“Soy inocente, pero metí la pata”
Fernando Berberena Loperena (Zaragoza, 1951), Licenciado en Derecho y Máster en Asesoría Jurídica de Empresas de urbanismo, derecho laboral y prevención de riesgos laborales, fue concejal del ayuntamiento de Murcia durante ocho años. Concretamente concejal de Urbanismo, y encima en una época en la que, como suele decirse, parecía que 'todo era jauja'. Dejó el cargo en la anterior legislatura y hoy se mantiene alejado de la política, aunque su nombre vuelve a saltar a la actualidad de forma cíclica, asociado a los dos procedimientos judiciales en los que está imputado: el caso Umbra y el caso del derribo de la guardería pública de La Paz. Berberena tiene mucho que contar.
¿Qué tal está?
Ahora estoy muy bien, totalmente integrado en mi vida como abogado laboralista, y aunque mi paso por la política no ha sido todo lo gratificante que podía haber sido, estoy bien. Sigo teniendo los mismos amigos que tenía.
Dice que tiene los mismos amigos de siempre, ¿con todo lo que le ha pasado desde su imputación en el Caso Umbra, no ha perdido ninguno?
Mis amigos de siempre son los mismos. Otra cosa distinta son los que yo llamo 'arribados'. Me precio de ser una persona que sabe distinguir, pero hay épocas en las que se te arrima mucha gente y hay que saber tener la cabeza fría. He sido cortés y educado siempre, y he tenido 'arrimados', pero nunca los he considerado mis amigos.
¿Con la perspectiva del tiempo cree que ha tenido lo que podríamos llamar 'amistades peligrosas'?
Tanto como amistades no. Conocidos peligrosos, sí.
¿No lo supo entonces, y lo supo después?
Claro, eso no lo sabes al principio. Mi mujer siempre ha dicho que soy demasiado inocente y que confundo la educación con la inocencia, y efectivamente, hay personas que por eso pueden acercarse demasiado. Tú no puedes evitar que te hagan una foto... En ese momento crees que no tiene importancia ninguna y que esa foto diez años después puede llegar a parecer otra cosa. Eran experiencias nuevas para mi, experiencias que no sabes cómo afrontar. En esos primeros momentos no tenía la formación política suficiente para ser tan malpensado, y como en la vida ordinaria ese tipo de situaciones no se dan, pues no caes hasta que te das cuenta y dices, “he metido la pata”. Y yo la metí.
¿Metió la pata cuando se subió al yate del promotor inmobiliario Ramón Salvador y se sentó a jugar al dominó con él y Renato del Nocce, también imputado por corrupción urbanística en la Operación Umbra?
Totalmente, metí la pata. Tenía que haber sabido que aunque para mí fuera una cosa inocente, que me invitaran a pasar el día, un político no debe hacer eso. Para mí no tenía por qué tener más trascendencia el asunto, pero luego lo piensas y dices, pues sí, porque tiene un efecto público y se deriva a situaciones que no son reales.
Cuénteme cómo fue la travesía.
Pues fue una jornada familiar en la que no se habló en absoluto de nada. Yo fui como cuando te invitaba a comer, por ejemplo, una empresa de Madrid que te decía que quería invertir en Murcia... ¿Es algo malo irte a comer con ellos al Rincón de Pepe? Yo no lo veía mal, estaba representando a mi ciudad y tenía que intentar saber qué querían hacer.
Pero en un yate...
Que te inviten a un barco no es muy habitual, pero cuando te insisten ocho o nueve veces, dices, pues mira, pues sí, este sábado podemos ir. Pasamos el día y encantado, no le das ninguna importancia, si no, irías más tapado... No permitirías que te hicieran una foto si creyeras que estas haciendo algo ilegal. Ahora reconozco que es un fallo político, producto de la falta de experiencia absolutamente. Eso pasó el primer año de ser concejal, y en esos momentos no te enteras, no sabes dónde estás. En Urbanismo tienes 300 funcionarios, 13 jefes de servicio, dos subdirectores, un director... Eso es una máquina que te va llevando, máxime cuando el director de esos servicios lleva 28 años y ha pasado por todos los gobiernos, y es el 'factótum' de todo, como Pedro, y te dice 'nada, tú no te preocupes Fernando, y pon, pon, pon'... Hasta que dices, 'eh, que yo me quiero enterar, ésto hay que pararlo, yo quiero tener un Consejo de dirección, yo quiero que los jefes de servicio me informen...', no todo despacharlo el Gerente y yo no enterarme de nada. Pero tardas un año en darte cuenta de eso.
Está inmerso en un importante y complejo caso judicial, el Umbra, que todavía no se sabe qué consecuencias va a tener para usted y para el resto de implicados. Pero en su caso, parece claro ya hay una condena, por lo menos social. ¿Cree que la publicación de su foto en el yate del empresario promotor de múltiples desarrollos urbanísticos en el municipio de Murcia, es ya su condena?
Sí, esa es mi condena, efectivamente. Más que cualquier otra cosa. Eso es así, y como además todo este proceso se enlaza con el término corrupción, inmediatamente se me convierte en un corrupto para la gente, incluso me lo han gritado estando tomando una cerveza con mi mujer... Al coincidir el paso de una manifestación, acabaron cantándome 'corrupto, corrupto', o a mi hija, pararla por la calle y decirle 'tu padre, menudo corrupto'. Y yo no soy ningún corrupto. Tengo la misma casa desde hace treinta años, llevo un coche de hace dieciséis años, no he comprado nada, mi patrimonio no ha aumentado mientras he estado en política, no he cambiado mi vida, ni mis hábitos... La política, lo único que me ha reportado es tener que volver a empezar mi vida laboral de nuevo con mi despacho de abogado, pero con el hándicap de que algunos buenos clientes, grandes empresas, me han dicho 'tú no me puedes llevar mis asuntos porque estás imputado en un caso de corrupción'.
La misma casa, el mismo coche... ¿Los mismos relojes también? En el registro de su domicilio, ordenado por el juez del Juzgado número 8 de Murcia que instruye la causa, David Castillejos, se encontraron varios relojes de alta gama que supuestamente le habría regalado el mismo empresario del yate, coincidiendo con la aprobación de sus proyectos...
Tengo los mismos relojes, sí. Yo tengo ochenta relojes. Registraron mi domicilio dos años después de haber dejado la concejalía, y en mi casa hay no solo una gran colección de relojes, que siempre los he coleccionado, sino también plumas y obras de arte. Desde hace cuarenta años compro cuadros de todo tipo. El noventa ocho por ciento están dedicados. Soy amigo de muchos pintores y los he adquirido a precio de amigo.
¿Le regalaron o no le regalaron relojes de lujo, coincidiendo con sus decisiones como cargo público?
En absoluto. Ya le digo que tengo una colección muy extensa. Todos los periodistas que visitaron mi casa al principio de ser concejal pudieron verlos. Durante mi etapa en el ayuntamiento seguí comprándolos. Los tengo antiguos y modernos. ¿Que en algún momento he pedido o he utilizado a alguien para que me busque o me encuentre uno y que así me cueste más barato? Si, todos los coleccionistas hacemos eso, pero he pagado el reloj, por todos mis relojes. ¿Que me han costado más baratos porque he conseguido que alguien que compra muchos los adquiera un treinta por ciento más baratos? Pues sí, y además tengo amigos relojeros que ya no tienen relojería, y que me dicen, 'he conseguido uno de hace diez años que vale 6.000 y lo puedes comprar por 2000', y le he dicho 'cómpramelo'.
¿Le han preguntado alguna vez sobre esta cuestión?
Nunca, jamás, ni siquiera en sede judicial.
Otra cosa: Se ha dicho que usted ha vivido varios años sin sacar un euro del banco, ¿me puede explicar cómo se hace eso?
Mi informe de Hacienda dice que no se ven movimientos de extracción de dinero en efectivo, y así fue. Yo utilizaba mucho la tarjeta, pero es que además, y así consta en mis declaraciones de la renta, yo antes de ser concejal tuve que desprenderme de varias participaciones sociales, y encima en 2012, fruto de mi trabajo anterior, había escriturado con mi socio treinta y dos dúplex, lo que me permitió disponer de efectivo. Hágase una idea, a razón de 6.000 euros por cada uno, multiplique y divida por dos partes y le saldrá un saldo de unos 60 o 70.000 euros en metálico, que fui utilizando según necesité. No tengo grandes vicios, no tengo barco, apenas gasto, no hago nada raro... El único capricho que tengo, aparte del coleccionismo, es que salgo en el Entierro de la Sardina. Llevo más de veinte años haciéndolo y el Grupo lo pagamos entre todos.
Está resultando ser una entrevista a corazón abierto. Yo pienso que toda pregunta se puede contestar, por tanto toda pregunta se puede hacer, pero quería agradecerle que haya atendido a eldiario.es Región de Murcia.
Es la primera entrevista en profundidad que concedo y creo que necesitaba poder explicarme así, con tanta claridad. No tengo ninguna intención ni ningún ánimo de mentir.
Sigamos, pues. ¿Qué me dice del registro llevado a cabo en Construcciones Villegas, empresa que realizó la rehabilitación del Real Casino de Murcia? Según consta en el auto del juez, la Guardia Civil buscaba pruebas del pago de 200 mil euros en comisiones a políticos locales, entre ellos usted.
Eso es una falacia vergonzosa por varias razones, y una de ellas es que la obra del Casino la adjudica la Junta de Compensación del Plan Parcial, y lo único que pedimos es que, como era por una cantidad importante con un presupuesto de 10 millones de euros, que la adjudicación se hiciera por concurso como si fuera público. Así que si el ayuntamiento no adjudicó la obra, ni convocó el concurso, ¿cómo es posible que tuviera comisión por nada? Es una barbaridad... De todas formas no pasa nada, yo tengo la sensación personal de que conforme se le van cerrando a la Fiscalía líneas de investigación que no le llevan a nada, trata de abrir otras inmediatamente para que esto no se acabe nunca. Si quiere le cuento cómo llega este asunto al juzgado...
Cuente.
Es una cosa muy extraña: un periodista se reúne con el Fiscal anticorrupción y le dice que le han llegado unos emails, donde parece que el que los remite tiene conocimiento de que Construcciones Villegas ha pagado comisiones a políticos locales por realizar las obras de rehabilitación. El Fiscal comparece ante sí mismo diciendo que recibe esa denuncia y se lo guarda en el cajón durante dos meses, y cuando le interesa se lo presenta al juez y le dice, '¿y ésto? Ésto hay que investigarlo, hay que hacerlo rápido'... Entonces el juez dicta un auto donde acuerda llamar a la UCO de la Guardia Civil para que investigue primero el tema, y a la vista de lo que encuentre, que se lleve a cabo si procede un registro en la sede de la empresa. Como se equivoca, y eso que es secreto del sumario se publica, el mismo día dicta otro auto ordenando el registro sin esperar a que se lleve a cabo la investigación previa. Es increíble... No quiero calificarlo que luego me paso y con los jueces no se puede jugar. Pero es de una falta de formación jurídica y de incumplimiento del procedimiento tan brutal, que a cualquier ciudadano que le pase algo así, se le deja en absoluta indefensión.
¿Se siente usted indefenso?
Totalmente indefenso, básicamente porque llevamos siete años de instrucción, porque el procedimiento empieza por un motivo, porque ese motivo no llega a ninguna parte, porque la Sala de lo Contencioso Administrativo, que está formada por tres jueces entendidos en urbanismo, da la razón al ayuntamiento en cuanto que todo es correcto... Al mismo tiempo y conforme se le va dando la razón al ayuntamiento, se va derivando en las diligencias a otros asuntos siempre queriendo meter a la Administración en medio. Que aquí, y según yo lo veo, lo único que ha hecho es cumplir el PGOU, que no sé si estaba mejor o peor hecho, que yo no estaba cuando se hizo, y que yo me lo encontré aprobado y ratificado por la Comunidad Autónoma y por el TSJ... ¿Qué persona se podía negar a su aplicación o podía poner en duda su legalidad como instrumento jurídico que todos han dado por válido? Yo no dudé de eso. En cuanto a la revisión del Plan, el Colegio de Arquitectos la recurrió entendiendo que se aumentaba la edificabilidad, y el TSJ dice 'no señor, no sólo no se aumenta sino que se reduce, luego usted miente, los documentos no son ciertos', así que no sólo no se condena al ayuntamiento sino que se condena al pago de las costas al denunciante por absoluta temeridad.
Usted llegó a la política como independiente, y así siguió. Nunca se afilió al Partido Popular, ¿pensó alguna vez que podría verse en la situación que está ahora?
Nunca. Yo llegué para ayudar. A mí me iba muy bien profesional, social y personalmente, y la política me ha destrozado la vida. Jamás imaginé que me pudiera pasar algo así. De haberlo sabido no hubiera entrado en política ni de broma.
¿Se ha sentido amparado por el Partido Popular?
No, qué va, me he sentido bastante solo.
¿Tiene alguna relación con el Partido Popular?
No, no mantengo ninguna relación con el Partido Popular.
¿Y con el alcalde de Murcia, Miguel Ángel Cámara, tiene algún contacto? ¿Conserva su amistad?
No, no mantengo ninguna relación de amistad con Miguel Ángel Cámara. Sólo un trato de caballerosidad y cortesía, pero amistad no. A pesar de ello, considero que con las equivocaciones y errores que haya podido cometer, y más nombrando y dirigiendo equipos, que con sus actuaciones personales, es una persona honesta.
¿Se siente maltratado? ¿Cómo lleva que prácticamente ni le saluden aquellos que antes contaron usted? Y en otro orden de cosas, ¿ha asumido su imputación y las consecuencias de todo este proceso?
Lo he asumido todo después de mi enfermedad, que forma parte de mi intimidad y no quiero hablar de ella... Pero aunque es una enfermedad que nunca sabes si puede volver, parece que la he superado, y desde luego lo veo todo de otra manera. Antes no podía comprender que aquellos mismos que me apreciaban pudieran poner en duda mi integridad. No podía entenderlo. Me encontraba inmerso en una vorágine que iba en mi contra. No podía soportar que hubiera alguien que pensara que yo pretendiera beneficiarme de mi actividad, cuando quien me conoce sabe que entre otras cosas, dedico mis vacaciones a ayudar a personas que lo necesitan, por ejemplo de comunidades indígenas, organizándoles cooperativas, colaborando en llevar agua y luz a sitios lejanos, desviviéndome en ello... No alcanzaba a comprender, ni alcanzo, que se me acusara de enriquecerme ilícitamente. Jamás me ha interesado el dinero. Si me hubiera interesado, no me hubiera metido en política. Antes ganaba más, pero pensé que debía devolver a la sociedad tanto como me había dado, y a pesar de que no necesitaba ganar ni siquiera en el ego, pues estaba en todos los ámbitos de la vida social y económica, creí que era una buena oportunidad para contribuir a mejorar mi ciudad.
¿Qué cree que va a pasar? ¿Cómo va a acabar el Caso Umbra?
A mí me gustaría que el juez se centrara en lo que realmente tiene dentro de la documentación, que cerrara definitivamente el caso, y que tomara las decisiones que tenga que tomar pero con arreglo a la verdad, a la realidad. Lo que no puede ser es que se dude de la legalidad de un instrumento cuando quien tiene que garantizar esa legalidad lo ha establecido como norma.
¿Es usted inocente?
Sí, totalmente.
¿Ese es el titular de esta entrevista?
Totalmente, póngalo: “Soy inocente”. Puedo haber cometido errores personales, de imagen, incluso haber tenido conocidos peligrosos, vale, pero todo eso fue fruto de una situación coyuntural que se produjo en unos años en los que se concedían 15 mil licencias para viviendas. Ahora se están dando 300 con los mismos funcionarios. Fueron unos años donde todo el mundo pedía agilidad, reducir los tiempos administrativos, facilitar inversiones, ayudar a crear empleo de cualquier forma... Ikea vino a Murcia porque conseguimos que en nueve meses tuviera todas las infraestructuras hechas. Fue un esfuerzo terrible. ¿Que se formaban colas de alicantinos? Mejor que no colas de murcianos en Alicante, y la inversión allí. Hay que valorar también positivamente el crecimiento de la zona norte... Conseguir diez millones de visitantes al año y crear 8.000 puestos de trabajo estables no es sencillo.
La última. ¿Se arrepiente de algo?
Sí, de no haber tenido el colmillo más retorcido y de no haber sido más cauto. Pero creo que jurídicamente las cosas están bien hechas. Cuando tenía alguna duda, pedía informes externos. Cuando los convenios de la zona norte pedí dos informes a dos catedráticos que los avalaron. Yo no tengo la sensación de haber hecho nada ilegal, jamás he hecho nada fruto de ninguna prebenda, no entra dentro de mi ADN . Jamás he tomado ninguna decisión política impulsado por ningún regalo, obsequio o retribución alguna.
¿Quiere añadir algo más?
Creo que cuando hay una vorágine como la que se dio, es probable que se generara la especulación y es posible que a río revuelto, ganancia de pescadores. Y es probable que el propósito de algún convenio que firmamos todos los grupos políticos, como el de Nueva Condomina, y que era salvar al Real Murcia, no se haya cumplido. Samper nos engañó a todos, pero de cualquier forma, yo creo que siempre actué en mi condición de concejal de Urbanismo a rajatabla y con toda legalidad, y que mi gestión fue beneficiosa para Murcia y los murcianos. El nuevo estadio de fútbol, el Teatro Circo, el Casino... Ahí están, para la historia.