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El BIC (Bien de Interés Contaminado) de la Sierra Minera: ¿efecto Mar Menor?

Vertiente Sur de la Sierra Minera, con las pedanías de Portmán y Alumbres

Carmarache / Carlos Martínez Hernánndez "Carmarache"

Al sureste de la Región de Murcia, un extenso terreno de antiguo aprovechamiento minero, repleto de metales perjudiciales para la salud, se encuentra totalmente desprotegido ante procesos erosivos e hidrológicos, que transportan estas sustancias contaminantes en el suelo, el agua y el aire, causando daño ambiental y sanitario. Esto siempre se ha intuido y diversos estudios científicos lo han ido demostrando. Los más recientes han derivado en cierta alarma social y el tema lo tenemos sobre la mesa, en un proceso similar a la llamada de atención que supuso la coloración verde de nuestra laguna salina el año pasado. ¿Podemos hablar de un “efecto Mar Menor”? ¿Qué es la Sierra Minera y qué riesgos presenta? A continuación lo intentamos exponer y fundamentar.

Hasta que la bomba explota

Todos tenemos muy reciente el mediático caso de la contaminación del Mar Menor. Su ecosistema se ha colapsado y aún nos encontramos en una fase de respuesta social, política y técnica. ¿Fue una sorpresa? En absoluto. El seguimiento científico del Mar Menor cuenta con una larga tradición multidisciplinar de enorme calidad, al igual que su seguimiento social. A nadie se le escapaba que la agricultura “industrializada” del Campo de Cartagena se hacía cada año más y más intensa, incluso han sonado casos de regadíos ilegales. La masificación urbana estival, los productos químicos medioambientalmente contaminantes drenados desde los suelos agrícolas, la flexibilidad legislativa… fueron desequilibrando el ecosistema de la laguna costera a la vista de todos nosotros. Hasta que la bomba ha explotado. ¿Aprenderemos de nuestros errores?

El BIC del paisaje minero

Muy cerca, al sureste de la Región, se halla un zona conocida como “Sierra Minera de Cartagena y La Unión”, declarada Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoría de “sitio histórico”. Según el Decreto de su declaración, se trata de una cordillera litoral que se extiende en dirección aproximada E-W, desde la Bahía de Cartagena hasta Cabo de Palos (…), situada entre los términos municipales de Cartagena y La Unión. Los principales núcleos poblacionales, siempre asociados a la actividad minera, se encuentran en la vertiente Norte de la Sierra (La Unión, El Llano del Beal, El Beal, El Estrecho de San Ginés y Roche), localizándose en la vertiente Sur las pedanías de Portmán y Alumbres [ver mapa]. Este marco natural concreto ha tenido una particular evolución geológica, con una intensa mineralización que ha sido causa del principal disfrute económico de esta zona, desde épocas prerromanas hasta finales del siglo XX.

Esta actividad minera lleva abandonada un cuarto de siglo, causando un deterioro patrimonial muy evidente, que la administración pública autonómica no está solucionando a pesar de su incoación como BIC, que la obliga. Lo mismo sucede con la propietaria actual de los terrenos, “Portmán Golf”, pese a que también le obliga la ley. Esto es muy grave y lo peor es que hay ejemplos concretos por toda la Región. La peculiaridad de la Sierra Minera radica en otra circunstancia también de vital importancia: es una fuente constante y constatable de contaminación.

El BIC del paisaje contaminado

Al igual que ocurría con el Mar Menor, todos sabemos esto, pero ahora, por fin, la toxicidad de la Sierra Minera se cuela en la agenda política regional: la Asamblea reclama por unanimidad la descontaminación de los terrenos. La Región de Murcia es la única comunidad autónoma en la que no existe ningún suelo clasificado como contaminado, a pesar de la evidencia social y científica; de hecho la Fiscalía deberá determinar si existe prevaricación ambiental de la administración autonómica.

La contaminación sucede a través de suelos que presentan cantidades superiores a lo aconsejable de ciertos metales, como zinc, plomo, mercurio… La consecuencia más directa es el deterioro ambiental del entorno, afectado por el drenaje de los suelos, que transporta los metaloides en superficie y en profundidad. Estos, además de esterilizar el suelo (contribuyendo a su desertificación) y de poder acabar en el Mar Menor atacando su complejo equilibrio ecosistémico, pasan a formar parte del aire respirable y hacen aumentar el riesgo de padecer enfermedades respiratorias graves y crónicas. Por ejemplo, La Unión es el municipio donde mayor es el riesgo de padecer cáncer de pulmón de la Región de Murcia.

Recientemente, una Tesis doctoral de la UPCT ha demostrado que 92 niños de El Llano del Beal presentan valores de metales pesados y metaloides 100 veces más altos de los normales. ¿Realmente necesitamos que la bomba estalle para reaccionar igual que ha ocurrido con el Mar Menor? No sé si por intereses políticos, y/o mediáticos, el tema parece que se está poniendo sobre la mesa, al menos con propuestas de estudios de contrastación. Por favor, tomémoslo en serio, por un simple –e importantísimo– criterio ambientalista y sanitario, prioritario sobre cualquier otro. El “efecto Mar Menor” no es el mejor referente de gestión…

El BIC del desarrollo sostenible

Necesitamos actuaciones de conservación de suelos y descontaminación, en combinación sostenible con el fomento patrimonial y turístico de la zona. Los rasgos ambientales y las instalaciones mineras contribuyen a generar este paisaje tan peculiar e identitario que ha sido merecedor de que incluso la UNESCO lo haya incluido en la lista indicativa de “Paisajes culturales excepcionales”. Tenemos el deber ciudadano de proteger el paisaje minero, ponerlo en valor y asegurar su convivencia ambiental. Necesitamos un plan integral de gestión, compartido entre la administración pública (local y regional, cuando no estatal), las empresas (al no existir una cartografía oficial de suelos contaminados, la actual dueña de los terrenos no ha sido obligada a declarar esta circunstancia y actuar frente a ella) y la sociedad civil (mayormente representada por la loable Fundación Sierra Minera).

Propuestas de actuación ya existen, desde diferentes perspectivas; otras se van investigando. Pero sin destinar recursos y atención poco se puede hacer. La Sierra Minera de Cartagena y La Unión es un “Bien de Interés Cultural”, no un “Bien de Interés Contaminado”… Entendamos bien qué significa un BIC, y cuál es nuestra responsabilidad ciudadana.

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