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Después del 25N

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Hace apenas un par de semanas se conmemoraba el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Nuestras retinas pueden teñirse aún del color morado, símbolo de esta lucha, recordando las imágenes del acto que se celebró en la puerta de la Asamblea Regional; un homenaje en el que todos los Grupos Parlamentarios participamos depositando una flor del mismo color, dentro de dos enormes maceteros, como muestra de respeto a las 41 mujeres asesinadas por las Violencias de Género durante el 2020 y hasta ese día en concreto.

Todo salió perfecto. Todos y todas aparecemos en las fotos. Todos y todas guardamos un minuto de silencio como señal de duelo. Era un día de respeto y de unión y eso fue lo que se quiso mostrar. Pero hasta ahí llegó el paripé de aquella mañana para algunos.

Pasó el 25N y volvió la realidad de quienes en su día a día, no solo no muestran ese mismo respeto a las mujeres víctimas de esta lacra, sino que siguen negando que las violencias de género existan.

La imagen de un cartel de bienvenida a la entrada de la pedanía de la Hoya de Bullas es un claro ejemplo de ello. En él se lee: “la Violencia no entiende de género” y un par de concejales de VOX posan orgullosos a su lado. Esa es la triste realidad de lo que este grupo defiende y no lo que quisieron aparentar el 25N. Con ese acto muestran sus verdaderas caras y hasta parece que pretendan negar la entrada a ese pueblo a las familias de las 1077 mujeres asesinadas desde que se empezaron a contabilizar en 2003, e, incluso, a todo el resto de mujeres que, por desgracia, siguen y seguirán sufriendo este tipo de violencias. Porque si no fuese así, ¿cómo podrían ser capaces de acogerlas o de mirarlas a los ojos después de haber posado orgullosos junto a esa valla publicitaria?

Solo unos días después, un concejal de esta misma formación política, esta vez del pueblo de Archena, presentaba una moción al pleno solicitando el cierre del Centro de Atención Especializada a Víctimas de Violencia de Género (CAVI) -siendo éste un servicio específico en el que se ofrece tratamiento individual y grupal a las mujeres víctimas del maltrato, proporcionándoles el apoyo, jurídico, social y psicológico, necesario para que puedan superarlo. Incluso, el equipo de Gobierno de ese municipio, gobernado por el Partido Popular, aquellos mismos que los amparan y protegen, restándole importancia a otros tantos mantras en sus discursos igual de radicales, han tenido que salir a declarar públicamente que eso es faltar al respeto de las más de ochocientas mujeres víctimas de la violencia de género de Archena y que, gracias a ese servicio, habían podido superar este drama. Sin embargo, el edil protagonista, orgulloso de su hazaña, como imagino que lo estará toda su formación porque no han condenado la acción, sigue erre que erre defendiendo una nueva Ley Intrafamiliar que proteja a todos los seres vivos por igual; así como si no tuviésemos ya unas leyes que protegen a cualquiera que sufra una agresión. Yo a eso lo llamo poner excusas, negar la realidad, dar la espalda a las víctimas y convertirse en cómplices de la violencia.

Parece que les cuesta la vida entender, o será cosa del machismo que llevan tan arraigado, que en este caso las violencias son alarmantes y mayoritariamente hacia nosotras, las mujeres, y que es a nosotras a quienes se nos sigue matando. Ahí están, por desgracia, las cifras que lo corroboran.

Durante las semanas previas y el mismo 25N todas las instituciones mostraron su repulsa a las violencias ejercidas contra las mujeres. Se organizaron actos, conferencias, declaraciones, homenajes, concentraciones… Absolutamente todos eran necesarios y bienvenidos, pero lo eran y lo serán, siempre que se realicen sintiendo de verdad esa repulsa hacia la violencia de género, mostrando el máximo respeto a las víctimas y nunca acudiendo a ellos con el mayor de los cinismos. Porque ya me dirán de qué sirve colocar una flor lila en una maceta o guardar un minuto de silencio, si solo unas horas después vas a seguir negando que en esta sociedad existe la desigualdad entre géneros, el machismo y unas violencias específicas hacia las mujeres solo por el hecho de serlo. Y sí, tienen nombre: Violencias de Género o Violencias Machistas.

El silencio tras el 25N asusta, pero aún asustan más todos estos actos irrespetuosos y llenos de odio. Asustan los discursos que lo alientan y quienes se empeñan en negar una realidad sangrante.  Asustan aquellos que los amparan y les dan cobijo. Y lo peor de todo, asusta, y muchísimo, que todavía haya quienes los crean.

Ni una menos.

Hace apenas un par de semanas se conmemoraba el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Nuestras retinas pueden teñirse aún del color morado, símbolo de esta lucha, recordando las imágenes del acto que se celebró en la puerta de la Asamblea Regional; un homenaje en el que todos los Grupos Parlamentarios participamos depositando una flor del mismo color, dentro de dos enormes maceteros, como muestra de respeto a las 41 mujeres asesinadas por las Violencias de Género durante el 2020 y hasta ese día en concreto.

Todo salió perfecto. Todos y todas aparecemos en las fotos. Todos y todas guardamos un minuto de silencio como señal de duelo. Era un día de respeto y de unión y eso fue lo que se quiso mostrar. Pero hasta ahí llegó el paripé de aquella mañana para algunos.