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Ciudadanos vuelve a defraudar

Coordinadora autonómica de Cs en la Región de Murcia, Ana Martínez Vidal y el vicesecretario general nacional de Ciudadanos, Carlos Cuadrado

Miguel Hernández

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Cuadrado y Espejo, los dos lugartenientes de Inés Arrimadas para asuntos internos, a los que se conocen en términos peyorativos como los 'fontaneros del reino naranja', han sido los nuevos protagonistas del enésimo y penoso espectáculo ofrecido por este partido en la Región de Murcia.

Y es que al margen de confundir otra vez las instituciones con las organizaciones, o de mentirnos a la cara cuando dijeron que no vinieron a promover el traspaso de poderes de la actual vicepresidenta a la portavoz -por cierto, lo del tutelaje desde Madrid es ya patético-, en el PP saben que a la hora de tomar decisiones, Centrofama es solo una oficina de atención al afiliado. La interlocución está en la capital de España: los dos emisarios madrileños han perdido otra oportunidad para pedir perdón a la sociedad murciana.

Empiezo a pensar que no son conscientes del daño que este partido ha hecho a la sociedad murciana con tantas mentiras y trampas en sus pocos años de vida pública, y que actúan desde la soberbia y la prepotencia que les imprimió Albert Rivera, y que hoy en día sufren en sus propias carnes por el propio ex líder naranja, que sigue sin asumir que su narcisismo y su ambición desmedida. Son parte del problema de la formación que quiere seguir dirigiendo desde la sombra.

Si Ciudadanos quiere tener la más mínima oportunidad de recuperar el prestigio perdido, la credibilidad abandonada o la confianza prostituida, la única salida es pedir perdón por todo el daño que han hecho, incluso a las instituciones que representan.

Reconozco que cuando me informaron que las dos personas que controlan ahora el partido, pues Inés está para otras cosas, incluido apagar los fuegos que va provocando su antecesor, pensé por un momento que podrían hacer una rueda de prensa en Centrofama, con su portavoz al frente, e iniciar una nueva etapa desde el perdón y la humildad.

Pero no. Se van a la vicepresidencia a hablar de su partido político y salen con el rabo entre las piernas, después se marchan a San Esteban, ninguneando a la propia portavoz. Si yo fuera Ana María Martínez Vidal, hubiese presentando mi dimisión en ese mismo instante, para hacerse una foto que solo beneficia al más listo del Gobierno, el presidente, dejando a los murcianos y murcianas con un palmo de narices, y volviendo a tratarnos de inmaduros.

Pero me temo, que el engaño ya toca a su fin, y los ciudadanos de esta Región ya han escrito la última página del libro naranja: D.E.P.

Ahora solo falta saber si Miguel Sánchez, que sigue siendo de Ciudadanos y senador, va a abrir un nuevo libro, o simplemente se va a tirar tres años por libre.

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