Desde su propio comienzo Podemos no fue percibido como un partido clásico, sino como un movimiento político de multitudes en crecimiento, unidas por un mismo fin. En este concepto de Partido-movimiento en Podemos han confluido sensibilidades varias y trayectorias que ensambladas nos enriquecen.
En estos años de intensa actividad política y de aprendizaje, en Podemos hemos descubierto que nuestro país está habitado por una sociedad compleja, fracturada, diversa y en buena medida asimétrica, en la que las variables territoriales juegan un papel determinante. No es lo mismo Cataluña o País Vasco que Extremadura, Galicia o la Región de Murcia. Y es esta evidencia la que nos lleva a una conclusión: nuestra organización necesariamente deberá ser descentralizada y alejada de un posicionamiento vertical que imponga sus miradas, por muy agudas que puedan parecer, a la variopinta diversidad de los territorios de España.
Si además de constatar lo diverso del mundo en el que operamos, tenemos en cuenta los cambios radicales que en los últimos 20 años han transformado a nuestra sociedad, en el ámbito de lo económico, de lo cultural, de los comportamientos colectivos, incluso de la propia demografía, concluimos que nuestra herramienta política no puede estar anclada en las viejas prácticas ni proyectos políticos que dieron sentido a una época ya finalizada. Por supuesto que somos herederos de las viejas tradiciones emancipatorias representadas históricamente por la izquierda. Pero eso no es suficiente hoy, debemos producir nuevos discursos y nuevas prácticas que rompan el cerco de la marginalidad y se abran a las multitudes. Y eso se hace articulando las múltiples demandas sociales y las corrientes de opinión en la dirección de un nuevo sentido común. Ese es el camino hacia el que los antiguos visionarios de la lucha social denominaban la conquista de la hegemonía.
Este nuevo sentido común, que queremos se haga multitudinario en nuestro país, solo se puede construir mediante un conocimiento profundo de las demandas y problemas que habitan en nuestra sociedad y sobre todo de brindar alternativas y soluciones para los problemas reales de la gente.
En este año y medio en la Región de Murcia en el que hemos ocupado múltiples espacios institucionales, en la Asamblea Regional, en los ayuntamientos, en las juntas vecinales y allí donde tenemos presencia, hemos radiografiado nuestra región y hemos detectado las falacias políticas sobre las que se asienta el dominio del PP, las profundas brechas sociales que esconde esta tierra de “ensueño y maravillas” y hoy poseemos un conocimiento profundo de nuestra realidad autonómica y local. Pero lo mas importante de todo es que estamos dando soluciones y proponiendo vías alternativas.
Es cierto que la estrategia de la maquinaria institucional es cercarnos y diluirnos, pero eso ya lo sabíamos cuando entramos en ella. Sin embargo, hemos aprendido a romper los cercos, hacernos visibles y ganar cada vez mas espacios en la centralidad social y política.
Para medios de comunicación y observadores atentos, por ejemplo en la Asamblea Regional, es ya un lugar común que Podemos presenta sistemáticamente las propuestas mas serias, el único que tiene un proyecto alternativo e integral de región, un partido con capacidad de gobernar porque conoce los problemas y tiene soluciones. El reto en los próximos tiempos es que esto que es una evidencia para los observadores iniciados se convierta en una evidencia para las mayorías.
*Alejandro García es profesor de la Universidad de Murcia y miembro del CCM de Murcia