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Caminar sobre muertos

Vicente Luis Mora

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Pocas zonas del mundo tienen un pasado tan convulso como Centroeuropa; quizás por tratarse de una encrucijada en la que han confluido numerosas tribus, imperios y estados, la gran llanura que se extiende entre los Alpes y el mar ha sido testigo de frecuentes modificaciones de sus fronteras y de numerosas guerras. Vicente Luis Mora imagina en su última novela que este territorio, que ha servido en tantas ocasiones de campo de batalla, es en realidad un gran cementerio de soldados de distintos países y épocas. 

Esta metáfora del pasado de la tierra centroeuropea, se convierte en palpable realidad en la finca de Redo; es este un vienés que en los años treinta del siglo XIX se establece en Szonden (Prusia) para comenzar una nueva vida y que al cavar una tumba donde enterrar a su esposa Odra, fallecida durante el viaje por una bala perdida de (precisamente) un militar francés, observa que el terreno está lleno de cadáveres de soldados. El hallazgo pasa de sorprendente a fantástico al encontrar en cada nueva prospección el doble de cuerpos, por pertenecer estos a distintos ejércitos del pasado y del futuro y por mantenerse congelados incluso cuando la primavera llega. El suceso atrae la atención de todo el pueblo, que discute con serenidad germánica qué hacer con los cadáveres, y determina la llegada de Redo al villorrio.  

Sin embargo, este llamativo hecho inicial acaba adquiriendo un carácter secundario y la novela se centra en la aclimatación del protagonista al pueblo. A pesar del macabro hallazgo y del hecho de que Redo sea forastero y el primer campesino libre de la zona, el vienés es recibido cordialmente en Szonden. Allí encuentra vecinos colaboradores como Hans, jóvenes nobles atraídas por su frondosa barba como Johanna, e intelectuales con los que traba amistad como Jakob, que se convierte en su maestro. Con todos ellos Redo mantendrá una estrecha y prolongada relación marcada por el gran secreto que debe guardar. Es este, y no el descubrimiento de los cuerpos en su terreno, el leit motiv del libro; el protagonista había proyectado junto a Odra la vida que iban a llevar en Szonden y que les iba a permitir escapar de sus humildes orígenes y vivir juntos su amor. La muerte de la mujer no arredra al  protagonista, que continúa con el plan establecido soportando él solo ese secreto que si bien no se explicita, el lector adivinará a lo largo del libro. Creo, por lo tanto, que el tema principal de la novela es la dificultad de llevar una vida en la que estés obligado a mantener una mentira y no poder mostrarte como realmente eres ni siquiera ante tus mejores amigos.  

Además de este asunto de gran calado representado por la ambigua existencia de Redo en Szonden, Vicente Luis Mora dispone en Centroeuropa de otros temas de gran interés como la inoperancia de la burocracia, el sinsentido de la guerra y la necesidad de conocer el pasado para no repetir sus errores. La tierra fronteriza en la que Redo se establece, a orillas del río Oder, ofrece como una panoplia los estragos de las guerras del pasado en cuanto se raspa la productiva superficie de sus campos.  

Otros dos aspectos que considero que ayudan a convertir a Centroeuropa en una gran novela que evita esa tendencia mayoritaria a retratar el presente que existe en la narrativa española actual, son su estilo y su estructura. El primero destaca por el uso de palabras cotidianas tanto en el siglo XXI como en el XIX, uno de los objetivos del autor como ha reconocido en una entrevista. En cuanto a la estructura, aunque se usa la primera persona y Redo es el narrador, existen varias notas de una supuesta traductora que comenta las incoherencias o errores de la historia en un juego de niveles narrativos que recuerda al Quijote.

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