El PP fletó el domingo por la mañana 20 autobuses gratis desde Murcia a la manifestación Madrid para pedir al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, una nueva convocatoria de elecciones. La invitación se extendió a todo el que quisiera subirse al carro, “sean o no del PP o lo hayan votado alguna vez o no”, en palabras del presidente de la Región, Fernando López Miras.
El miércoles pasado, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, pronunció la palabra que cristalizaría la unidad del centro derecha, la derecha y la ultraderecha: relator. Ese término le otorgó una dimensión internacional al conflicto de Cataluña que ni Ciudadanos, Vox o el PP estaban dispuestos a aceptar. Vieron el cielo abierto para ondear la bandera de España con más vigor que nunca y, de paso, echar a Sánchez del Gobierno.
El sustantivo no solo ha unido a los partidos políticos de derechas, sino que también ha tenido el poder de convocar a agrupaciones de ultraderecha como Falange u Hogar Social: todos portando la bandera bicolor con el escudo de España. El hecho de que hayan renunciado al águila de la bandera preconstitucional es una muestra del pragmatismo que han asumido estos grupos de extrema derecha y que aporta una simplificación simbólica para toda la derecha: rojo, amarillo y rojo.
De hecho, al final del mitin que Vox celebró el pasado 14 de noviembre en el Hotel Nelva en Murcia dentro de su gira `La España viva´ se escuchó el himno nacional y se ondearon banderas del país. Nadie entre los asistentes entonó ninguna letra ni se pudo ver ningún águila imperial de la dictadura franquista estampada en ellas.
También se cuidaron de no portar ninguna bandera con el águila los manifestantes del grupo Lo Nuestro durante el desfile que hicieron en Murcia el Día de la Hispanidad.
Aunque el PP ya había convocado otras protestas contra gobiernos socialistas estando en la oposición, como la manifestación contra el aborto o el matrimonio LGTBI, nunca se había echado a la calle con tantos compañeros de batalla y todos enarbolando un único símbolo. Tantos convocantes, eso sí, sólo han reunido a 50.000 personas en Colón.
La izquierda, también proclive a los símbolos, -recordemos las chaquetas de pana del PSOE durante la transición o la coleta de Pablo Iglesias, por mentar un par de ellos- los ha gastado demasiado y ha hecho un gran acopio de ellos. No hay hoy en día ningún símbolo potente que identifique a las izquierdas. Eso, como ha sido siempre, no juega a su favor, especialmente en estos tiempos tan mediáticos y visuales.
Las derechas han dado con un logo que no requiere mayor explicación para avivar a las masas en estos tiempos confusos y complejos. Como cortina de humo para no tener que dar explicaciones sobre la corrupción que ha asediado al partido y el sufrimiento económico que todavía experimentan muchas familias en España tras la crisis, al PP le viene como anillo al dedo.
Más banderas: Juramento Civil en Murcia
Y al tiempo que la madrileña plaza de Colón se llenaba de banderas de España, la avenida Teniente Flomesta, frente al Ayuntamiento de Murcia, también se convirtió en otro escenario para ondear la insignia durante el Juramento Civil de la Bandera. Eso sí, las mujeres con traje corto y sin pintalabios, la etiqueta aconsejada por el consistorio.
Más de 200 vecinos han podido mostrar su querencia a la enseña nacional en los actos de conmemoración del 75 aniversario de la Academia General del Aire, con la participación de miembros de la Academia y la Patrulla Águila.
Al alcalde de Murcia, José Ballesta, no le ha quedado más remedio que permanecer en su ciudad en lugar de montarse en un autobús gratuito camino a Madrid, en compañía del líder socialista de la Región, Diego Conesa, quien también ha besado la insignia.
A falta de uno, buenos son dos los lugares donde pasear la bandera española. Ahora, lo que eso signifique exactamente para cada uno de quienes la ondean es ya harina de otro costal.
El PP fletó el domingo por la mañana 20 autobuses gratis desde Murcia a la manifestación Madrid para pedir al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, una nueva convocatoria de elecciones. La invitación se extendió a todo el que quisiera subirse al carro, “sean o no del PP o lo hayan votado alguna vez o no”, en palabras del presidente de la Región, Fernando López Miras.
El miércoles pasado, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, pronunció la palabra que cristalizaría la unidad del centro derecha, la derecha y la ultraderecha: relator. Ese término le otorgó una dimensión internacional al conflicto de Cataluña que ni Ciudadanos, Vox o el PP estaban dispuestos a aceptar. Vieron el cielo abierto para ondear la bandera de España con más vigor que nunca y, de paso, echar a Sánchez del Gobierno.