“Izquierda Unida está al borde de la insignificancia política”

Manuel Monereo (Jaén, 1950) ha destacado siempre por su defensa de la unidad popular de la izquierda. Desde que fuera dirigente del partido en la etapa de Julio Anguita, siempre ha promulgado la estrategia política del “califa” al proponer la unión de la izquierda como una alternativa real al “régimen”. Con motivo de '(Des) unidos', libro en el que reflexiona sobre la historia política de la izquierda en España y que prologa Pablo Iglesias, ha visitado Murcia para presentarlo junto a Lara Hernández (IU-Unidad Popular Santomera) y el diputado Javier Sánchez Serna (Podemos), en pos de esa unidad que tanto cuesta alcanzar.

Usted ha sido siempre muy crítico con esa falta de unidad en la izquierda, de ahí el título del libro, ¿cuál ha sido la principal motivación para publicarlo?

Durante mucho tiempo, hombres y mujeres de izquierdas hemos luchado por la unidad de la izquierda y aun sabiendo lo complicado que ha sido, seguimos haciéndolo. En ese contexto nace el libro, que es una larga conversación con Héctor Juanetey en la que se explica cómo  y por qué no ha sido posible esa unidad y cómo podemos seguir trabajando para conseguirla.

¿Cómo definiría la falta de unidad en la izquierda?

Nuestra normalidad es la división. La unidad ha sido y es una excepción. Deberíamos haber sido más cautos en el proceso unitario. Existen tres elementos diferentes para conseguir la unidad: se puede manifestar unidad como mera escenografía, hay otra corriente que dice que la unidad es únicamente sentarse y hablar, y que llega sola y por último hay un concepto más realista que afirma que la unidad no es fácil, porque se dan muchos elementos objetivos y subjetivos que la dificultan. En definitiva, se ha optado por el método más ingenuo, creyendo que la unidad era algo que simplemente había que buscar y llegaría. y por supuesto no ha sido así.

¿Ha sido parte de una estrategia política de ciertos líderes de la izquierda el mantener esa eterna lucha por la unión o desunión?

Es más complejo que eso. De repente, el país ha cambiado y con el surgimiento de Podemos se rompe todo lo hecho anteriormente. El formato del sistema de partidos cambia completamente desde ese momento. Ante esa situación hay dos elementos: en Podemos hay una crítica muy fuerte a la vieja política, en la que se incluye a Izquierda Unida y en la que se asegura que IU no ha tenido capacidad de construir un escenario alternativo al bipartidismo y que en definitiva pertenece al pasado. Por otro lado, IU subestimó al 15-M y los cambios que estaba sufriendo el país entonces, no fue capaz de darse cuenta de que una nueva fuerza política de izquierdas había emergido. Posteriormente, la respuesta de Izquierda Unida a Podemos vino desde un sectarismo terrible, unido a una falta de inteligencia notable.

Evidentemente, esto hacía imposible un escenario de unidad, porque Podemos nace con una lógica de ruptura respecto de Izquierda Unida, mientras que estos en lugar de hacer autocrítica, se limitaron a lamentar que les habían robado un espacio político reservado.

¿A qué se debe esa lucha por ocupar un mismo espacio político en lugar de buscar una confluencia que permita ampliarlo?

Hay factores culturales, ideológicos y factores de poder que se han combinado y lo pueden explicar. Izquierda Unida, con la llegada del 15-M y de la crisis económica pensó que era su momento, y que tenía garantizado un techo electoral muy amplio, y que bastaba con alcanzarlo. Aplicaron una estrategia de trabajar en serio pero no movilizarse para “garantizarse” un buen resultado electoral. En esa época se pensaba que era suficiente para gobernar junto al Partido Socialista.

Con esa idea se aplicó una lógica de poder concreta que cegó a la organización de lo que estaba ocurriendo en las calles. Se pensó en repartir el espacio político que habían previsto los dirigentes de Izquierda Unida y no renovarse. Había unas perspectivas muy positivas de la situación y en lugar de abrir sus puertas las cerraron con el objetivo diáfano de aprovechar la coyuntura y alcanzar un pacto con el PSOE.

¿Se está produciendo alguna renovación en Izquierda Unida con la llegada de Alberto Garzón?

No. Ningún dirigente del partido desde Julio Anguita ha propuesto un programa de alternativa de gobierno al Partido Socialista, sino que todos los programas han ido dirigidos a la posibilidad de gobernar junto a ellos. Ha faltado mucha ambición, y no se ha creído en las posibilidades del país y de la gente joven que se ha manifestado en las calles.

El problema de Alberto Garzón, del que tengo una gran opinión, es que no ha sabido confrontar con otras ideas. Siempre ha replegado, y no ha conseguido ningún tipo de alianza dentro del partido. Le ha faltado coraje político.

¿Cómo habría actuado un líder como Anguita en una situación similar a la que se presentó en IU?

El mejor heredero de Anguita es Pablo Iglesias. Ha propuesto una alternativa real al bipartidismo, y eso es mucho decir. Ha recogido el mensaje histórico de Julio Anguita, 

¿Habría posibilidad de candidatura conjunta entre IU y Podemos en unas segundas elecciones?

Es posible pero más complicado que en campaña electoral. Ahora Izquierda Unida es cada vez más débil, al contrario que Podemos, que no para de crecer. En campaña, IU basó su lucha contra Podemos, comparándolo al PSOE y desmarcándose de su programa. Ahora, tras los resultados, al igual que el partido de Iglesias están buscando como locos un pacto con los socialistas. 

Los fracasos de Izquierda Unida, según el partido, vienen siempre por culpa de otros. Se ha llegado a decir que Podemos es invento de la prensa y del imperialismo para acabar con ellos. Si no se pasa a la autocrítica y se deja a un lado esta visión, pasando a un análisis serio de la catástrofe que ha sufrido, el futuro de Izquierda Unida pasará por la insignificancia política y electoral.

¿Qué le parece la estrategia de Podemos tras las elecciones del 20 de diciembre? Por un lado están dispuestos a negociar con el PSOE pero han marcado unas líneas rojas muy fuertes para un partido como el de Pedro Sánchez

Creo que es bastante inteligente la propuesta de Podemos. Es una coyuntura complicada porque o te pasas o no llegas. Han comprendido bien que el Partido Socialista está en decadencia, pero que tiene gran experiencia política y sigue siendo el partido de poder. Iglesias se ha mostrado al mismo tiempo flexible en las negociaciones pero firme en su programa y sus postulados políticos.

Si bien es cierto, se nota claramente que el mensaje de Podemos se ha suavizado sobre todo en el último año

Ha sido producto de la reacción del adversario. Podemos ha sido la fuerza política más atacada, con mayor virulencia y extremismo que ninguna desde la transición. Por ello, más que moderarse, han intentado evitar daños mayores, fortaleciendo los mensajes más comprensibles para las mayorías sociales y evitar aquellos aspectos de su léxico político que la hicieran más vulnerable a las críticas.

El órdago de Podemos al PSOE parece un todo o nada, ¿qué pasaría si no pudieran entrar en ningún tipo de gobierno?

Lo primero de todo que la negociación que ha iniciado Pedro Sánchez es tramposa desde el primer momento. Su objetivo principal es eludir un acuerdo con Podemos, porque sabe que ni ellos ni Ciudadanos apoyarían un gobierno con los socialistas y con el otro. De esta manera, situará a Podemos ante un brete, que se verá obligado a aceptar un gobierno entre Ciudadanos y PSOE o será el culpable de que gobierne la derecha.

Ante eso yo tengo una visión muy pesimista, ya que la negociación por la investidura se convertirá en un chantaje, y el PSOE lanzará a su maquinaria mediática para decir que si gobierna la derecha es porque Podemos así lo ha querido.

El problema de Alberto Garzón es que le ha faltado coraje político, siempre ha replegado en cualquier confrontación interna

El problema de Alberto Garzón es que le ha faltado coraje político, siempre ha replegado en cualquier confrontación interna