Ya lo decía Trump: “Podría disparar a gente en la Quinta Avenida y no perdería votos”. Pues eso ha pasado en el país en general y, en la Región de Murcia, en particular. A pesar de las huelgas de sanitarios en Madrid, de las listas de espera, del menosprecio a la educación pública, de la degradación del Mar Menor, de la condena a Pedro Antonio Sánchez por corrupción, del juicio a Valcárcel por el caso de la desaladora de Escombreras, de la amenaza a Doñana, la derecha y la ultraderecha han aumentado en votos en prácticamente todos los territorios. La clave puede estar en que la estrategia de las derechas de olvidarse de los problemas más cercanos a la ciudadanía y centrarse en ETA, Bildu, el “sanchismo” o la Ley del “Sí es sí”, aunque votes en Soria o en Murcia, les ha funcionado. En toda España, y la Región de Murcia no es una excepción, el auge de la ultraderecha es un hecho, siguiendo la estela de lo que ocurre en el resto de Europa. El negacionismo climático, la negación del hecho de la violencia machista, el rechazo a la inmigración (aunque sea un fenómeno necesario para mantener las pensiones públicas) ha calado en cierto sector del electorado, aunque la ultraderecha no haya propuesto nada en positivo, limitándose a proclamar que revertirán todo lo aprobado por los gobiernos de izquierda, aunque hayan sido medidas que favorezcan a la mayoría. Ciudadanos desaparece del panorama político, a fuerza de querer parecerse a los partidos de la derecha y ultraderecha, prefiriendo sus antiguos votantes a los originales frente a la copia.
El socialismo sigue sin levantar cabeza en la Región de Murcia, al tiempo que ha bajado considerablemente en el resto del país. Por el contrario, continúa su caída, tras cerca de 30 años sin gobernar, salvo el espejismo de 2 años en el ayuntamiento de Murcia. Sucesivos lideres regionales sin carisma, propuestas vagas, intentando nadar y guardar la ropa, como con el tema del trasvase y la agricultura intensiva y contaminante, condenan al PSOE regional a otros 4 años, hasta 2027, en la oposición. En cuanto a los partidos a la izquierda del PSOE, se ha verificado que la división ha lastrado, hasta cierto punto, el resultado. Desde que en 2015 se iniciara el cisma en la izquierda no se consiguen resultados realmente positivos, y la debacle es palmaria en esta cita electoral. Resentimientos personales, una excesiva confianza en las fuerzas de la izquierda más clásica, y, por qué no decirlo, algo de soberbia, han expulsado a Podemos de los principales ayuntamientos de la región, manteniendo sus dos diputados regionales, muy por debajo de sus expectativas. En relación a otras fuerzas políticas, está por llegar la alternativa verde en la Región, tal y como ocurre en los principales países europeos, a pesar de problemas ambientales como la contaminación atmosférica, la contaminación de suelos, el tema del Mar Menor, y la necesidad imperiosa de llevar a cabo una transición ecológica de la economía para hacer frente a la emergencia climática por la que atravesamos.
La decisión de Pedro Sánchez de adelantar las elecciones generales al 23 de julio, para evitar la debacle del Partido Socialista, tal y como ha ocurrido en países de nuestro entorno, como Francia o Italia, obliga a intentar de forma urgente lo que hasta ahora no se había conseguido, la unidad de la izquierda, a imagen de la coalición NUPES en Francia, opción que aún no se ha ensayado, en torno a la plataforma Sumar de Yolanda Díaz, siempre y cuando algunas de las fuerzas políticas de izquierda se convenzan de que la división, al menos en esta cita electoral, y también en nuestra Región, no ha conseguido su objetivo, que es transformar la sociedad hacia un modelo más sostenible, justo y con futuro para las siguientes generaciones.
Ya lo decía Trump: “Podría disparar a gente en la Quinta Avenida y no perdería votos”. Pues eso ha pasado en el país en general y, en la Región de Murcia, en particular. A pesar de las huelgas de sanitarios en Madrid, de las listas de espera, del menosprecio a la educación pública, de la degradación del Mar Menor, de la condena a Pedro Antonio Sánchez por corrupción, del juicio a Valcárcel por el caso de la desaladora de Escombreras, de la amenaza a Doñana, la derecha y la ultraderecha han aumentado en votos en prácticamente todos los territorios. La clave puede estar en que la estrategia de las derechas de olvidarse de los problemas más cercanos a la ciudadanía y centrarse en ETA, Bildu, el “sanchismo” o la Ley del “Sí es sí”, aunque votes en Soria o en Murcia, les ha funcionado. En toda España, y la Región de Murcia no es una excepción, el auge de la ultraderecha es un hecho, siguiendo la estela de lo que ocurre en el resto de Europa. El negacionismo climático, la negación del hecho de la violencia machista, el rechazo a la inmigración (aunque sea un fenómeno necesario para mantener las pensiones públicas) ha calado en cierto sector del electorado, aunque la ultraderecha no haya propuesto nada en positivo, limitándose a proclamar que revertirán todo lo aprobado por los gobiernos de izquierda, aunque hayan sido medidas que favorezcan a la mayoría. Ciudadanos desaparece del panorama político, a fuerza de querer parecerse a los partidos de la derecha y ultraderecha, prefiriendo sus antiguos votantes a los originales frente a la copia.
El socialismo sigue sin levantar cabeza en la Región de Murcia, al tiempo que ha bajado considerablemente en el resto del país. Por el contrario, continúa su caída, tras cerca de 30 años sin gobernar, salvo el espejismo de 2 años en el ayuntamiento de Murcia. Sucesivos lideres regionales sin carisma, propuestas vagas, intentando nadar y guardar la ropa, como con el tema del trasvase y la agricultura intensiva y contaminante, condenan al PSOE regional a otros 4 años, hasta 2027, en la oposición. En cuanto a los partidos a la izquierda del PSOE, se ha verificado que la división ha lastrado, hasta cierto punto, el resultado. Desde que en 2015 se iniciara el cisma en la izquierda no se consiguen resultados realmente positivos, y la debacle es palmaria en esta cita electoral. Resentimientos personales, una excesiva confianza en las fuerzas de la izquierda más clásica, y, por qué no decirlo, algo de soberbia, han expulsado a Podemos de los principales ayuntamientos de la región, manteniendo sus dos diputados regionales, muy por debajo de sus expectativas. En relación a otras fuerzas políticas, está por llegar la alternativa verde en la Región, tal y como ocurre en los principales países europeos, a pesar de problemas ambientales como la contaminación atmosférica, la contaminación de suelos, el tema del Mar Menor, y la necesidad imperiosa de llevar a cabo una transición ecológica de la economía para hacer frente a la emergencia climática por la que atravesamos.