Bruno Estrada (economista de CCOO): “El futuro de los países europeos depende de incorporar a miles de inmigrantes”
Bruno Estrada (Madrid, 1964) es economista y adjunto al secretario general de Comisiones Obreras (CCOO). También forma parte de la lista que encabeza el general retirado Julio Rodríguez en las primarias para renovar los órganos de Podemos en la ciudad de Madrid.
Estrada presentará su libro `La Revolución Tranquila´ el jueves 22 de noviembre a las 18.30 en el campus de la Merced de la Universidad de Murcia. La obra, que analiza los cambios económicos globales desde una amlia perspectiva histórica, reivindica la libertad como una idea tan importante para la izquierda como la igualdad.
¿Es posible hablar de Revolución Tranquila en unos tiempos tan turbulentos?
El concepto de Revolución Tranquila que manejo en el libro se refiere a cambios estructurales a lo largo de un espacio de tiempo dilatado. En muchos casos la inmediatez de los análisis no nos permite echar una mirada de largo alcance sobre los positivos cambios que ha tenido lugar en la mayor parte de las sociedades humanas en los dos últimos siglos.
En el libro señala que la izquierda ha dejado la defensa de la libertad en manos de quienes solo quieren defender sus privilegios, ¿cómo podría reivindicar la izquierda la libertad entonces?
No se puede contraponer igualdad con libertad, la izquierda debe hacer visible el discurso de que logrando mayores grados de igualdad lo que se consigue es más libertad para más personas. El discurso demagógico de la derecha sobre la libertad esconde que lo que están reclamando es la libertad solo para quienes tienen mucho dinero.
¿El consumismo tan voraz al que nos enfrentamos más el desarrollo de la tecnología no nos hace menos `sociales´ por mucho que vivamos en el marco de una democracia? Le hago esta pregunta en referencia al concepto de libertad de alta sociabilidad que introduce en el libro.
La tecnología es un instrumento, a unos individuos les sirve para aislarse del contacto humano, pero para millones de personas nos sirve para facilitar la interconexión inmediata con enormes grupos sociales y con personas que están a miles de kilómetros.
Defino la `libertad de alta sociabilidad´ como: seguir la propia voluntad de uno en todo aquello que no contradiga las normas en cuya decisión se ha participado mediante mecanismos democráticos. En las sociedad complejas como la nuestra somos más libres en la medida que participamos en definir las normas que rigen nuestra sociedad.
La tarea de los sindicatos también se hace, por tanto, más difícil, en tanto en cuanto parte de los trabajadores más vulnerables no tienen por qué reunirse en grandes empresas para las que trabajan, sino estar sometidos a una mayor dispersión física o incluso trabajar desde casa. ¿Cómo es posible que se unan para conseguir más fuerza?
Mucho más difícil era ejercer el sindicalismo en la clandestinidad, algo que sucedía en nuestro país hace tan solo poco más de cuarenta años. Los cambios en el mundo del trabajo obligan a los sindicatos a modificar su estructura para “integrar lo que la empresa desintegra”. Las nuevas tecnologías son muy útiles en este sentido, hay que aprender a utilizarlas socialmente.
A pesar de todo lo que se ha dicho y escrito los sindicatos seguimos siendo la principal organización social de este país. Concretamente CCOO, con cerca de un millón de afiliados, es la principal organización social de España.
Pone a Suecia y Alemania como ejemplo de países donde los trabajadores tienen más derechos y las empresas están más democratizadas. ¿Se puede decir que la democracia ha llegado dentro de las empresas en España? ¿Cómo hacer para que el trabajo no sea alienante?
En Suecia llevan ejerciendo la democracia desde hace más de un siglo, lo que ha permitido que esta se extendiera también al ámbito económico. No hay que olvidar que ya en los años treinta del siglo pasado el ministro de economía de Suecia decía que “la democracia no se debía detener a la puerta de las fábricas”.
En términos de participación de los trabajadores en la empresa en España hemos tenido un desarrollo solo en el sector público, el acuerdo de CCOO y UGT con el grupo público INI-Teneo de mediados de los años noventa. A pesar de que el artículo 129.2 de nuestra Constitución dice que: “Los poderes públicos (…) impulsaran el acceso de los trabajadores a la propiedad de los medios de producción”. Lo que falta es voluntad política.
Marx dijo que “la religión es el opio del pueblo”, y usted afirma que las ideologías decimonónicas vinieron a suplir ese espacio. ¿Hemos desarrollado en España las herramientas para tener un pensamiento propio y crítico?
El 15-M mostró al mundo que en España teníamos una gran capacidad de respuesta social frente a la crisis financiera, algo que no se había visto en la mayor parte de los países desarrollados. La ocupación de la Puerta del Sol en mayo de 2011 por miles de personas durante varias semanas fue seguida por millones de personas en todo el mundo. Fuimos un ejemplo de movilización social para todo el planeta.
En su libro defiende con claridad el modelo de la socialdemocracia de los países escandinavos, pero éstos no han escapado del auge de la extrema derecha que se vive en Europa, tanto en la occidental como en la oriental. ¿Cómo explica entonces la existencia de partidos como Verdaderos Finlandeses, los Demócratas Suecos, el Partido Popular Danés o el populista Partido del Progreso en Noruega con tintes populistas y xenófobos?
El crecimiento de los partidos ultraderechistas en algunos países nórdicos no alcanza las cifras de otros países. No cuestionan el Estado del Bienestar ni los logros sociales, lo que quieren es restringirlos a los nacionales, una respuesta defensiva y errónea frente la inmigración. Ya que todo el mundo sabe que el futuro de los países europeos, donde la tasa de natalidad es bajísima, depende de incorporar a miles de inmigrantes, de crear sociedades mestizas. Esto es fácil decirlo, pero más difícil hacerlo en la práctica.
Se acusa a los partidos de izquierdas de haberse alejado de las preocupaciones de la clase obrera o de sus manifestaciones culturales; incluso de que las personas de clases más bajas tengan un verdadero acceso a la representación política en dichos partidos. ¿Cómo ve esta crítica?
La socialdemocracia aceptó los parámetros económicos neoliberales en los años noventa, lo que se llamó la Tercera Vía. Cuando estalló la crisis de 2007 en muchos países los partidos socialdemócratas se pusieron más de parte de los banqueros y los accionistas que de los trabajadores. En España lo vimos en la modificación en agosto de 2011 del artículo 135 de la Constitución Española aprobada con el consenso del PSOE y el Partido Popular.
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