Cinco años ha tardado Jorge Molist en regresar a las librerías tras el éxito de novelas como 'El anillo' o 'Prométeme que serás libre'. La espera ha merecido la pena: Su nuevo libro, 'Canción de sangre y oro', relata el enfrentamiento de Aragón, un reino asfixiado y dividido, contra los tres mayores poderes europeos de su tiempo: Francia, Carlos de Anjou y el Papa. Pese al inmenso trabajo de documentación que le ha supuesto armar este relato ambientado en el siglo XIII, Jorge Molist insiste en que “lo importante son los sentimientos y las pasiones de los personajes, eso es lo que quedará en el lector”.
'Canción de sangre y oro' recoge primordialmente la lucha de Pedro III el Grande por la supervivencia de su reino, Aragón. Un rey no demasiado conocido.
Es un rey poco conocido pese a que cambió el destino de Europa y asombró al mundo, hasta el punto de que Dante se refiere a él y a su enemigo más feroz, Carlos de Anjou, en la única parte graciosa de toda 'La divina comedia': Coloca a estos dos líderes que se odiaron a muerte en su vida terrena cantando armoniosamente a coro a las puertas del Purgatorio. Y, mientras Dante se refiere a Carlos de Anjou despectivamente como “el narigudo”, de Pedro III dice que es un tipo fornido que atesora todas las virtudes.
En la novela narras cómo un reino desunido y considerado débil como era entonces Aragón se enfrentó a los mayores poderes europeos de su tiempo.
Dante escribió 'La divina comedia' unos veinte años después de los hechos que narro. La Corona de Aragón tenía entonces un millón de habitantes, nada comparado con Francia y con los dominios de Anjou, que se había convertido en un emperador mediterráneo. El tercer rival de la terna a la que se enfrentó fue nada menos que el Papa: Martín IV, francés, que había sido consejero del rey de Francia. Es decir, el poder de los poderes.
¿Cómo logró vencer Pedro III?
Con una habilidad extraordinaria. Heredó un reino un tanto desastroso: Con los nobles sublevados, los almogávares sueltos, robando al que se ponía de por medio, con los moriscos, que trabajaban la tierra y querían vivir en paz pero se veían continuamente atacados y terminaron alzándose también… Un caos. Pero Pedro el Grande demostró algo que ojalá tuvieran los líderes actuales: un liderazgo y una astucia incomparables. La forma sibilina en que unió a los nobles contra Francia y cómo se abrió al Mediterráneo desde Sicilia es para enseñarlo en las escuelas de negocios.
Sin embargo, como decías, parece haber quedado enterrado en la historia.
Sí, porque fue el único monarca español que murió excomulgado. Era lo primero que hacía el Papa cuando alguien le molestaba. Jaime I fue excomulgado por cortarle la lengua al obispo de Gerona y los Reyes Católicos por casarse sin el permiso papal, pero consiguieron el perdón. Pedro III, en cambio, fue el único que se mantuvo firme en su posición desafiante, y ya sabes lo que decía nuestro querido Cervantes: con la Iglesia hemos topado.
Y eso que Pedro III fue un gran propagandista.
Sin duda. Dicen que los nazis inventaron la propaganda, pero este señor… Uno de los principales instrumentos que utilizó eran los trovadores, cuyas canciones exaltaban los ánimos de los sicilianos cuando él se preparaba para arrebatar la isla a los franceses, cuyo yugo allí era cruel. También se esparcían leyendas, como que retó a un dragón en el monte Canigó y que éste prefirió huir antes que enfrentarse a él. Cuando la gente escuchaba estas historias, asimilaban al monstruo con Carlos de Anjou, a quien llamaban el Dragón del Apocalipsis.
Para abarcar unos hechos tan amplios utilizas el punto de vista de varios personajes. Empiezas con el viaje de Constanza desde Sicilia a Aragón, camino de su matrimonio con Pedro.
Sí, una niña de trece años que tiene que dejar su hogar y marcharse a un lugar extraño, donde la casarán con un hombre mucho mayor y al que no conocerá hasta el momento de la ceremonia. Y tiene que dar el sí porque su padre es el rey de Sicilia, que está amenazada por Francia y necesita esa alianza con la Corona de Aragón. Pero resulta que no sirve de nada porque Carlos de Anjou llega a Sicilia con un gran ejército y asesina al padre de Constanza.
En el día de la coronación, Pedro le promete a esposa que vengará a su padre y que le devolverá el reino que le robaron. Históricamente, ¿lo hace realmente por amor o por motivos estratégicos?
Las dos cosas. Los matrimonios nobiliarios en esa época eran un contrato político. Y se tenía que consumar el matrimonio, es decir, que ella tuviera hijos. Si no, no había alianza. En eso el amor no cuenta para nada, y de hecho Pedro tenía amantes. Pero si observas el contexto, estamos en la época trovadoresca. El propio Pedro era trovador y se conservan versos suyos. Entonces, desde el punto de vista del amor cortés, que no tiene que ver con el físico ni el romántico, para él su mujer era su dama. Y el asesinato del padre de su esposa es una ofensa personal, una cuestión de honor que él tiene la obligación de vengar. Sin embargo, como dices, había intereses geoestratégicos: La Corona de Aragón había perdido el sur de Francia y Navarra. Y para rematar se queda sin Sicilia, que es su salida al mar. Entonces, hay un propósito de supervivencia en este enfrentarse a Francia y a Carlos de Anjou. De hecho, los episodios que narro conforman el inicio de la expansión de la Corona de Aragón por el Mediterráneo.
Constanza es el único personaje que narra en primera persona.
La elegí por la fuerza de su epopeya: De Sicilia a Aragón y luego de Aragón a Sicilia. Y también porque creo que las mujeres transmiten mejor los sentimientos que los hombres. Para mí lo más importante del libro es el aspecto de las emociones… Si no, la novela sería un tratado de historia y no pretendo castigar a mis lectores con eso. Lo que quiero es que gocen del relato a través de los sentimientos de sus protagonistas.
Constanza no es el único personaje femenino fuerte.
Ahí tienes a Súria, una niña de su misma edad, hija de unos siervos en Ampurias que huye de la esclavitud y del abuso sexual y que va a parar a esa gente que vivía de sus armas y que defendía con uñas y dientes su libertad: los almogávares. Y Súria aprende a manejar las armas como hacían las mujeres almogávares en el siglo XIII. La historia no sólo la hacen los reyes, sino también el pueblo, aunque no queden los nombres ni haya documentación y por tanto esos personajes te los tengas que inventar. Pero el noventa por ciento de los personajes que aparecen en el libro son reales. Cuando se dice que las mujeres en la Edad Media no pintaban nada, si lees bien la historia ves que no es verdad. Hubo grandes mujeres y dejaron huella, aunque luego hayan sido ignoradas.
Hablando de matrimonios tempranos, ¿Es difícil para el escritor de novela histórica presentarle al lector actual las costumbres del siglo XIII?
Sin ir más lejos, las vidas de las princesitas, que no eran para nada Disney. Esto no lo cuento en la novela, pero, por ejemplo, a Violante, la hermana de Pedro III, la casan con Alfonso X, luego llamado el sabio, cuando ella sólo tiene diez años. Y como a los catorce no quedaba embarazada, empezó a decirse que era estéril y ya se estaba negociando el repudio para que Alfonso X pudiera casarse con otra que le diera descendencia a la corona. Él ya tenía hijos de sus amantes… ¿Te puedes imaginar la presión que debió de sufrir esa niña? Una vez repudiada, hubiera tenido que pasar el resto de su vida en un convento. Y a los dieciséis años, tras una estancia de reposo en Alicante, quedó embarazada. Al final, once hijos le dio al rey. Para que veas cómo las gastaban en la época. Pederastia, incesto, porque además eran parientes…
Fue tu padre, un niño de la guerra que no tuvo la educación que hubiera querido, quien te imprimió el amor por los libros. Alguna vez has contado que él te decía que si mejoras tu letra mejoras como persona.
Sí, me hacía hacer caligrafía, y un día me cogió de la mano y me llevó a la biblioteca de mi barrio, donde me descubrió un mundo maravilloso. Mi barrio en esa época estaba bastante degradado, pero aquel era un rincón fabuloso, donde empecé a amar los libros. Pero también fue él quien, cuando a los catorce años le dije que quería ser escritor, tras pensar, me respondió: “Con eso, hijo, te vas a morir de hambre”. Me llevó a una imprenta donde buscaban aprendiz y ahí empezó mi vida laboral: Limpiaba máquinas, iba con una latita a buscar gasolina… Imprimíamos cartones para envoltorio de medicamentos. Fue una experiencia en la que me aburrí tanto que me impulsó a apuntarme al bachillerato nocturno para salir de ahí. Lo veía todo de color de tinta negra. Terminaba de trabajar a las seis y media y a las siete tenía que estar en la escuela hasta las diez. Así hice dos cursos de bachillerato. También trabajé reparando radios, que me encantaba. Fui dando tumbos, hasta que llegó un momento en que cerré el círculo de mi vida, un momento en que dije: “Ya no me muero de hambre, pero no estoy haciendo lo que quería de chico”. Y ahí es cuando, como propósito primero del año 1996, decidí empezar una novela, el 1 de enero. Me costó una batalla publicarla. No lo logré hasta 2000, cuando una agente literaria se 'apiadó' de mí y así fue como la publicamos.