Me pregunto cómo sería la crónica informativa si dejáramos de hablar de la lista interminable de imputados que estos últimos días nos han jodido el desayuno, la comida, la cena o el día entero. ¿Os imagináis que se quedan solos hablando en la tele? ¿Que un día salieran a la calle con su programa de gobierno y la gente ni se parase a hablar con ellos?
No propongo que nos abstraigamos de la realidad, sino todo lo contrario. Está claro que ellos pretenden que sigamos centrando nuestro interés en su situación, y está bien que lo hagamos, que tengamos información de todo lo que pasa, pero propongo que no dediquemos ni un minuto de nuestras vidas a sus vidas; después de todo, ellos no han dedicado ni un minuto a la nuestra.
Es la idiosincrasia del sistema de representación que tenemos. Lo sé, un asco, pero hasta que nos pongamos de acuerdo en cambiarlo es lo que nos toca. Al común de los mortales tan solo se le permite hablar una vez cada cuatro años. Hasta que eso no cambie, esperemos con paciencia el momento de hablar alto y claro con los votos en las urnas, y mandémoslos a su casa.
Dediquemos nuestro tiempo a nuestra gente, a nuestro quehacer diario, teniendo claro quién vale y quién no para decidir por nosotros los cuatro años que nos queden hasta volver a hablar. Tengo claro que esto no es ningún tipo de “desafección política”, sino de “desafección personal hacia ciertos personajes”. Ni caso, no hagamos ni caso ni a ellos, ni a los que los defienden, ni a los que callaron... Esos sí que son todos iguales.
Ya sabemos quiénes son -aunque saldrán más-. La prensa regional publicaba la semana pasada una página con sus fotografías. Luego faltó añadirle todo lo que pasó en Caravaca de la Cruz y la negativa de Valcarcel a que dejaran sus puestos. Bien, pues sabiéndolo, apliquemos nuestro propio cordón sanitario: si los ves por la calle, SAL CORRIENDO EN DIRECCIÓN CONTRARIA y a toda velocidad, porque eso sí que será ir “en la buena dirección”.
Con cariño, la Sardina.
PD: Pueden leer una entrevista a la Sardina haciendo click en este enlace.
Me pregunto cómo sería la crónica informativa si dejáramos de hablar de la lista interminable de imputados que estos últimos días nos han jodido el desayuno, la comida, la cena o el día entero. ¿Os imagináis que se quedan solos hablando en la tele? ¿Que un día salieran a la calle con su programa de gobierno y la gente ni se parase a hablar con ellos?
No propongo que nos abstraigamos de la realidad, sino todo lo contrario. Está claro que ellos pretenden que sigamos centrando nuestro interés en su situación, y está bien que lo hagamos, que tengamos información de todo lo que pasa, pero propongo que no dediquemos ni un minuto de nuestras vidas a sus vidas; después de todo, ellos no han dedicado ni un minuto a la nuestra.