'Leer el presente' es un espacio que dedicamos a libros desde eldiario.es/murcia. Del mundo a la página y viceversa. Coordina José Daniel Espejo.
La grieta en el espacio cotidiano: una lectura de 'El tiempo real', de Jesús Montoya
Cuenta Enrique Vila-Matas, en una de las respuestas del libro Ese famoso abismo (2020) en el que Anna María Iglesias le realiza una larga entrevista, que Roland Barthes le recomendó a un amigo crítico “que fuera hacia la literatura, pero no ya como objeto de análisis, sino como actividad de escritura” (20). Esta recomendación del teórico y escritor francés se ha hecho presente en numerosos libros de ficción escritos por especialistas en literatura y en todos ellos se percibe ese conocimiento teórico que poseen los autores. Es lo que ocurre en este El tiempo real del profesor de Literatura Española e Hispanoamericana de la Universidad de Murcia Jesús Montoya.
Los catorce cuentos del volumen se pueden leer como un catálogo de posibilidades del género; el autor granadino conoce perfectamente las estructuras, los temas, las formas que se utilizan en el cuento contemporáneo y las emplea con una variedad asombrosa. No hay dos cuentos iguales en El tiempo real y no me refiero a lo obvio, el argumento y los personajes, sino a la naturaleza discursiva y temática de los textos. En las páginas del volumen transitamos por relatos fantásticos, por variantes del tema del doble, por parodias del mundo universitario, por textos cuasi poéticos, por fábulas de aire bíblico e, incluso, por experimentos con las formas textuales que ofrecen las redes sociales.
A pesar de esta enorme diversidad estilística del conjunto que demuestra el profundo conocimiento del género que el autor posee, Montoya evita construir cuentos “de laboratorio”. Los relatos de El tiempo real no son frías experimentaciones con las posibilidades de la literatura, como ejercicios de un taller de literatura en el que el autor tan solo quiere mostrar su habilidad con los rudimentos del género. Evita el escritor granadino afincado en Murcia este peligro mediante dos recursos: proponiendo dilemas de calado moral a los personajes y dejando traslucir sus experiencias personales en las páginas del libro. En este sentido, son frecuentes los personajes que comparten coordenadas espaciales, Murcia y, sobre todo, Granada están muy presentes, y vitales, varios de los protagonistas son profesores de literatura, con el autor.
Entre los cuentos de El tiempo real encontramos varios en los que tienen gran importancia las relaciones familiares, orientadas hacia la incertidumbre del futuro, “La Llana”, hacia la nostalgia del pasado, “Praxinoscopio”, o hacia la inconsistencia del presente, “Desapariciones”. Por otro lado, son varios los cuentos en los que la realidad produce ciertas dudas; una equivocación con su identidad lleva al protagonista de “El teléfono” a vivir una especie de relato policiaco; en “La espera” esa grieta se abre en el espacio cotidiano de la cola de un supermercado. En ocasiones la literatura irrumpe en la vida, mostrando que los límites entre ambas nunca están del todo claras, “Osvaldo, mi amigo y yo”, o que hasta la persona más vulgar y molesta se puede convertir en un personaje de ficción, “El barco fantasma”. Encontramos también variantes de los temas habituales en la literatura de ficción, como en el macabro “La pensión”, o en el inquietante “Carnaval”.
Pero, sin duda, el texto más llamativo del conjunto es el que da nombre al libro: “El tiempo real”. Tal y como nos informa el autor en una nota al final del cuento, este relato recoge entradas escritas en la red social Facebook. Montoya opta por mantener la estructura de esta web para ofrecernos un relato fragmentario de las tribulaciones que asaltan a un viajante en sus paradas en la estación de servicio granadina de la Venta del Peral. Pone en juego el autor en este cuento temas como la identidad, la escritura en tiempo (casi real), la intimidad o las posibilidades artísticas de las redes sociales. Culmina así este proyecto de reflexión sobre la literatura y sobre el yo empleando la propia literatura como medio que es El tiempo real.
Cuenta Enrique Vila-Matas, en una de las respuestas del libro Ese famoso abismo (2020) en el que Anna María Iglesias le realiza una larga entrevista, que Roland Barthes le recomendó a un amigo crítico “que fuera hacia la literatura, pero no ya como objeto de análisis, sino como actividad de escritura” (20). Esta recomendación del teórico y escritor francés se ha hecho presente en numerosos libros de ficción escritos por especialistas en literatura y en todos ellos se percibe ese conocimiento teórico que poseen los autores. Es lo que ocurre en este El tiempo real del profesor de Literatura Española e Hispanoamericana de la Universidad de Murcia Jesús Montoya.
Los catorce cuentos del volumen se pueden leer como un catálogo de posibilidades del género; el autor granadino conoce perfectamente las estructuras, los temas, las formas que se utilizan en el cuento contemporáneo y las emplea con una variedad asombrosa. No hay dos cuentos iguales en El tiempo real y no me refiero a lo obvio, el argumento y los personajes, sino a la naturaleza discursiva y temática de los textos. En las páginas del volumen transitamos por relatos fantásticos, por variantes del tema del doble, por parodias del mundo universitario, por textos cuasi poéticos, por fábulas de aire bíblico e, incluso, por experimentos con las formas textuales que ofrecen las redes sociales.