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Lo del campo huele mal

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El campo es muy sacrificado, el agricultor trabaja de sol a sol, temiendo al excesivo calor y a la vez deseando que llueva, pero no mucho, mientras reza para que no llegue una plaga que, resistente a los pesticidas aprobados por Europa, acabe por llevarse la cosecha. Es duro trabajar en el campo.

En todo esto estamos de acuerdo, pero hay cosas que huelen mal en el campo murciano. Es cierto que todos pagan por unos pocos y van todo al mismo saco. Las manifestaciones están poniendo a más de uno de los nervios, porque a quienes las promueven -la patronal-, no le casan algunos discursos. La manifestación es un derecho sagrado de la democracia y hay que hacerlas para que te hagan caso, que voy a decir yo que con el soterramiento se paseaban todas las noches los ciudadanos.

Sin embargo, no todos los agricultores están de acuerdo en ciertas cosas, ni todos ven la misma intención, porque no todos tienen los mismos posibles. Hay quien alquila un tractor y hay quien lo tiene; la diferencia es importante. Hay quien tiene más y hay quien tiene menos; los que más tienen gozan de la posibilidad de negociar, y el que menos ha de dejar las cosas en el árbol. Lentejas, si quieres las tomas y si no las dejas. Seamos serios, mientras todos notamos cómo suben los precios en las grandes superficies para mantener sus ingresos porque sus economistas les han dicho que no pueden perder dinero por la inflación, vemos cómo los agricultores venden a pérdidas para que los intermediarios, en algún caso no los hay, se forren. Sin embargo, no he visto a ningún agricultor manifestarse contra esos intermediarios y grandes superficies porque esto no va de eso y ese es el problema.

Es curioso que cuando la PAC y los demonizados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) van camino de dejar de pagar por hectárea y empezar a ver al pequeño agricultor en toda Europa, la movilización sea europea y le pille manía al cambio verde, de controlar los pesticidas y los fertilizantes que producen resultados no previstos en origen, como el Mar Menor. Seamos serios, esto ya no es una agricultura de secano ni tampoco la de regadío de nuestra época; aquí hablamos de grandes matrices y de agricultura intensiva, un agronegocio que gasta fertilizantes por un tubo y cuyos nitratos han convertido lo que antes fue seña del turismo en un problema de alcance mundial y que no es nuevo. El problema es el de siempre: conciliar el derecho al turismo con una agricultura que tendrá que hacerse donde no genere eso que los economistas llaman externalidades ambientales negativas. Así que me van a perdonar, en algunas demandas los denominados agricultores no tienen mis simpatías y menos cuando aquí veo poco huertano y mucho empresario, que eso también hay que decirlo.

A todo esto, hay que sumarle que Vox es el partido que más apoya a estas movilizaciones, que no tienen que ver con el agro, lo veremos en las próximas elecciones europeas, sino con otras cosas. Podríamos discutir si las políticas europeas se han tomado sin consultarles, es posible, pero me da que el problema no lo tenemos ahí, sino en otro sitio, y aquí hay dos fundaciones que le están haciendo daño a los honrados agricultores que van a pagar el pato, por un lado, y por el otro, porque oye, el comer no está reñido con disfrutar del medioambiente. Un término medio creo que es posible.

El campo es muy sacrificado, el agricultor trabaja de sol a sol, temiendo al excesivo calor y a la vez deseando que llueva, pero no mucho, mientras reza para que no llegue una plaga que, resistente a los pesticidas aprobados por Europa, acabe por llevarse la cosecha. Es duro trabajar en el campo.

En todo esto estamos de acuerdo, pero hay cosas que huelen mal en el campo murciano. Es cierto que todos pagan por unos pocos y van todo al mismo saco. Las manifestaciones están poniendo a más de uno de los nervios, porque a quienes las promueven -la patronal-, no le casan algunos discursos. La manifestación es un derecho sagrado de la democracia y hay que hacerlas para que te hagan caso, que voy a decir yo que con el soterramiento se paseaban todas las noches los ciudadanos.