En septiembre de este año saltaban las alarmas, en los medios de comunicación y la administración, por los episodios de intrusión de polvo sahariano que envolvieron a las ciudades de la región en una calima rojiza y aumentaron la contaminación por partículas. Sin embargo, otros episodios de intrusión de polvo sahariano del año pasado, que fueron igual o más graves, en varios puntos de la región pasaron sin apenas atención. Es el caso de Lorca, que tuvo 11 días seguidos (17-27 de octubre de 2022) de superaciones del valor límite de la normativa estatal de partículas PM10.
La contaminación atmosférica, además de afectar a los ecosistemas y la vegetación suponen un riesgo para la salud pública. La Dirección General de Salud Pública debiera preocuparse por el tema, trabajar y valorar los riesgos e impactos sobre la salud pública derivados de este tipo de contaminación, y proponer medidas concretas preventivas y precautorias; sobre todo porque estas intrusiones van a ser una constante en la región, que se sumará a la contaminación de fondo por partículas (industria, tráfico, quemas agrícolas, etc.)
No podemos poner una inmensa cortina que evite la llegada de polvo sahariano, pero si podemos tomar medidas razonables: un mayor control y disminución de la contaminación por partículas autóctonas producidas por las emisiones industriales y el traficado rodado (PM10, PM2,5) y una modificación en los protocolos anticontaminación de los ayuntamientos, más agiles en su aplicación, no a posteriori, y para ello contamos con las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Hay que pasar de las recomendaciones de los protocolos a acciones preventivas que eviten los riesgos sobre la salud.
En definitiva, las partículas (PM 10, PM 2.5), tanto de origen antropogénico como por causas naturales, el ozono troposférico (O3) y el dióxido de nitrógeno (NO2) se configuran como los tres contaminantes crónicos en nuestro territorio. Las emisiones de metano (CH4) y amoniaco (NH3) de la ganadería industrial son un problema significativo en nuestra región. Nuestro territorio es el segundo más contaminado después de Cataluña, por las emisiones de la ganadería industrial cuyos gases, además, contribuyen al efecto invernadero.
Este año, las partículas PM 2.5, las más peligrosas por ser las de menor tamaño, han comenzado a medirse en la red regional a partir finales de septiembre, excepto en las estaciones de Alumbres y Caravaca. El ozono troposférico (O3) es uno de los problemas fundamentales de contaminación atmosférica en nuestro territorio. Es un contaminante secundario resultante de las interacciones de las emisiones industriales y del tráfico en presencia de luz solar intensa. Prácticamente toda la población murciana resulta afectada por encima de los valores límite diarios que establece la Organización Mundial de la Salud.
El dióxido de nitrógeno (NO2) es uno de los contaminantes más asociado al tráfico urbano. La OMS ha establecido un valor diario de 25 microgramos por metro cúbico. Según este valor, las estaciones de San Basilio y Mompeán, dos estaciones urbanas de Murcia y Cartagena, son las que tienen más superaciones durante este año,
La legislación estatal sobre calidad del aire se ha quedado obsoleta. Las nuevas Directrices de Calidad del Aire 2021 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) tienen valores límite más estrictos y preventivos. La red de vigilancia atmosférica (9 estaciones fijas y 2 móviles) está anticuada y necesita una modernización y sustitución de analizadores de una manera urgente. Se necesitan estrategias de calidad del aire para disminuir la contaminación atmosférica en nuestra región. En 2019 se presentó un borrador de Estrategia para la Mejora de la Calidad del Aire y un Plan de Ozono Troposférico, que todavía no se ha desarrollado ni sacado a información pública.
El establecimiento de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en Murcia, Cartagena, Lorca y Molina de Segura, para la reducción de las emisiones, es una tarea que todavía no se ha realizado. Esto implica la reducción del tráfico, planes de movilidad sostenible, incluyendo la peatonalización, el carril bici y el fomento del transporte público con ventaja comparativa sobre el privado. Hay que desarrollar la reconversión ecológica del transporte interurbano, un ferrocarril convencional mejorado y socialmente accesible; el ahorro y la eficiencia energética, así como la generación eléctrica renovable institucional y colectiva.
En septiembre de este año saltaban las alarmas, en los medios de comunicación y la administración, por los episodios de intrusión de polvo sahariano que envolvieron a las ciudades de la región en una calima rojiza y aumentaron la contaminación por partículas. Sin embargo, otros episodios de intrusión de polvo sahariano del año pasado, que fueron igual o más graves, en varios puntos de la región pasaron sin apenas atención. Es el caso de Lorca, que tuvo 11 días seguidos (17-27 de octubre de 2022) de superaciones del valor límite de la normativa estatal de partículas PM10.
La contaminación atmosférica, además de afectar a los ecosistemas y la vegetación suponen un riesgo para la salud pública. La Dirección General de Salud Pública debiera preocuparse por el tema, trabajar y valorar los riesgos e impactos sobre la salud pública derivados de este tipo de contaminación, y proponer medidas concretas preventivas y precautorias; sobre todo porque estas intrusiones van a ser una constante en la región, que se sumará a la contaminación de fondo por partículas (industria, tráfico, quemas agrícolas, etc.)