La Consejería de Medio Ambiente ha iniciado el proceso para la elaboración del plan de conservación de la tortuga mora a través de consulta pública, aunque ya en 2018 se había presentado, con retraso, un plan al Consejo Asesor de Medio Ambiente del cual no se había vuelto a saber nada. El incumplimiento flagrante de la Ley/1995 de Protección de la Fauna Silvestre, que plantea que las especies vulnerables tengan un plan de conservación de los hábitats, ha sido un baldón durante décadas para el Gobierno regional.
La tortuga mora (Testudo graeca) es una de las ocho especies del género Testudo. Existen tres poblaciones: en la Región de Murcia y Almería, en Baleares y en Doñana. En España y en Andalucía la especie se cataloga como en peligro y en la Región de Murcia como vulnerable.
Para garantizar la viabilidad de estas poblaciones a largo plazo es necesario evaluar su estado de conservación, a la vez que sensibilizar a la población para la protección de la especie. El escaso interés en las acciones de conservación de la administración regional ha hecho que otras asociaciones, como la Asociación para la Custodia del Territorio (ACUDE) y la Asociación Herpetológica Española (AHE), trabajaran en la conservación de esta especie emblemática de la Región.
El Área de Ecología de la Universidad Miguel Hernández dirige el proyecto Testudo, que integra una campaña de voluntariado para realizar censos en poblaciones de tortuga mora de Murcia y Almería, con la colaboración de Ecologistas en Acción, Serbal, ACUDE y AHE.
La pérdida y la fragmentación de su hábitat, su tenencia en cautividad, los incendios forestales, la apertura de autovías y carreteras también son una amenaza y ponen en peligro a las poblaciones murciano-almerienses, en un contexto de cambio climático.
El desarrollo de infraestructuras viarias, líneas de transporte, distribución e infraestructuras eléctricas, actividades industriales y de generación de energía, así como el crecimiento de la urbanización extensiva ha provocado que un problema fundamental sea la reducción progresiva y la fragmentación de hábitats, en las últimas décadas.
Esta fragmentación evita el contacto de las diferentes poblaciones y favorece la endogamia. Hay zonas con altas densidades de tortuga mora que se encuentran fuera de la red de espacios protegidos. Eso hace más necesario el mantenimiento de sus zonas, analizar los corredores ecológico y estudiar la creación de otros nuevos que permitan sus desplazamientos.
Las roturaciones de cultivo o la puesta en regadío de nuevas zonas también acaban o disminuyen los hábitats de las poblaciones. Los incendios forestales acaban también con muchos ejemplares de la especie. Una verdadera catástrofe se produjo en agosto de 2004, cuando más de 2.000 ejemplares de tortuga mora murieron en el incendio forestal que asoló 250 hectáreas de la Sierra de La Almenara-Carrasquilla en Lorca, según un informe elaborado por la fundación Global Nature.
Es preocupante la mortandad de esta especie por atropellos de vehículos. La asociación Amacope encontró, en el mes de abril de este año, doce cadáveres de tortugas moras atropelladas en la carretera de Calabardina a la playa de El Sombrerico, dentro del Parque Regional Cabo Cope y Puntas de Calnegre.
La captura de tortugas y comercialización como animal doméstico es otro problema grave. En mayo, la Guardia Civil intervino 229 tortugas moras en una finca de Picassent (Valencia) que carecían de documentación legal, en la mayor incautación de esta especie protegida.
El comercio ilegal de ejemplares silvestres y la reintroducción ejemplares provenientes de cautividad es un problema añadido para la conservación de la especie. Solamente se pueden liberar aquellas tortugas sobre las que hay plena seguridad de que pertenecen a la población ibérica para que no haya riesgos de hibridación genética o de transmisión de enfermedades. Debe evitarse la liberación de tortugas que provengan de otros lugares, aunque pertenezcan a la misma especie. La tortuga no es una mascota, es una especie que cumple un papel fundamental en los ecosistemas del Sureste peninsular.
Es necesario también la creación de una reserva adecuada para el manejo de toda la población exógena e híbrida que no va a poder reintroducirse.
Bienvenido sea el proyecto de Plan de Conservación de la Tortuga Mora, si no se convierte en papel mojado, que suponga acciones urgentes y decididas para la preservación y desarrollo de esta especie emblemática de nuestro medio natural.
La Consejería de Medio Ambiente ha iniciado el proceso para la elaboración del plan de conservación de la tortuga mora a través de consulta pública, aunque ya en 2018 se había presentado, con retraso, un plan al Consejo Asesor de Medio Ambiente del cual no se había vuelto a saber nada. El incumplimiento flagrante de la Ley/1995 de Protección de la Fauna Silvestre, que plantea que las especies vulnerables tengan un plan de conservación de los hábitats, ha sido un baldón durante décadas para el Gobierno regional.
La tortuga mora (Testudo graeca) es una de las ocho especies del género Testudo. Existen tres poblaciones: en la Región de Murcia y Almería, en Baleares y en Doñana. En España y en Andalucía la especie se cataloga como en peligro y en la Región de Murcia como vulnerable.