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Cambio frente al cambio

Estos días se ha estado desarrollando la Cumbre del Clima en Madrid en la cual diversos y múltiples agentes de la sociedad mundial se han reunido para debatir de qué forma afrontar el cambio climático. Aprovecho, por lo tanto, para decir que este ‘mainstream’ en este momento es para, precisamente, criticar la falta de soluciones reales y frenar esta crisis climática porque es eso, una crisis, no un cambio.

Solemos poner el grito en el cielo ante posturas negacionistas del cambio climático -y con razón- pero a mí me parece que negar la necesidad de un cambio en nuestro sistema productivo y socioeconómico para frenar la destrucción medioambiental es tan nocivo como negar la existencia de este cambio y de la influencia del ser humano en el mismo.

A día de hoy hay quien cree que la crisis climática tocará fin única y exclusivamente reciclando, consumiendo productos ‘eco-friendly’ y/o usando transporte público. Aunque ayuden a ello, si no se acompañan de medidas radicales no se logrará nada, y -no se asusten- digo radicales porque el problema es de raíz y sobre ella hay que incidir: debemos insistir en los cambios estructurales que modifiquen los cimientos sobre los que se ha construido el apocalipsis climático que hoy vivimos a nivel mundial.

Poniendo un doloroso ejemplo, el problema del Mar Menor no es cuestión de que los murcianos reciclemos más o menos. El problema es consecuencia de la ineptitud política y de la permisibilidad ante la explotación urbanística y los constante vertidos residuales a la laguna por parte de las grandes empresas agroalimentarias de la zona. Se ha permitido destrozar un ecosistema único meramente por el beneficio económico. Esto no se soluciona solamente yendo en bicicleta a trabajar, esto se solventará cambiando nuestro modelo productivo y de consumo para hacerlo más sostenible y menos perjudicial para el medio ambiente.

Se culpa a las clases medias y humildes de la crisis que vivimos. Se nos dice que todo esto ha pasado por usar plásticos, montar en coche o no usar luces de bajo consumo, ¿por qué? Porque nadie se atreve a señalar a los verdaderos culpables: las grandes empresas que contaminan sobradamente por encima de lo que hace el resto de comunes mortales con su 'todo vale' han logrado acabar con el planeta.

De nada sirve que patrocinen cumbres por el clima o hagan anuncios de sensibilización mientras estos mastodontes empresariales siguen destruyendo con sus virulentas prácticas productivas nuestro amado mundo.

El cambio frente al cambio debe ser de raíz y estructural, nos toca a nosotros -jóvenes, clases medias y humildes, cualquiera con conciencia medioambiental- luchar por ello y reivindicar estos cambios porque nadie muerde la mano que le da de comer. Que nadie nos pueda decir que no libramos las batallas de nuestra época.

Estos días se ha estado desarrollando la Cumbre del Clima en Madrid en la cual diversos y múltiples agentes de la sociedad mundial se han reunido para debatir de qué forma afrontar el cambio climático. Aprovecho, por lo tanto, para decir que este ‘mainstream’ en este momento es para, precisamente, criticar la falta de soluciones reales y frenar esta crisis climática porque es eso, una crisis, no un cambio.

Solemos poner el grito en el cielo ante posturas negacionistas del cambio climático -y con razón- pero a mí me parece que negar la necesidad de un cambio en nuestro sistema productivo y socioeconómico para frenar la destrucción medioambiental es tan nocivo como negar la existencia de este cambio y de la influencia del ser humano en el mismo.