'Leer el presente' es un espacio que dedicamos a libros desde eldiario.es/murcia. Del mundo a la página y viceversa. Coordina José Daniel Espejo.
Florescencia es sobrevivir
La traducción que Magdalena Palmer ha hecho de Florescencia (Kopano Matlwa) ha supuesto mi primer acercamiento a las autoras sudafricanas y, en realidad, a los autores sudafricanos en masculino genérico. La sinopsis de la edición que he leído (la primera de Alpha Decay) es tan certera que prácticamente destripa todo el argumento aunque obviamente no cuenta el final. Pero creo que quien haya leído la novela estará de acuerdo en que es algo totalmente permisible. Porque Florescencia es uno de esos trabajos en que la maestría de la autora es tan importante como los hechos que se narran.
Es una novela breve que se vale de una prosa delicada y a la vez dura en la que nada es gratuito ni pretencioso. Se trata de una especie de diario personal de Masechaba, médico sudafricana en la Sudáfrica post-apartheid, dividido explícitamente en cuatro partes. La narración intercala pasajes bíblicos muy breves que vaticinan o dan una idea de lo que sucede después de ellos. Además de a la medicina y a la fe, la obra está muy ligada al género y la condición de ser mujer (cis). De hecho, el primer título de la novela fue 'Period pain', que significa 'dolor menstrual'. Creo que se entiende qué quiero decir y que no hace falta entrar en la cuestión de personas cis y trans que sí menstrúan y que no.
En la primera parte se abordan temas como la independencia a través la formación y la profesión, la menstruación y los mitos y tabús aún asociados a ella, el duelo, el racismo o la xenofobia. Estos temas seguirán teniendo cabida a lo largo de todo el relato. Masechaba, que esperaba ayudar a su país haciéndose médico, se siente agotada e inútil por una cantidad de trabajo que le sobrepasa y la precariedad del sistema sanitario sudafricano. No siente que pueda cambiar nada y eso la deprime.
La segunda parte es muy breve. En ella se suceden brutales disturbios y ataques de carácter racista y xenófobo. La narradora inicia una petición para que los médicos dejen de tratar a los pacientes como números y se sumen contra la xenofobia. Esto le devuelve la fe en poder cambiar las cosas, especialmente cuando la petición comienza a ganar trascendencia a nivel nacional.
La parte tres gira en torno a tres ejes temáticos: los asociados a la cultura de la violación, los asociados al racismo y los asociados a la fe en un dios todopoderoso. Masechaba es violada por tres hombres que pretenden castigarla por posicionarse del lado de los extranjeros y traicionar a su país. La cuestión del racismo cobra relevancia cuando su amiga Nyasha le pide que no denuncie los hechos porque los agresores son de raza negra y, aunque la misoginia y la xenofobia merecen ser castigadas, los blancos pueden servirse de la agresión para promover el racismo hacia los negros.
La narradora siente que es la culpable de lo que le ha sucedido y se pregunta cómo lo podría haber evitado o si hubo señales de aviso que ella no quiso ver. Siente ira hacia Dios por no haber evitado nada teniendo poder para ello y se dirige constantemente a él. Acaba llegando a una conclusión, pero no la desvelo por aquí.
La cuarta parte es la única de la que la sinopsis del libro no habla. Masechaba tiene una hija fruto de la violación sufrida. Aunque hay espacio para el miedo y la culpabilidad, la niña supone para ella un nuevo comienzo y decide llamarla Mpho, que significa 'regalo'.
Florescencia es la herida, es la cura, es la cicatriz y es saber que puede llegar una nueva herida. Y es sobrevivir a pesar de todo. Merece la lectura incluso si todo el argumento se conoce de antemano. Su estructura, la construcción de los personajes, el uso del lenguaje e imágenes y la elección de los temas a tratar hacen que sea un trabajo digno de atención, ya se mire exclusivamente como obra de ficción, ya se busquen establecer conexiones entre novela y sociedad.
La traducción que Magdalena Palmer ha hecho de Florescencia (Kopano Matlwa) ha supuesto mi primer acercamiento a las autoras sudafricanas y, en realidad, a los autores sudafricanos en masculino genérico. La sinopsis de la edición que he leído (la primera de Alpha Decay) es tan certera que prácticamente destripa todo el argumento aunque obviamente no cuenta el final. Pero creo que quien haya leído la novela estará de acuerdo en que es algo totalmente permisible. Porque Florescencia es uno de esos trabajos en que la maestría de la autora es tan importante como los hechos que se narran.
Es una novela breve que se vale de una prosa delicada y a la vez dura en la que nada es gratuito ni pretencioso. Se trata de una especie de diario personal de Masechaba, médico sudafricana en la Sudáfrica post-apartheid, dividido explícitamente en cuatro partes. La narración intercala pasajes bíblicos muy breves que vaticinan o dan una idea de lo que sucede después de ellos. Además de a la medicina y a la fe, la obra está muy ligada al género y la condición de ser mujer (cis). De hecho, el primer título de la novela fue 'Period pain', que significa 'dolor menstrual'. Creo que se entiende qué quiero decir y que no hace falta entrar en la cuestión de personas cis y trans que sí menstrúan y que no.