Región de Murcia Opinión y blogs

Sobre este blog

Aire de primavera: cambiarlo todo para que nada cambie

0

Con la llegada de la primavera el espectáculo de la floración envuelve a la Región de Murcia en un manto de flores. Los millones de flores de melocotones, paraguayos, ciruelas, albaricoques, nectarinas o almendros crean en los campos de Cieza un cuadro digno de los pinceles mas refinados. La maravilla de la creación acompañada por la mano del hombre y regada por el agua de la vida inspiran un cambio de ciclo vital, el resurgir del frío invierno y el renacer de la nueva cosecha. Paradoja de la vida que del mismo árbol cada año recojamos el fruto para volver a renovarse, así año tras año el árbol pasa por las cuatro estaciones con un único fin, mantenerse como especie.

Existe un cierto paralelismo con nuestra propia existencia, nuestro carácter está arraigado al sol que nos da vida, a una temperatura agradable que nos saca a la calle y por ende a ser alegres. La Región de Murcia tiene un Teatro Romano, Fortaleza del Sol, Catedral, Basílica de Caravaca, Castillo de Jumilla o de Moratallla, esculturas de Salzillo, cuna de Isaac Peral o Juan de la Cierva, escritores de la talla de Arturo Pérez-Reverte, Jerónimo Tristante o Lola López Mondéjar, e incluso dos mares. Y así un sinfín de monumentos, artistas, obras, historia... que nos hacen ser especiales, únicos e irrepetibles.

Aún teniendo tanta y tanta cultura, cuando preguntas a los visitantes de la Región por lo que más les ha llamado la atención en su visita, encuentras mayoritariamente la respuesta de “el carácter alegre”, y es que aquí siempre hay tiempo para un quintico, marinera o asiático. ¿Denme una sola razón para envidiar a otra región del mundo?

Como en el paraíso de Adán y Eva tenemos una manzana prohibida que vive entre nosotros y que con el amanecer de cada día renovamos nuestro pecado. La ideología es nuestra manzana que nos manda del paraíso al infierno. Con esto no digo que no haya que tenerla, la ideología es buena, pero no exacerbada y contraria por naturaleza. Les aseguro que no hay nada de malo en estar de acuerdo, en llegar a un término medio, en ceder y ganar a partes iguales. En mi pirámide de Maslow en lo más alto debemos estar nosotros junto a nuestra cultura y patrimonio.

Esta primavera viene con un aire especial y no lo digo por la ansiada lluvia que nos lleva acompañando varias semanas. Recientemente he leído que el Secretario General del PSOE de la Región de Murcia ha rechazado la propuesta del Ministerio que recortaría el Travase o que el nuevo Presidente de los Populares quiere poner en valor la políticas regionales de sus territorios.

Qué sería de nosotros si los Diputados en la Cortes electos por la Región votaran juntos discrepando de sus cúpulas. Para qué existiríamos si prevaleciera la identidad frente a la ideología. Ya conocen la frase de cambiarlo todo para que nada cambie.

Con la llegada de la primavera el espectáculo de la floración envuelve a la Región de Murcia en un manto de flores. Los millones de flores de melocotones, paraguayos, ciruelas, albaricoques, nectarinas o almendros crean en los campos de Cieza un cuadro digno de los pinceles mas refinados. La maravilla de la creación acompañada por la mano del hombre y regada por el agua de la vida inspiran un cambio de ciclo vital, el resurgir del frío invierno y el renacer de la nueva cosecha. Paradoja de la vida que del mismo árbol cada año recojamos el fruto para volver a renovarse, así año tras año el árbol pasa por las cuatro estaciones con un único fin, mantenerse como especie.

Existe un cierto paralelismo con nuestra propia existencia, nuestro carácter está arraigado al sol que nos da vida, a una temperatura agradable que nos saca a la calle y por ende a ser alegres. La Región de Murcia tiene un Teatro Romano, Fortaleza del Sol, Catedral, Basílica de Caravaca, Castillo de Jumilla o de Moratallla, esculturas de Salzillo, cuna de Isaac Peral o Juan de la Cierva, escritores de la talla de Arturo Pérez-Reverte, Jerónimo Tristante o Lola López Mondéjar, e incluso dos mares. Y así un sinfín de monumentos, artistas, obras, historia... que nos hacen ser especiales, únicos e irrepetibles.