En 2020 el Día Mundial de la Salud nos sorprendió en pleno confinamiento estricto decretado en la mayoría de los países del mundo. Este 2021, y ya con tiempo para reflexionar, la Organización Mundial de la Salud pone el acento en las desigualdades que existen y que condenan a las poblaciones más pobres a la enfermedad, con un lema que debería hacer reflexionar a cualquier sociedad democráticamente avanzada: “Construir un mundo más justo y saludable”.
“Nos dicen que el coronavirus es el 'gran nivelador'. No lo es. Es mucho, mucho, más duro si eres pobre”, decía la periodista de la BBC, Emily Maitlis, la noche del 8 de abril de 2020. Una realidad que ha dejado al descubierto el coronavirus en una Región con un socavón de exclusión social y desigualdad sin precedentes en el que un tercio de la población está en riesgo de pobreza y/o exclusión social. Y donde uno de cada tres niños y niñas pasan hambre.
Y es que cuando la COVID-19 comenzó a expandirse hasta convertirse en una pandemia con un alto nivel de contagio en todo el mundo, salieron a flote términos como 'el gran nivelador', 'el gran ecualizador' o 'el gran igualador'. Expresiones que pretendían poner el foco en el hecho de que el coronavirus pone en riesgo la vida de cualquier ser humano, sin importar su origen étnico, su nivel de ingresos o el lugar que habite. Sin embargo, nuestra historia nos decía que la COVID-19 reunía todas las condiciones para ser considerada como la pandemia de la desigualdad.
La pandemia de 1918-19 mató entre 50 y 100 millones de personas a lo largo de tres oleadas. Estudios recientes han demostrado que la mortalidad de las clases sociales populares fue mayor, observándose que la gripe no se comportó de una manera democrática, sino que hubo una variación geográfica significativa en la mortalidad asociada con factores sociodemográficos. Dicho de otro modo: dime en qué parte de la Región vives y te diré que posibilidades tienes.
Nos guste o no, en esta sociedad de la ceguera, en tiempos de pandemia, una de las mejores maneras de valorar los logros o injusticias sociales de una comunidad es analizar en detalle sus condiciones de salud y, muy en especial, su nivel de equidad. Y es por ello que, en la semana en la que se conmemora el Día Mundial de la Salud, desde el PSRM-PSOE ni podemos ni vamos a pasar por alto que el lema de este año (“Construir un mundo más justo y saludable”) pretenda resaltar la importancia de luchar para acabar con las desigualdades salientes de la pandemia.
La importancia de luchar para erradicar las políticas neoliberales que durante años ha utilizado el Partido Popular para ir deteriorando sin piedad los recursos y servicios de la sanidad pública; los servicios sociales y de dependencia que los recortes de Rajoy hicieron imposible desarrollar hasta este 2021 gracias al Plan de Choque de la Dependencia del Gobierno de España que, en una sola partida, han conseguido revertir los recortes de años.
“Construir un mundo más justo y saludable” consiste en erradicar los recortes en el presupuesto regional (aún sin aprobar) a la salud pública como medio para analizar, proteger y prevenir la enfermedad y promocionar la salud colectiva. Un medio que ha sido sistemáticamente infrafinanciado e ignorado por el Gobierno de tránsfugas de López Miras, al tiempo que hipócritamente se aplaudía y aclamaba como héroes a los precarizados profesionales exponiéndolos al contagio y al riesgo de morir. Pero, sobre todo, consiste en invertir en políticas públicas que erradiquen de raíz la pandemia más devastadora de nuestra época: la desigualdad.
El coronavirus nos obliga con urgencia a hacer un cambio social radical. De esta crisis no saldremos como individuos aislados, sino cohesionados de una misma comunidad. Y en este momento de reconstrucción, aún sin presupuestos sociales en la Región, hay una premisa a la que no vamos a renunciar: la justicia social. Y en esa justicia social nos encontrarán.
Construyendo, sí. Pero sin dejar a nadie atrás.
En 2020 el Día Mundial de la Salud nos sorprendió en pleno confinamiento estricto decretado en la mayoría de los países del mundo. Este 2021, y ya con tiempo para reflexionar, la Organización Mundial de la Salud pone el acento en las desigualdades que existen y que condenan a las poblaciones más pobres a la enfermedad, con un lema que debería hacer reflexionar a cualquier sociedad democráticamente avanzada: “Construir un mundo más justo y saludable”.
“Nos dicen que el coronavirus es el 'gran nivelador'. No lo es. Es mucho, mucho, más duro si eres pobre”, decía la periodista de la BBC, Emily Maitlis, la noche del 8 de abril de 2020. Una realidad que ha dejado al descubierto el coronavirus en una Región con un socavón de exclusión social y desigualdad sin precedentes en el que un tercio de la población está en riesgo de pobreza y/o exclusión social. Y donde uno de cada tres niños y niñas pasan hambre.