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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Descontaminar los terrenos de Zinsa

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La crisis industrial en Cartagena llevo al cierre de varias empresas importantes, entre ellas Española del Zinc (ZINSA), cuyos terrenos han tenido varios procesos de compra sin llegar a la descontaminación de los suelos. En la actualidad los terrenos son propiedad de la mercantil Cartagena Parque del empresario cartagenero Tomás Olivo. Cuando hablamos de los terrenos contaminados de Zinsa nos referimos a suelos contaminados por metales pesados (Plomo, Cadmio, Arsénico, Zinc, entre otros) con una extensión de unos 3.000 metros cuadrados y cinco balsas de residuos tóxicos con un grado de acidez muy alto que han provocado la muerte de mucha avifauna, en especial especies protegidas.

El Juzgado de Instrucción número 5, en un auto fechado del 16 de noviembre de 2021, ha citado a declarar a la mercantil Cartagena Parque S. propietaria de las balsas de Zinsa por las muertes de la avifauna. En este contexto, en una providencia urgente, el fiscal Fulgencio Pérez se dirigió al titular del Juzgado de Instrucción 5 de Cartagena para advertir sobre la gravedad de los datos recabados por el Informe del SEPRONA de la Guardia Civil cuyos niveles de contaminación por metales pesado son extremadamente elevados.

El fiscal señala que esto es solo la punta del iceberg de una bomba de relojería contra la salud de las personas y el medio ambiente, instado a sellar de una manera inmediata las balsas y suelos. La Guardia Civil denunciaba el estado de abandono en el que se encuentran las balsas y su pésimo estado de conservación y funcionalidad, sin que se haya procedido a su sellado con el consiguiente riesgo para la salud pública y el medio ambiente de una manera continua.

El informe pone los pelos de punta. La Balsa II almacena lixiviados por ácidos tóxicos, con un riesgo extremo y tipología altamente corrosiva. Las concentraciones de contaminantes halladas por la Guardia Civil son brutales: el cromo supera en 1.100 veces el valor límite de calidad ambiental para las masas de agua, el cobre en 10.583 veces, el zinc en 85.500 veces. El arsénico supera en 5,1 millones de veces el valor límite establecido. El selenio lo hace en 430 veces, el cadmio en 531.034 veces. La población del entorno está expuesta a valores de inmisión del material particulado, tóxico y peligroso que desde la zona es erosionado y transportado por medio de la dispersión aérea llegando hasta las viviendas y contaminando el aire ambiente que se respira. 

Se advierte de que las balsas de Zinsa pueden causar daños irreversibles en la salud de la población, sobre todo en la infancia. Los terrenos contaminados están situados junto a los núcleos urbanos Torreciega y Cabezo Baeza donde se encuentran viviendas, guardería de niños con discapacidades, un hotel y una nave industrial de almacén de alimento para distribución logística.

Los valores de los contaminantes tóxicos son muy altos y ocasionan un impacto ambiental de forma continuada a través de escorrentías, filtraciones y la dispersión aérea de estos contaminantes. Cuando en la zona se producen vientos de componente oeste/suroeste las partículas tóxicas son desplazadas hasta el polígono Cabezo Beaza, a unos escasos 50 metros de las balsas. Cuando se supera la capacidad de almacenamiento por las lluvias las balsas rebosan afectando al acuífero por lixiviación y superficialmente por las escorrentías. En los periodos secos, los lixiviados precipitan y dan lugar a la formación de sales metálicas tóxicas que son erosionadas por la acción de los vientos llegando directamente las viviendas y los espacios públicos del núcleo de población de Torreciega.

Los metales pesados que conforman estas sales metálicas son cancerígenos y neurotóxicos para los seres humanos ante exposiciones crónicas tanto por contacto directo como por inhalación de polvo, en especial la infancia. Esto suponen, en la práctica, un riesgo inadmisible para la salud humana, pudiendo dar lugar a un daño irreversible fruto de su exposición crónica. Los terrenos de Zinsa, así como los vecinos terrenos del Hondón, representan un ejemplo de la actividad industrial que nos han dejado impactos ambientales y para la salud humana severos.

El problema crónico que venimos arrastrando de contaminación de suelos industriales y mineros en el Campo de Cartagena todavía no tiene una solución efectiva. Los terrenos de Zinsa representan históricamente un modelo de desarrollo insostenible que generó muchos beneficios privados y ha socializado los impactos ambientales, sociales y de salud pública.

La crisis industrial en Cartagena llevo al cierre de varias empresas importantes, entre ellas Española del Zinc (ZINSA), cuyos terrenos han tenido varios procesos de compra sin llegar a la descontaminación de los suelos. En la actualidad los terrenos son propiedad de la mercantil Cartagena Parque del empresario cartagenero Tomás Olivo. Cuando hablamos de los terrenos contaminados de Zinsa nos referimos a suelos contaminados por metales pesados (Plomo, Cadmio, Arsénico, Zinc, entre otros) con una extensión de unos 3.000 metros cuadrados y cinco balsas de residuos tóxicos con un grado de acidez muy alto que han provocado la muerte de mucha avifauna, en especial especies protegidas.

El Juzgado de Instrucción número 5, en un auto fechado del 16 de noviembre de 2021, ha citado a declarar a la mercantil Cartagena Parque S. propietaria de las balsas de Zinsa por las muertes de la avifauna. En este contexto, en una providencia urgente, el fiscal Fulgencio Pérez se dirigió al titular del Juzgado de Instrucción 5 de Cartagena para advertir sobre la gravedad de los datos recabados por el Informe del SEPRONA de la Guardia Civil cuyos niveles de contaminación por metales pesado son extremadamente elevados.