“Sin resentimiento ni rencor”. Así dijo José Ballesta que abandonaba la Alcaldía en su turno durante la moción de censura que PSOE, Ciudadanos y Podemos sacaron adelante el pasado jueves para desalojar al PP del Ayuntamiento de Murcia después de 26 años.
Ballesta se ha esforzado en cultivar una imagen discordante de otros compañeros del partido, lo cual llamaba especialmente la atención en los mítines del PP. Ha sido, por así decirlo, una ‘palomita suelta’: caballeroso, humanista, siempre con citas a poetas y filósofos en la punta de la boca, con grandes proyectos en mente para el municipio: ‘Murcia Río’, la rehabilitación de la Cárcel Vieja, Las Fortalezas del Rey Lobo, ADN Urbano y en los últimos tiempos ‘Conexión Sur’, por mencionar algunos de los más importantes.
No ha habido ninguna ocasión en la que le haya visto dirigirse a los murcianos y que el exregidor no haya pronunciado la palabra “sueño”. Definitivamente, ha sido el alcalde de “sueños”, de los símbolos, de la cortesía, de la cultura y de las flores en el centro del municipio. ¿Pero ha sido el alcalde de los murcianos de los barrios y de las pedanías, donde vive la mitad de la población? ¿Ha sido el alcalde del municipio de España con uno de los niveles más altos de contaminación del aire? ¿Ha sido el alcalde que durante la pandemia se vio obligado a aprobar una moción para la reactivación socioeconómica del municipio planteada por su antiguo socio, Cs, más PSOE y Podemos ante la inacción propia? ¿Ha sido el alcalde decidido a investigar los presuntos contratos irregulares que el vicealcalde Mario Gómez se empeñaba en mirar con lupa y que terminó por llevar a UDEF y Fiscalía?
Llama también poderosamente la atención que la cúpula regional del PP tampoco haya hecho muchos aspavientos por defender la figura del alcalde de la capital desde 2015 hasta el pasado jueves. Quizás ahora que Cs ha retirado la reforma de la Ley del Presidente que hubiera permitido a Fernando Lóepz Miras presentarse a las próximas elecciones, temen que Ballesta dé un paso hacia delante para liderar el PP regional, aunque también se disputa el puesto la alcaldesa popular de Archena, Patricia Fernández o el de San Javier, José Miguel Luengo. Tan solo se organizó una caravana de coches la noche anterior de la moción de censura en apoyo a Ballesta. El autobús que salió a la calle con el lema ayusiano 'Comunismo o libertad' fue el mismo en el que se montaron los Reyes Magos un par de meses atrás para repartir regalos a los niños. Siempre le quedarán a Ballesta los “paraísos perdidos” de los que habló el martes pasado en la Cope, con permiso de John Milton.
“Sin resentimiento ni rencor”. Así dijo José Ballesta que abandonaba la Alcaldía en su turno durante la moción de censura que PSOE, Ciudadanos y Podemos sacaron adelante el pasado jueves para desalojar al PP del Ayuntamiento de Murcia después de 26 años.
Ballesta se ha esforzado en cultivar una imagen discordante de otros compañeros del partido, lo cual llamaba especialmente la atención en los mítines del PP. Ha sido, por así decirlo, una ‘palomita suelta’: caballeroso, humanista, siempre con citas a poetas y filósofos en la punta de la boca, con grandes proyectos en mente para el municipio: ‘Murcia Río’, la rehabilitación de la Cárcel Vieja, Las Fortalezas del Rey Lobo, ADN Urbano y en los últimos tiempos ‘Conexión Sur’, por mencionar algunos de los más importantes.