Ahora que se celebran 50 años de la fundación del grupo Scout Espinardo, ahora es un buen momento para poner en marcha la maquinaria del recuerdo. Que grupo de Espinardo dirigido por los hermanos Alonso y Pepe Rubio, la familia Tudela, no era un grupo de escultismo de estilo ortodoxo, no tengo ningún tipo de dudas; y de que yo era un heterodoxo tampoco tengo alguna, si miro la foto ajada de una de aquellas maravillosas excursiones, en las que como exploradores tratábamos de descubrir sinuosas grutas, y de pronto te encontrabas en aquellas acampadas nocturnas a solas con un cielo estrellado, mientras absorto descubrías otros mundos dentro de tu mundo cotidiano.
Ahora te llegan a la memoria aquellos nuevos conceptos de la amistad y del compañerismo que afloraban como flores por primaveras, libres y sin tener que entregar nada a cambio; ahora te llega el perfume de aquella naturaleza y el amor que te transmitían para que cuidaras el medio ambiente.
Ahora recuerdas vagamente aquellas nociones del libro de Baden Powell y aquella promesa que un día hiciste sin vestir propiamente de Scout, tan solo con aquella pañoleta marrón y amarilla que tal vez te prestaron, y resuenan las voces y las sonrisas de aquellos zorros, ahora, viejos amigos, que formaron parte de tu grupo: “Los Zorros”.
Y aquellos zorros, listos como el hambre y diáfanos en la amistad como un vaso de agua, ahora compruebas que nada tienen que ver con aquellas imágenes de ingenuidad con la que ciertas películas americanas han esteriotipado la figura del Boy Scout, bonachón y algo gordito, también en la filmografía de Woody Allen, que se ríe hasta de su sombra. Ahora que se cumplen 50 años de la fundación de los Scouts de Espinardo, ahora añoras con la nostalgia de lo vivido aquellos momentos de compañerismo, de libertad y fraternidad y crees, ahora, que muy sinceramente valió el tiempo vivirlo.
Ahora que se celebran 50 años de la fundación del grupo Scout Espinardo, ahora es un buen momento para poner en marcha la maquinaria del recuerdo. Que grupo de Espinardo dirigido por los hermanos Alonso y Pepe Rubio, la familia Tudela, no era un grupo de escultismo de estilo ortodoxo, no tengo ningún tipo de dudas; y de que yo era un heterodoxo tampoco tengo alguna, si miro la foto ajada de una de aquellas maravillosas excursiones, en las que como exploradores tratábamos de descubrir sinuosas grutas, y de pronto te encontrabas en aquellas acampadas nocturnas a solas con un cielo estrellado, mientras absorto descubrías otros mundos dentro de tu mundo cotidiano.
Ahora te llegan a la memoria aquellos nuevos conceptos de la amistad y del compañerismo que afloraban como flores por primaveras, libres y sin tener que entregar nada a cambio; ahora te llega el perfume de aquella naturaleza y el amor que te transmitían para que cuidaras el medio ambiente.