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Ballesta es un cero

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Vale, sí. Voy a escribir de nuevo sobre el intocable, el que en todas partes sale, pero del que nada se escribe -ni para bien, ni para hacerle una crítica- y tiene bemoles. Sigue estando presente en los largos plenos del Ayuntamiento de Murcia, pero no interviene, ni cuando el espectáculo popular se sube de madre y sus protegidos empiezan a meter patas, aunque tampoco cuando se trata de proponer algo. Si los datos no me engañan suma cero propuestas, cero enmiendas, cero preguntas, cero iniciativas, y ningún aspaviento durante los plenos. Bueno, de esto último no estoy seguro porque a veces pareciera que en los plenos tenemos al muñeco de cera de Ballesta, más que a un político de carne y hueso que cobra por plenos y comisiones.

La estrategia es bien clara: quemarlos a todos y pasar desapercibido hasta las próximas elecciones. Ahí tenemos a Rebeca Pérez que parecía que iba a ser el futuro del PP de la capital y que espero que no termine como Nuria Fuentes. Aquella dio la cara todo lo que pudo por Miguel Ángel Cámara y al final se quedó en la cuneta con un puesto de directora general, eso sí. Que el PP cuida a los suyos, pero no habléis bien de quiénes van a la carrera.

Ballesta, que sigue posando para las fotos, esta ausente completamente de su obligación: controlar al gobierno municipal. O César o paso de todo, debe de pensar mientras cobra la asistencia a los plenos sin hacer su trabajo, ser oposición. Y ahí tenemos a los suyos que, como todo reloj roto da alguna vez la hora, mientras en la mayoría de ocasiones sobreactúan hasta provocar carcajadas. Alguien debería explicarles que sus noticias van a salir igual -gracias a la cobertura del partido regional- que no hace falta hacer el ridículo, pero ahí siguen.

La de risas que nos estamos echando con lo de que no están puestas las luces con argumentarios repartidos entre amigos, afines y algún despistado, y la de mal que ha sentado saber que el árbol nos lo regalaban a saber a cambio de qué. Que es lo que todos nos preguntamos porque, como dirían los viejos, nadie da duros a cuatro pesetas.

Lo peor es que nos quieren hacer vender que la navidad debe empezar en noviembre o ya si nos ponemos en octubre. O que si no hay luces no hay navidad. Si eso fuera así años se han tirado las pedanías sin navidad mientras se veía desde el espacio el centro de la capital por la cantidad de luces que desprendía el árbol al lado de la casa de Ballesta. Vendrá la navidad y llegaran las luces, lo que no sabemos si podrá haber grandes reuniones ahora que la nueva variante anda suelta, pero ellos a lo suyo.

Lo de Ballesta debe ser muy triste, con lo feliz que era él repartiendo el roscón de reyes, posando en navidades, y departiendo entre foto de inauguración y foto de inauguración del siguiente trozo del Murcia Río. Lo han dejado sin nada. Tanto es así que ni siquiera oposición hace, y mira que podría hacerlo porque alguna cosa se dejaría sin hacer digo yo, pero debe ser que ya no quedaban mas proyectos porque ahí esta en los plenos callado y cobrando.

Al final, como bien me dice un amigo, Ballesta es Ballesta y su ombligo, él sólo piensa en él, en su ego, en su marca, que se debe estropear si hace oposición. Será por eso que le dicen que pase desapercibido, quizás sea para no demostrar esa soberbia que le costó la alcaldía. Eso sí, debe de tener bien amarrados los padrinos con pasta porque en Murcia nadie escribe de su inacción. Ver para creer.      

Vale, sí. Voy a escribir de nuevo sobre el intocable, el que en todas partes sale, pero del que nada se escribe -ni para bien, ni para hacerle una crítica- y tiene bemoles. Sigue estando presente en los largos plenos del Ayuntamiento de Murcia, pero no interviene, ni cuando el espectáculo popular se sube de madre y sus protegidos empiezan a meter patas, aunque tampoco cuando se trata de proponer algo. Si los datos no me engañan suma cero propuestas, cero enmiendas, cero preguntas, cero iniciativas, y ningún aspaviento durante los plenos. Bueno, de esto último no estoy seguro porque a veces pareciera que en los plenos tenemos al muñeco de cera de Ballesta, más que a un político de carne y hueso que cobra por plenos y comisiones.

La estrategia es bien clara: quemarlos a todos y pasar desapercibido hasta las próximas elecciones. Ahí tenemos a Rebeca Pérez que parecía que iba a ser el futuro del PP de la capital y que espero que no termine como Nuria Fuentes. Aquella dio la cara todo lo que pudo por Miguel Ángel Cámara y al final se quedó en la cuneta con un puesto de directora general, eso sí. Que el PP cuida a los suyos, pero no habléis bien de quiénes van a la carrera.