Del culebrón del AVE pocas sorpresas quedan ya por ver. Una historia que definitivamente no acabará en la vitrina de nuestros grandes éxitos colectivos.
Haciendo un breve resumen, por si alguien se ha perdido por el camino, primero se habló de una estación provisional en Los Dolores mientras se hacía el soterramiento. Luego se planteó si podría llegar a Beniel y mediante lanzaderas conectar con el Carmen. Más tarde asumimos que lo traerían a la estación de siempre, y (con elecciones de por medio) que el objetivo primordial sería su llegada inmediata. El soterramiento pasaba de esta manera a ser algo secundario; no hay nada mejor que las urnas para que aparezcan las prisas que nunca hubo.
En este punto comenzó el divertido juego de los pasos a nivel. Al principio sólo iban a quitar el de Santiago el Mayor. En “eso” quedaría el soterramiento con el beneplácito de nuestras obedientes autoridades municipales y regionales –y asociaciones afines–, a pesar de su presencia en manifestaciones donde se exigía una cosa completamente opuesta.
Más tarde, y gracias a PSOE y C’s, también se eliminaría el paso a nivel de la Senda de los Garres, aunque con un más que probable coste adicional que tendremos que pagar los murcianos, no el Ministerio (a pesar de los informes municipales desfavorables sobre el puente que se contrató y que finalmente no se va a ejecutar).
Y esto por no hablar de las fundadas sospechas del fiscal Manzanera de que todo este guirigay tiene poco encaje en el informe de impacto ambiental de una obra que en nada se parece a lo que iba a ser –que ahora la justicia desestima–. A lo que habría que añadir el caso de corrupción que se investiga sobre la contratación de las obras en la zona de Orihuela.
El triste resultado de este culebrón es que la ciudad de Murcia seguirá contando con la totalidad de los terrenos ferroviarios de la estación del Carmen al aire libre (que suponen más del 50% del trazado urbano del ferrocarril), mientras que en Orihuela se ha soterrado por completo. En consecuencia, la anticuada terminal recibirá un leve parcheado, mientras el PP murciano –quizá falto de medallas– pretende auto concederse el Nobel por semejante “logro”.
Lo más sonrojante del asunto es que, con un marco desolador donde la condescendencia con Madrid (ya sea Ferraz o Génova) es la marca de la casa –y así nos luce el pelo–, desde el gobierno y sus medios se ataque a la Plataforma Pro Soterramiento como si fueran ellos quienes atentaran contra los “intereses generales de los murcianos”.
Si alguien ha demostrado tener un único criterio desde el principio, si alguien ha luchado por un soterramiento integral (que supone dignidad para nuestra ciudad) de forma independiente de los partidos y de Madrid, ésa ha sido la Plataforma. Auténtica defensora de los intereses de todos y merecedora de las medallas que otros se arrogan con demasiada facilidad.
En otra ocasión, antes de atribuirse inmerecidos galardones, el consejero Bernabé podría aclararnos en qué ha quedado el AVE para Cartagena y Lorca, qué le parece la nefasta calidad de un servicio de cercanías tercermundista que utiliza más gente que el propio AVE, o por qué la variante de Camarillas la pagaremos nosotros y no el Ministerio.
Del culebrón del AVE pocas sorpresas quedan ya por ver. Una historia que definitivamente no acabará en la vitrina de nuestros grandes éxitos colectivos.
Haciendo un breve resumen, por si alguien se ha perdido por el camino, primero se habló de una estación provisional en Los Dolores mientras se hacía el soterramiento. Luego se planteó si podría llegar a Beniel y mediante lanzaderas conectar con el Carmen. Más tarde asumimos que lo traerían a la estación de siempre, y (con elecciones de por medio) que el objetivo primordial sería su llegada inmediata. El soterramiento pasaba de esta manera a ser algo secundario; no hay nada mejor que las urnas para que aparezcan las prisas que nunca hubo.