Libros, libros, libros… Literatura infantil: relatos, cuentos, poemas, adivinanzas, trabalenguas, comics… Libros que huelen, libros con texturas, libros rompecabezas, troquelados, en tres dimensiones… ¡Qué suerte tenéis niños y niñas de hoy! Y todos: niños y mayores sentimos una atracción especial por ellos, porque…
¿Quién no se ha dejado arrastrar por los libros cuando ha entrado a una librería? Ese título evocador de grandes aventuras, esas hojas que huelen, esas maravillosas ilustraciones… Seguro que hemos pensado: “me los llevaría todos pero…”. Y es que la Literatura Infantil está de suerte y vive su mejor momento porque nunca hasta ahora ha habido ese convencimiento de acercar la literatura a los niños para su disfrute y su formación.
Hoy día entendemos por Literatura Infantil aquella dirigida a los niños como lectores y que considera a la infancia como una etapa diferenciada de la del adulto y necesitada de obras específicas. No siempre fue así, pues hasta el siglo XVII no existió una Literatura dirigida expresamente a los niños. Sería Charles Perraut en sus Cuentos de Antaño (1697) quien recopilaría los primeros cuentos de tradición oral como La Cenicienta, Caperucita Roja, El Gato Con Botas, La Bella Durmiente, Barba Azul, Pulgarcito…
En el año 1884, en una España en la que el 70% de la población era analfabeta, un gran maestro, Saturnino Calleja, transformó una librería heredada de su padre en una pequeña editorial: La editorial Calleja. El objetivo de este gran hombre era abaratar los costes de edición de los cuentos y hacerlos accesibles al bolsillo y al gusto de la mayoría de los niños españoles. La colección “Cuentos de Calleja” fue acogida por los niños españoles con gran entusiasmo. Calleja se rodeó de grandes ilustradores que hacían atractivos sus cuentos con dibujos y contenidos adaptados al ambiente y a las costumbres españolas.
Muchos de los cuentos que publicó fueron escritos por él mismo y otros fueron recopilaciones adaptadas de los Hermanos Grim (Caperucita Roja, La Bella durmiente, Hansel y Gretel, La Cenicienta, Blancanieves, Rapuncel, El Lobo y los siete Cabritillos, El Sastrecillo Valiente; El enano Saltarín…) y de Hans Christian Andersen (El traje del Emperador, La Sirenita, El Patito Feo, la Princesa y el Guisante, El Soldadito de Plomo, Las zapatillas rojas…). Los “Cuentos de Calleja” eran muy pequeños, 5 por 7 centímetros, y valían muy poco, 2,5 céntimos de peseta. De Saturnino Calleja es la frase con la que terminaban la mayoría de los cuentos: …y fueron felices y comieron perdices, y a mí no me dieron porque no quisieron.
Tantos libros de cuentos publicó Calleja que la Real Academia de la Lengua Española ha recogido la expresión “tienes más cuento que Calleja” como una de las frases coloquiales más utilizadas en nuestra lengua con el significado de “poner muchas excusas para hacer algo”.
En el año 1917 aparece por primera vez la revista TBO con historietas, pasatiempos y los inventos de TBO. Esta revista tuvo muchísimo éxito durante todo el siglo XX de tal modo que a los comics se les conoce en España como
En la década de los años 20 aparece Pulgarcito con personajes por todos conocidos como: Zipi y Zape (reflejando a los niños de la época) Carpanta (soñando con el pollo o algo de comer), Doña Urraca, Las hermanas Gilda, Anacleto (Agente secreto), Mortadelo y Filemón… Otros tebeos como El Capitán Trueno (héroe medieval), El Jabato, Roberto Alcázar y Pedrín o El Guerrero del Antifaz también harían las delicias de los niños españoles.
¿Y qué leían las niñas? Pues leían los mismos tebeos que los niños y además los cuentos de hadas. En Archena se leían y se leen estos tebeos. Durante los años 60 y 70 era costumbre hacer cambios de tebeos entre amigos y amigas, así que la imagen de un niño con un paquete de tebeos para cambiar era muy típica en nuestro pueblo. También se leían los tebeos extranjeros que se publicaban en España: Mafalda, Superman, Spiderman…
En el siglo XX la literatura infantil alcanza su madurez teniendo en cuenta la psicología y los intereses del niño con personajes y tramas más elaboradas: Mary Popins, Pipi Calzaslargas, El Principito, Las Crónicas de Narnia, Charli y la fábrica de chocolate… y los cuentos clásicos que han configurado el llamado “mundo Disney”.
Y más, hoy en día hay cuentos, novelas, historias, tebeos… para niños y niñas con edades comprendidas entre 0 y 100 años que acercan a los lectores a las problemáticas y valores de la actualidad. No podemos obligar a nadie a leer pero es obligación de padres y educadores acercar a los niños a la lectura.
Quien lee tiene un refugio, otras formas de vivir y de contemplar la vida. La lectura proporciona placer, comprensión del mundo que nos rodea y hace a la persona mejor y más libre.
Lola García Vidal es maestra jubilada
Libros, libros, libros… Literatura infantil: relatos, cuentos, poemas, adivinanzas, trabalenguas, comics… Libros que huelen, libros con texturas, libros rompecabezas, troquelados, en tres dimensiones… ¡Qué suerte tenéis niños y niñas de hoy! Y todos: niños y mayores sentimos una atracción especial por ellos, porque…
¿Quién no se ha dejado arrastrar por los libros cuando ha entrado a una librería? Ese título evocador de grandes aventuras, esas hojas que huelen, esas maravillosas ilustraciones… Seguro que hemos pensado: “me los llevaría todos pero…”. Y es que la Literatura Infantil está de suerte y vive su mejor momento porque nunca hasta ahora ha habido ese convencimiento de acercar la literatura a los niños para su disfrute y su formación.