Durante la pandemia el Gobierno Regional gastó buena parte de los fondos covid estatales para educación en pagar deudas de su desastrosa gestión económica. Mientras tanto, se preparaban para asegurarse de que el servicio no pudiese volver a levantarse. Lo que siempre han soñado: que sea todo pasto de sus amigos, los buitres y barracudas de los dineros públicos. Lentamente, lo han ido perpetrando hasta que la pandemia les ha brindado la oportunidad final.
La educación pública de esta tierra está en chabolas. En casi todos los sentidos, menos en el de la indigencia moral, ya que ésta habita el Palacio de San Esteban. Aulas y aulas, y más aulas, en barracones. Negativa de López Miras a que la región aporte fondos, como las otras CCAA, aprovechando el plan ministerial de climatización, para adaptar los centros al cambio climático. No. La Tierra es plana y se puede estudiar a 35 grados. Toma indigencia climática, si quieres respirar págate un privado. Los fondos Next Generation que están llegando para adaptación climática los gastan en quitar el amianto que no han quitado en décadas: luego ponen dos placas solares y ya, dinero “justificado” a Europa.
Incluso tenemos criaturas a las que les han quitado los barracones del patio, en La Unión, teniendo que esperar sin aulas hasta que les pongan “otros barracones” en la calle de al lado, que más que una calle es un cauce que desagua en la rambla que hay allí mismo. Plan perfecto para hundir la matrícula del centro, y así uno menos, ya se encarga la próxima DANA. Un autobús va a las nueve al cole y desperdiga criaturas en dos o tres viajes, por ahí, por donde van cabiendo en la zona. Lo hacen por caridad.
También indigencia legal, ya que Miras (y no ninguna figura de paja) ha decidido que es mejor reventar el sistema que aplicar la LOMLOE. No hay currículos, ni ley ni orden. Pero sí “conciertos”, claro. En septiembre, al contrario que en otras CCAA, López Miras ha decidido dejar al personal interino sin contratar, y los equipos de trabajo sin formar. ¿Para qué? Nos ahorramos unos dineros, y así podemos permitirnos exenciones fiscales para las casas de apuestas, que cercan los coles públicos de los barrios. En medio de una crisis de salud mental entre las criaturas como nunca se ha visto. Barracones, casas de apuestas, y aulas a reventar, porque de bajar ratios como en Valencia o Canarias nada.
Durante estos días, grupos y más grupos de alumnos han estado sin docente, y así siguen muchos porque Miras ha decidido dilatar los plazos para cubrir sustituciones hasta 12 días, para recortar en personal. Departamentos y equipos de coordinación medio paralizados en el caos burocrático que se está sembrando a posta para sabotear. Al tiempo, otras CCAA proceden de emergencia a rescatar sus centros, con bajadas de ratios de distinta condición, recalibrando horas lectivas y complementarias para que el personal pueda trabajar, o con refuerzos significativos de orientación y trabajo socioeducativo, porque es un clamor que hay que rescatar a las criaturas con recursos humanos -no tablets- para cuidarlos de forma más individualizada.
En cambio, la región se propone dejar sin efecto la figura del Coordinador de Bienestar que introduce la nueva ley, creándola, pero sin horas para que nadie haga nada. Funcionará en las otras CCAA que sí la doten de horas, pero aquí no. Lo de “bienestar” ha debido sonarles mal. Poco queda ya por perder a las familias y a las maestras. Especialmente a las interinas, maltratadas por una administración que solo las quiere si es en fraude, de carne de barracón y trinchera, contratadas despedidas y vueltas a contratar. Si quieres el puesto de trabajo por el que te has partido el pecho nos lo arrancas en tribunales o nada.
Las organizaciones sindicales, entre ellas STERM, y las asociaciones y movimientos de docentes, están armando protestas bajo la imagen unitaria de la escuela pública. Cada jueves más y más camisetas verdes en los centros. Las AMPAS y las plataformas de familias damnificadas por el chabolismo también. No hay vuelta atrás. Este otoño va a ser movido en la escuela pública. Es a vida o muerte, y estamos en año electoral. No podremos sobrevivir sin movilizaciones. Todas y cada una de las personas que componen la gran comunidad de la escuela pública tenemos una decisión que tomar.
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