'Leer el presente' es un espacio que dedicamos a libros desde eldiario.es/murcia. Del mundo a la página y viceversa. Coordina José Daniel Espejo.
Poema obra abierta: una aproximación a 'Acorde para las aguas madres' de Julio César Galán
El poema no tiene otra vocación que la de situarse en el borde, que ser un instrumento orgánico para la creación de imágenes impresionistas. Un poema puede ser las tres caídas que anteceden al Gólgota, pero también transmutar en pájaro vulgar o brillante oropéndola, símbolo único de la esperanza. Su poema, al cabo, no es más que una extensión de sí mismo, la biografía itinerante del pensamiento, un 'algo más allá' de la propia imagen y el sentido, reflexión última escrita jornada a jornada.
Acorde para las aguas madres (Balduque, 2019) es una antología compuesta por tres libros de poemas de Julio César Galán. El autor cacereño recoge en la cuarta entrega de la colección de antologías de la editorial murciana los títulos Tres veces la luz, Márgenes e Inclinación al envés.
Se trata de una producción de textos de casi diez años en los que Galán trabaja su reflexión convertida en poemas en construcción. Son ellos, los poemas, los que toman por las armas las páginas y se atribuyen el carácter de obra cerrada. El autor no tiene otra vocación que la de dejar fluir a los textos: presenta al lector una pulsión creativa abierta que este debe culminar con su imaginación y que da muestras de un despojamiento gradual de los recursos propios del lenguaje para ocupar los espacios transparentes del pensamiento.
Y esa es, quizá, la principal virtud de Acorde para las aguas madres; la capacidad que tiene Julio César Galán de trasladar al papel, de manera estática, el fluir continuo e inacabado del poema. Así, las imágenes se suceden; se superponen; están, como un puzle a medias, en ese momento en el que se dejan intuir, pero todavía no existen.
Nunca he tocado estas palabras.
Nunca las he tocado
mas son antiguas,
no están cansadas pero son antiguas.
He hecho hablar a las aguas
que llevaban tu nombre.
He hecho hablar a los árboles
que desde el corazón se bifurcaban
en picos y hojas y mediodía
y se multiplicaban por el aire.
Me han contado que nunca había
tocado estas palabras; me faltaban
siglos para poder abrir sus puertas
porque tuve que saborear
ortigas y bucear hasta el coral
que fue mi cabellera.
Y he aprendido a crear distancia,
a olvidarme de mí, a no golpearme
ante los muros. El dolor enseña.
La sangre enseña y comunica.
Las nubes nos habitan
y enseñan.
Nunca he tocado estas palabras
mas son claras y duras
como la piel
que toco hasta adentrar
mis manos,
y son antiguas
y claras
aunque vengan de aquella gusanera.
Cerca de ser poema
Acorde para las aguas madres logra una extraña sensación en el lector: al ser parte de la conclusión del propio texto, casi se convierte en poema, se sitúa más allá del límite racional del lenguaje y del libro físico para, en esa nube inédita, componerse en piel de verso.
Un experimento en el que el propio lenguaje va deslavazándose sin perder por ello fuerza, intensidad o interés. La elegancia es el gesto que se intuye en los huecos del poema, un blanco que va más allá del propio autor y de sus versos y que genera una común unión con quien realiza la lectura. Porque Julio César Galán ayuda a presentir ese viaje, esa vibración que existe bajo el suave manto de las palabras que son verso, inventa un universo de sentidos en el que prevalece la “intuición de vivir” en el centro de las palabras, porque “todo lo escrito lo llevamos dentro”.
He sumado estos cauces
y el resultado es infinito.
Se ha abierto entre suma y suma
un sí de brazos y una lejanía
de gentes y una claridad de deseos.
Todo lo escrito lo llevamos dentro.
Crecen las manos como girasoles
ausentes de oras; fijas como el vuelo
de aquel cernícalo sobre su presa.
En los jardines juegan los muchachos,
se achican ilusorios en su luz,
se abren en círculos hasta mi pecho.
Yo prosigo mi suma: quiero,
sencillo
y alegre, perdurar en la alegría.
El poema no tiene otra vocación que la de situarse en el borde, que ser un instrumento orgánico para la creación de imágenes impresionistas. Un poema puede ser las tres caídas que anteceden al Gólgota, pero también transmutar en pájaro vulgar o brillante oropéndola, símbolo único de la esperanza. Su poema, al cabo, no es más que una extensión de sí mismo, la biografía itinerante del pensamiento, un 'algo más allá' de la propia imagen y el sentido, reflexión última escrita jornada a jornada.
Acorde para las aguas madres (Balduque, 2019) es una antología compuesta por tres libros de poemas de Julio César Galán. El autor cacereño recoge en la cuarta entrega de la colección de antologías de la editorial murciana los títulos Tres veces la luz, Márgenes e Inclinación al envés.