Nos recibe en su majestuoso despacho, en uno de los ayuntamientos más espectaculares que hay en España. Todo el personal que encontramos en la primera planta son mujeres, un buen síntoma de que en el Consistorio la mujer no juega un papel secundario, afortunadamente.
Ana Belén Castejón es un torrente de ideas. No sé qué toma, pero su energía parece inacabable. Se siente orgullosa de lo que ha conseguido, aunque sus ojos le delatan cuando le hablo del PSOE. “No me creo aún que me hayan expulsado, no me lo creo”, me dice con un tono bajo, casi rozando la resignación y bailando con la incredulidad.
¿Te arrepientes?: “No, no me arrepiento, pero es verdad que no obré bien, estaba sin móvil y en ese momento me temblaban las piernas, pero tendría que haber descolgado el teléfono”.
¿Dónde te ves dentro de tres años?, le pregunto. “Termino una etapa, son ya dieciséis años dedicada a la política municipal”.
¿Pero te volverás a presentar?, le pregunto directamente: “No, no me presentaré de nuevo” ¿Y a qué te vas a dedicar?: “A ser feliz”.
No recuerda cuando fue al cine la última vez. Hace años fue a ver una película infantil con su hija Rocío, que ni recuerda, la película me refiero. Es consciente de que su marido es la piedra angular de su vida familiar, “sin él no sería posible dedicarle casi todo mi tiempo a ser la alcaldesa de Cartagena”.
¿Qué tal las relaciones con la Comunidad Autónoma?, le pregunto. “Bien, pero es una lástima que el Gobierno sea rehén de Vox”.
¿Crees que habrá presupuestos?: “Espero que sí. Entre otras cosas porque deberían recoger partidas presupuestarias para el problema que tenemos con el amianto en los colegios”.
Cuando le propongo que me diga lo que piensa cuando escuche nombres no le pilla de sorpresa, seguramente alguien le ha advertido que lo hago habitualmente. Pero antes, prefiero que me diga cómo son las relaciones con la Delegación del Gobierno. “Cordiales, aunque tengo que reconocer que con el Sr. Conesa (me sorprende que llame así todo el tiempo al que era su secretario general hasta hace cuatro días) eran excelentes, cuando estuvo al frente de la Delegación. La fluidez y la intensidad eran muy buenas, una experiencia muy grata”.
¿Te llamó Susana Díaz? Me mira a los ojos y calla. Su mirada le delata y sonríe, ya sé la respuesta, levanto las cejas mirándola de frente: “Seguimos hablando Susana y yo”.
¿Y qué tal con Noelia Arroyo?, “compañerismo, compromiso y equipo. Ella se alegra de verdad cuando conseguimos algo, y yo cuando ella me comunica una buena noticia para Cartagena”.
De Pepe López prefiere no perder mucho el tiempo hablando pero, sin duda, lo ha pasado mal. Es una olla a presión y necesita válvulas de escape para no explotar. Enseguida saca los malos momentos. “Yo no estoy acostumbrada a los golpes en la mesa, a los insultos. Todo eso es desagradable, muy desagradable”. Los recuerdos, los menosprecios, los intentos de humillación van brotando poco a poco.
¿Quién es tu héroe o heroína de carne y hueso? El silencio se hace. Al rato me dice con cierta complicidad, “algún día te lo diré y lo entenderás”. ¿Tu mejor momento como alcaldesa?: “Muchos, cuando remunicipalizamos las guarderías infantiles, hicimos en el gobierno lo que decíamos en la oposición, pero sobre todo cuando con Bankia le dimos las llaves de las viviendas a gente que las necesitaba, yo no soy de mucho llorar, al contrario, pero ese día lloré”.
Parte de su equipo entra a hacer fotografías, ella está cómoda, lo que le hace sentirse más libre para hablar.
¿Isabel Franco?: [silencio]
¿Pepe Vélez?: alcalde de Calasparra y aficionado a los toros
¿Pepe López?: pasapalabra
¿Diego Conesa?: secretario general del PSRM
¿López Miras?: el presidente
¿Ábalos?: un gran político
¿Mar Menor?: asignatura pendiente
¿Pedro Sánchez?: el primer presidente del Gobierno que pisó el Ayuntamiento de Cartagena
¿Te ha decepcionado el presidente?, aprovecho para preguntarle. “No, en absoluto, imagino que un presidente tiene cosas más importantes que hacer que mirar el expediente que nos abrieron a mis compañeros y a mí”.
Me dice que mucha gente sigue llamándola para darle las gracias por no permitir que otras formas de hacer política sean quienes gobiernen la ciudad, “muchos cargos socialistas también, pero me llama la atención que varios de ellos cuando estamos en público no se comportan como ellos quisieran”.
“Estos días hemos visto que los malos no éramos tan malos, y los buenos quizás no sean tan buenos”. ¿Te refieres a la filtración del contrato del secretario de organización o a las filtraciones del Comité Regional?, le pregunto. “Me refiero a lo que me refiero, que quizás los malos no somos los que ya no estamos”. Sin duda está dolida con la decisión que tomó la dirección de un partido del que sigue considerándose parte.
¿Imagínate que soy un Rey Mago, en concreto el Rey Baltasar, y te concedo tres deseos ¿Sólo tres?, yo soy muy ambiciosa. Sí solo tres. “Salud y mejorar la sanidad para todos los cartageneros. También seguridad, estoy preocupada por los robos que últimamente se han producido por muchas pedanías, y recuperar el Mar Menor lo antes posible”.
¿Si descuelgas el teléfono y llamas a San Esteban, se pone López Miras?: “Sí”. ¿Tienes miedo a que entre todos hayáis hecho ‘mártir’ a Pepe López?: “No, no creo que sea Pepe López precisamente un 'mártir'”.
Cambio la dirección de la entrevista y le pregunto por el caso de la Cárcel Vieja, y la posibilidad de que se reactive el caso: “No estoy preocupada y tengo la conciencia muy tranquila”.
Antes de terminar le pregunto por la ola que se ha generado de luchar porque Cartagena sea catalogada en la lista de Patrimonio Mundial, y no Patrimonio de la Humanidad como algunos insisten, incluso le planteo las dudas que tengo de que el camino elegido haya sido el correcto. Ella lo tiene claro, “están trabajando las comisiones de técnicos del Ayuntamiento y de la Comunidad”, ¿y el Estado donde está?, le pregunto: “Cuando toque”. Está tan enamorada de su ciudad que está convencida de que no hay razón alguna para que la UNESCO rechace este marchamo de calidad.
¿Por qué entonces el responsable de la Comunidad en la última reunión en Madrid se levantó y no habló ni tan siquiera del proyecto de Cartagena a sus homólogos de otras Comunidades?, le pregunto. “Yo no entro en política de barrio, sino en política de altura. Y la sociedad civil está más que ilusionado con este proyecto”. El tiempo dará y quitará razones, supongo.
Ha sido un placer estar aquí, le digo, mientras me muestra orgullosa el Premio Ondas que le dio la Cadena Ser en Barcelona hace un mes por la Mar de Músicas, y que lamentablemente no pudo recoger su gran valedor Paco Marín.