Más que como arma, se ha presentado como un catecismo: Esto es así, se estudia así y no hay más tu tía. Ese es un problema importante que explica cómo estamos actualmente. Hace poco, en el blog citábamos argumentos históricos totalmente falaces que utilizan los políticos. Como cuando Esperanza Aguirre dice sobre la conquista de Granada que fueron los españoles quienes echaron a los andalusíes. Ahí hay un problema de identificación: ¿Qué tienen que ver esos reinos cristianos del siglo XV con la España actual? Los españoles de ahora somos herederos de ambos mundos: tanto de los andalusíes como de los reinos cristianos.
Isaac: Otro ejemplo es la reconquista: Reducir a los hispanogodos o a los astures del siglo VIII a la misma cosa que un castellano o un aragonés del siglo XV es absurdo. Lo único que comparten es que eran cristianos. Nada más. Han pasado muchos siglos y culturalmente hay una diferenciación clara entre ellos. El problema es que cuando dices estas cosas te tachan de esto o de lo otro.
David Omar: En Murcia está más claro que en ningún otro sitio. Siempre se habla de la reconquista de Murcia, cuando la ciudad fue fundada por musulmanes. ¿Cómo reconquistas algo que nunca te ha pertenecido?
Juan Jesús: Y además está el “pequeño detalle” de que precisamente Murcia firma un pacto con Alfonso X, aunque el rey era entonces su padre, así que no hubo una conquista en el sentido de batalla o de violencia.
¿El humor es una buena herramienta para divulgar la historia?
Juan Jesús: Es una herramienta necesaria en la vida. Quien no se ríe, quien se toma las cosas tan a pecho –“¡Estás hablando mal de mi tierra!”- tiene un problema. Y con la historia, lo mismo.
Isaac: Nosotros vemos el humor como algo obligatorio, porque la historia es esa típica asignatura que en el cole o te gusta mucho o no te gusta nada. Hay gente a la que se le hace aburrida, densa. Así que tratarla con humor puede ser un poco antídoto.
David Omar: Sobre todo porque el humor despierta la curiosidad, que es la principal arma de la pedagogía. A través de una anécdota llegas a la gente y ya se les queda una idea, un personaje, un hecho. Y a partir de ahí ya leerán más, profundizarán. Pero con la anécdota les das el punto de partida.
Vosotros que pisáis los institutos, ¿les interesa la historia a los chavales?
David Omar: Su punto de partida es que es aburrida, y resulta difícil romper ese prejuicio, así que hay que reenfocarla. Mostrarles que tiene aspectos que pueden serles útiles, aplicables a la vida. Hay que enseñarles contenidos no tanto teóricos, sino más bien de procedimiento: cómo se investiga el pasado, cómo se trabaja con él. Es más útil mostrar a los estudiantes discursos de políticos y hacerles ver cuándo éstos están utilizando bien un argumento histórico y cuándo no que hablarles de qué hicieron los visigodos.
Isaac: Un punto positivo es que a veces los estudiantes son muy críticos, e incluso escépticos con las fuentes históricas. Eso en pequeñas dosis está muy bien porque los anima a investigar y así ellos mismos se convencen. Por otra parte, a veces en redes sociales vemos cosas sobre historia que se quedan en tópicos, sin profundizar. Nosotros reivindicamos ahí la labor del profesor o profesora de historia, que esté al pie del cañón luchando contra la difusión de esas falsedades.
Precisamente, vuestro libro está enfocado a un público joven, ya sea en edad o de espíritu. ¿Es por esto que es tan visual?
Juan Jesús: La editorial, que nos dio total libertad, nos dijo desde el principio que iba a ser un libro ilustrado. Les propusimos si podíamos elegir nosotros al artista, porque yo ya tenía experiencia trabajando con José David Morales, y les pareció bien. Al final él se ha encargado no sólo de las ilustraciones, sino del diseño de portada, las solapas… todo. Nos juntábamos a menudo para intercambiar impresiones, crear un enfoque conjunto. Ha habido mucha comunicación y mucho trabajo en ese sentido, lo que le hace un favor al libro.
Isaac: La parte gráfica es un valor añadido.
David Omar: Es una de las cosas de las que me siento más orgulloso.
¿Cómo habéis abordado episodios sensibles como la Guerra Civil?
David Omar: Ahí ha habido que sacrificar el humor en favor de la reflexión. El problema es que la Guerra Civil no se estudia científicamente, sino desde la pasión y el sentimiento. Luego también sucede que a menudo se confunde objetividad con equidistancia. Hoy en día está muy de moda decir que los dos bandos hicieron barbaridades. Nosotros lo que decimos es que sí: Todos las hicieron porque era una guerra y en las guerras ocurre eso, pero superemos ese planteamiento y profundicemos en los aspectos históricos: Lo objetivo es decir que un bando se levantó contra otro y provocó una guerra. Y no alegar que había motivos para ese alzamiento. Eso no es objetividad, sino equidistancia.
Juan Jesús: Y justificar. Eso es lo triste.
Isaac: Algo bueno, y malo, que está pasando es que la Guerra Civil queda cada vez más lejos para las generaciones nuevas. Es bueno porque la ven con más perspectiva, sin la cercanía de las pasiones, y es malo porque se puede caer en la tentación de mantener una equidistancia desde la corrección política.
Con la piel tan fina que tiene la gente, alguien se va a ofender seguro con vuestro libro.
Isaac: Lo que hemos hecho para no pillarnos los dedos es ofender a todo el mundo y ya está.
Juan Jesús: Sí, porque hay que tomarse las cosas con humor: la vida y, en este caso, la historia. Y si un chiste te ofende, mala suerte.
David Omar: En el epílogo del libro lo decimos: Si te hemos ofendido, a lo mejor es que estás demasiado implicado o tienes demasiadas ideas preconcebidas y te las hemos tocado. Entonces hemos hecho bien.