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Caos

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Hace dos semanas escribí sobre el transporte público en la ciudad de Murcia y lo mal que estaba. Ahora es un clamor. No me pongo medallas porque era evidente lo que se avecinaba. La inacción persistente desde que entraron en el Consistorio y, antes, lo de darle una patada al balón para no tomar decisiones, y la falta de interés en reducir el uso de vehículos privados en el centro nos han llevado al caos que se está viviendo estos días.

La situación no es solo un problema logístico, sino que también afecta a la calidad de vida de los murcianos, quienes día a día se enfrentan a una ciudad cada vez más desordenada, contaminada y menos amigable.

Un ejemplo claro de la falta de planificación a medio plazo fue lo ocurrido el pasado fin de semana en un concierto en Nueva Condomina. Primero, cambiaron la ubicación del evento después de vender las entradas, con la intención de sacar los conciertos de La Fica.

Hasta aquí, bien, sobre todo por el descanso de los vecinos de la Fica, para fastidiar a los de Churra…. Al menos no lo hagas de sopetón, y si trasladas los conciertos a otra zona, asegúrate de que haya un servicio de transporte adecuado. Lo segundo se les olvidó.

Al concierto llegaron, pero al salir, tras disfrutar de su música favorita, muchos se vieron obligados a buscarse la vida para volver a casa. Un verdadero caos. Y eso, en una zona donde hay tranvía. Imagínate cómo será en zonas donde ni siquiera existe este medio de transporte.

En Murcia, el tranvía hacia la zona sur debió haberse construido hace años, como en Alicante, donde funciona muy bien desde hace tiempo. Pero aquí se invierte en otras “prioridades”; el Ayuntamiento prefiere gastar en pasteles de carne y marineras gratis en las fiestas o en flores de temporada que, con este calor, desaparecen rápidamente.

Mientras tanto, nos suben los impuestos para pagar oropeles y no soluciones. La falta de un plan de transporte coherente no es solo un error del Ayuntamiento; es un reflejo de la desidia de nuestras autoridades. Mientras López Miras se desentiende, nadie parece tener un plan claro sobre qué hacer con el transporte regional. Al final, la estación soterrada es un proyecto que solo se resolverá cuando el soterramiento sea una realidad, y la financiación del tranvía depende de la presión vecinal y del Estado español.

No se puede esperar que la Comunidad Autónoma actúe, ni en Murcia ni en Cartagena. Total, parece que nadie sabe para quién gobiernan; será para venderle el pescado podrido a los de Talavera de la Reina. Hay que tener cuajo.

Les gusta sacar pecho, pero no tienen ni idea de cómo será Murcia ciudad ni la Región dentro de diez años. La ciudad se está convirtiendo en un lugar cada vez más incómodo, más gris, con más coches, menos peatones y menos zonas verdes. Proyectos como el tan publicitado 'Murcia Río' han quedado en poco más que carteles y fotos para la prensa. Todo muy bonito, pero poco práctico cuando ni siquiera puedes ir en transporte público a los lugares de interés.

Los autobuses pasan de largo, dejando a usuarios en las paradas porque van llenos debido a la escasez de frecuencias. Es triste pensar que hace veinte años había mejor transporte que ahora, mientras que en el resto del mundo se apuesta claramente por el transporte colectivo.

En Murcia, seguimos a la deriva y el caos no hace más que aumentar. En parte, esto se debe a que las medidas que debían acompañar los cambios del plan de movilidad no se han tomado. Por lo tanto, los autobuseros se quejan de que los cambios en Teniente Flomesta les hacen perder tiempo y perjudican a quienes tienen que llegar al trabajo o a sus estudios.

Es un claro ejemplo de gobernar en contra de los más débiles. La situación es inaceptable y requiere una acción urgente. No podemos seguir permitiendo que nuestra ciudad se convierta en un laberinto de vehículos y estrés. Es hora de que nuestras autoridades asuman su responsabilidad y tomen decisiones valientes para mejorar el transporte público y la calidad de vida de los murcianos. Solo así podremos mirar al futuro con esperanza y construir una ciudad más habitable para todos, pero no están por la labor. Así que les aprovechen las cervezas, las marineras y las copas.

Hace dos semanas escribí sobre el transporte público en la ciudad de Murcia y lo mal que estaba. Ahora es un clamor. No me pongo medallas porque era evidente lo que se avecinaba. La inacción persistente desde que entraron en el Consistorio y, antes, lo de darle una patada al balón para no tomar decisiones, y la falta de interés en reducir el uso de vehículos privados en el centro nos han llevado al caos que se está viviendo estos días.

La situación no es solo un problema logístico, sino que también afecta a la calidad de vida de los murcianos, quienes día a día se enfrentan a una ciudad cada vez más desordenada, contaminada y menos amigable.