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Mi amigo el rector

Quienes me conocen bien, saben que acostumbro a decir lo que siento por encima de lo que pienso, y en general, también por delante de lo que debo. Así que no daré ninguna vuelta para afirmar, por si no queda claro en el titular de este artículo, que “Pepe Ballesta el rector” es mi amigo, y eso creo que en lugar de inhabilitarme para hablar de él, me faculta para poder hacerlo desde el conocimiento de su persona.

Con él he compartido a lo largo de los años muchos y buenos momentos, especialmente en la radio, como colaborador de Murcia Hoy por Hoy en la Cadena SER, cuando tuve la fortuna de dirigir el programa. Y también fuera de ella, perdurables vivencias que nunca olvidaré, como su presencia en el Real Casino tras “mi obligada despedida de Radio Murcia” a una cena promovida por nuestro común amigo Tomás Zamora, que conservo en la memoria de mi corazón. Gracias a dicha cena, se me hizo más dulce el obligado adiós a mi querida EAJ 17, por el calor y al afecto de los que como él, un día se bajaron de su particular pedestal para acercar su voz a los oyentes, sólo porque yo se lo había pedido: Juan Ramón Calero, Antonio Bódalo, Joaquín Ángel de Domingo, Frasquito, Cesar Oliva, Ángel Belmonte, Perico el Coloraó, María José Nicolás, Rosa Peñalver o Jesús Navarro entre otros. Y él, “el rector”, que ya era Consejero del Gobierno Regional y que no faltó a la cita para sentarse a mi lado.

Es sabido que Ballesta es de lágrima fácil. Cuando dejó el rectorado no se apuró por llorar en público, y en eso nos parecemos. Confieso que recordando lo que acabo de contar he tenido que echar mano del pañuelo.

Dicho esto, que me parecía necesario relatar, entro al trapo ya sobre lo que me parece su candidatura, la de José Ballesta Germán, a la alcaldía de Murcia, candidatura confirmada por el Partido Popular y cantada hace meses en los mentideros murcianos, prácticamente desde que dejó su cargo en el Gobierno Autonómico, según algunos dijeron para no quemarse más y reservarse para esta ocasión, que ahora ya es un hecho, y tratar de suceder a Miguel Ángel Cámara en el sillón que ha ocupado en los últimos veinte años en la Glorieta.

 

Si lo consigue lo hará bien, porque quiere a Murcia y la conoce, más a la del centro que a la de los barrios y las pedanías, pero nadie le puede discutir que es un profesional de la cercanía y que hará lo que no esté en los escritos para ganarse al personal, pedáneos cabreados incluidos tras no haber podido colocar como candidata a su pretendida, la concejala portavoz municipal Nuria Fuentes, que se lo merecía más que nadie y a la que no entiendo todavía el porqué, Cámara, sacó de la carrera previa a la designación vía whassap y sin contemplaciones: “Nuria no”, dicen que dijo, después de que otra mujer (¿será casualidad este dato?), Violante Tomás, se cayera de la competición en la que la metió Valcárcel de rondón y a la que no dejaron pasar algunos miembros del comité electoral que se negaron a firmar la propuesta con su nombre.

Ballesta ha llegado a la cabeza de la 'lista pepera' al ayuntamiento como cuarto en discordia, porque antes de lo de las chicas que acabo de explicar, sucedió lo de Fayrén, que llamado a la tarea dijo que está muy bien como está y que no quiere líos una vez colmadas a lo largo de su biografía política sus aspiraciones, y además, con éxito.

Y es que eso básicamente es lo que hay ahora en el PP, un lío monumental y una profunda división, por mucho que nos quieran contar lo contrario, que son una piña. Lo sucedido en la última semana ha dejado huella y no pequeña, dentro del partido. Desde luego, dentro del Gobierno Regional en el que a Garre, del que se ha pasado olímpicamente, se le ha quedado una cara de defenestrado pasmosa. Y también en la calle.

La ciudadanía está perpleja y los votantes del PP también, con todo lo que pasado especialmente por el Caso Novo Carthago, y sus consecuencias en los tribunales y en la política donde hemos visto volar los cuchillos como nunca desde San Esteban a la sede del partido y viceversa.

Veremos qué pasa en Mayo y si “mi amigo el rector” consigue la victoria. No lo tiene fácil, tendrá que batirse en duelo junto al todo poderoso Pedro Antonio Sánchez para conseguirla porque enfrente tendrá un Frente de Izquierdas que se está preparando para desbancar a la Derecha, reina y señora de Murcia las dos últimas décadas, y a la contienda acuden además de otros como a los magenta y a los naranjitos, estos últimos favoritos en las encuestas aunque no sepan ni ellos quiénes son los que defenderán la camiseta. Todo eso enfrente y detrás, además de la bronca interna que es de las gordas, la orfandad que supone para los electores populares que Cámara y Valcárcel ya no estén en las papeletas.

Ballesta está preparado para el cargo, es buena persona, culto (hasta habla ingles), tiene buen carácter y probablemente buenas ideas. Sé que procurará aplicar buen criterio a sus actuaciones. Que pueda ganar está por ver, si gana me alegraré, y eso que yo, como todo el mundo sabe, no soy de su cuerda, pero sé que si le toca la faena de pactar sabrá cómo resolverla y eso seguro que será bueno para todos.

Quienes me conocen bien, saben que acostumbro a decir lo que siento por encima de lo que pienso, y en general, también por delante de lo que debo. Así que no daré ninguna vuelta para afirmar, por si no queda claro en el titular de este artículo, que “Pepe Ballesta el rector” es mi amigo, y eso creo que en lugar de inhabilitarme para hablar de él, me faculta para poder hacerlo desde el conocimiento de su persona.

Con él he compartido a lo largo de los años muchos y buenos momentos, especialmente en la radio, como colaborador de Murcia Hoy por Hoy en la Cadena SER, cuando tuve la fortuna de dirigir el programa. Y también fuera de ella, perdurables vivencias que nunca olvidaré, como su presencia en el Real Casino tras “mi obligada despedida de Radio Murcia” a una cena promovida por nuestro común amigo Tomás Zamora, que conservo en la memoria de mi corazón. Gracias a dicha cena, se me hizo más dulce el obligado adiós a mi querida EAJ 17, por el calor y al afecto de los que como él, un día se bajaron de su particular pedestal para acercar su voz a los oyentes, sólo porque yo se lo había pedido: Juan Ramón Calero, Antonio Bódalo, Joaquín Ángel de Domingo, Frasquito, Cesar Oliva, Ángel Belmonte, Perico el Coloraó, María José Nicolás, Rosa Peñalver o Jesús Navarro entre otros. Y él, “el rector”, que ya era Consejero del Gobierno Regional y que no faltó a la cita para sentarse a mi lado.