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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La BBC como enemigo

La BBC suele ser el ejemplo recurrente para valorar una radiotelevisión pública en cualquier país. Ahora, la modélica financiación de la cadena británica corre peligro tras la aplastante victoria de los conservadores en las últimas legislativas. Recordemos que son los propios ciudadanos los que contribuyen anualmente a dotar de presupuesto a esa corporación. Lo hacen mediante un cánon obligatorio, de algo más de 185 euros, que garantiza la continuidad del servicio público. La táctica de los 'torys' para vengarse de este medio de comunicación, al que consideran enemigo de sus intereses, es despenalizar el delito de no abonar la mencionada tasa.

Boris Johnson, el incontestable ganador de esos comicios, se negó durante la campaña a ser entrevistado por uno de los periodistas de la cadena, especializado en someter a sus interlocutores a un tercer grado. Al tiempo, un responsable de edición ha denunciado “las terribles presiones” que han recibido en estos días por parte de los partidos y de sus acólitos.

En la BBC no es un obstáculo para su difusión que sea un periodista de la competencia el que ponga en un brete a un político. Un reportero de la cadena independiente ITV mostró a Boris Johnson la fotografía de un niño de cuatro años, afectado por neumonía, mientras dormía en el suelo en un hospital de Leeds por falta de camas. El líder 'tory' se negó a mirar la foto en el móvil que le mostró el periodista, lo cogió y se lo guardó en uno de sus bolsillos. Se quiso con ello poner de manifiesto la crítica situación por la que atraviesa la sanidad pública en el Reino Unido. Tras ello, la BBC emitió el vídeo en sus informativos sin ningún tipo de cortapisa o restricción.

Pero no son solo los conservadores los que muestran su inquina hacia la corporación pública. También los laboristas, los grandes derrotados de las últimas elecciones, culpan a la BBC de su aplastante fracaso. Hablan de que, desde hace tiempo, esta ha “demonizado y difamado” a su líder, Jeremy Corbyn. E incluso acusaban a uno de sus presentadores de entregarse a los brazos de los 'torys' al asegurar, en la noche electoral, que Boris Johnson estaba a punto de conseguir “la amplia mayoría que se merece”.

Que los unos y los otros critiquen de esa forma tan exacerbada a un medio público implica que algo deben de estar haciendo bien sus profesionales. La BBC viene siendo, desde su fundación, hace 97 años, ese altavoz al que aspiran a convertirse todas y cada una de las cadenas en todo el mundo, las cuales siempre intentan asemejarse a ella en sus principios, aunque pocas lo consiguen finalmente. Si conservadores y laboristas coinciden en quién es el enemigo a batir, es que el periodismo ha salido ganando en el Reino Unido.

La BBC suele ser el ejemplo recurrente para valorar una radiotelevisión pública en cualquier país. Ahora, la modélica financiación de la cadena británica corre peligro tras la aplastante victoria de los conservadores en las últimas legislativas. Recordemos que son los propios ciudadanos los que contribuyen anualmente a dotar de presupuesto a esa corporación. Lo hacen mediante un cánon obligatorio, de algo más de 185 euros, que garantiza la continuidad del servicio público. La táctica de los 'torys' para vengarse de este medio de comunicación, al que consideran enemigo de sus intereses, es despenalizar el delito de no abonar la mencionada tasa.

Boris Johnson, el incontestable ganador de esos comicios, se negó durante la campaña a ser entrevistado por uno de los periodistas de la cadena, especializado en someter a sus interlocutores a un tercer grado. Al tiempo, un responsable de edición ha denunciado “las terribles presiones” que han recibido en estos días por parte de los partidos y de sus acólitos.