Cuando éramos pequeños nuestros padres nos dejaban acercarnos al fuego, bien de una chimenea o cerilla, hasta que aprendíamos que el fuego produce dolor y quema. Era su lección de vida controlada, con una sola ampolla aprenderás lo que ocurre si te acercas demasiado o juegas con el fuego. Esto parece haber pasado en la Unión Europa con respecto a la invasión Rusa. Se ha permitido demasiado tiempo a Vladímir Putin y sus oligarcas campar a sus anchas por Occidente jugando a espías, asesinatos por envenenamiento, manipulación política y otras vilezas típicas de siglos pasados.
Mientras, nuestra ampolla es económica y tendremos consecuencias en el ya de por sí disparado IPC, el pueblo de Ucrania son los troncos que arden, se queman y se convierten en cenizas. Como toda moneda la guerra tiene dos caras. El Parlamento Europeo, ese que parece que nos quedaba tan lejos y siempre con un tono aletargado, dio un golpe en la mesa y con un soberbio discurso de Josep Borrell en el que en resumidas cuentas vino a decir hasta aquí hemos llegado, caretas fuera. Ya no se sostiene que la Unión Europa sea inherente al resto del mundo, juntos somos una potencia y por separado somos una banda desorganizada. El viaje ha comenzado y esta vez tengo la firme convicción de que no habrá vuelta atrás. Las medidas en forma de aislamiento económico, social, cultural e incluso deportivo, representan una firme voluntad de unión y consenso. Durante estos días mucho se ha escrito y burlado sobre la expulsión de Rusia de Eurovisión, el camino se empieza con un simple paso y detrás de ese paso han ido otros, lo mas importante seguidos, en forma de aislamiento al régimen de Putin.
El tercer acto ha sido la exposición pública de países, partidos políticos y polític@s. La verdadera cara que ocultaban bajo el populismo ha quedado reflejada. Son nuestras elecciones las que demuestran lo que somos, mucho más que nuestras habilidades. La vicepresidenta Yolanda Díaz se acopla bajo las siglas del PSOE alejada de los anticapitalistas o la extrema izquierda, y es que en Unidas Podemos su candidatura a la Presidencia de España hace aguas. Santiago Abascal no encuentra su postura en la parte política de este conflicto y busca viejos mantras de la URSS comunista. La vieja Europa se ha cansado, nos hemos cansado de mentiras.
Con preocupación leo la rusofobia que se está generando en España. Solo un ignorante no sabe distinguir entre las personas y sus gobernantes. Hablado de la ignorancia, el régimen de Putin y sus oligarcas están traspasando sus activos a criptomonedas, estas tienen dos peculiaridades; no están controladas por ningún organismo monetario internacional y no generan puestos de trabajo. Inviertan en empresas españolas que falta nos hace.
Aún falta camino para crear los Estados Unidos de Europa, pero parece haber cogido ritmo. Uno de los principales retos a los que nos enfrentamos son las fronteras, existe un drama humano en las regiones fronterizas con el norte de África. Las mafias de traficantes de seres humanos y los traficantes de drogas campan a sus anchas por aguas del Mediterráneo.
Debemos hacer frente a una seguridad conjunta que permita dotar a los países miembros de un ejército moderno y eficaz, al mismo tiempo (créanme que el Parlamento Europeo tiene capacidad de hacer dos o más cosas a la vez) necesitamos dar repuesta al reto energético del siglo XXI y si ya no es mucho pedir, la Región de Murcia y Almería viven una sequía cíclica que nos aboca a la ruina ¡Plan hidrológico ya!
Últimamente estamos aprendiendo lo que significa pertenecer a la UE, los comisarios de Medio Ambiente han aterrizado en la orilla del Mar Menor y les bastó con meter un dedo para encontrar el fango que habían intentado tapar. Esto no va de partidos, ni de políticas, el Mar Menor es una herencia que no nos pertenece a nuestra generación. Ahora, con el esfuerzo de la Plataforma SOS Mar Menor y con la implicación del Parlamento Europeo quizás tenga una oportunidad.
Por último, no tengamos miedo a una guerra nuclear, les garantizo que no la habrá y si me equivoco no quedará nadie aquí para recriminar mi error.
Cuando éramos pequeños nuestros padres nos dejaban acercarnos al fuego, bien de una chimenea o cerilla, hasta que aprendíamos que el fuego produce dolor y quema. Era su lección de vida controlada, con una sola ampolla aprenderás lo que ocurre si te acercas demasiado o juegas con el fuego. Esto parece haber pasado en la Unión Europa con respecto a la invasión Rusa. Se ha permitido demasiado tiempo a Vladímir Putin y sus oligarcas campar a sus anchas por Occidente jugando a espías, asesinatos por envenenamiento, manipulación política y otras vilezas típicas de siglos pasados.
Mientras, nuestra ampolla es económica y tendremos consecuencias en el ya de por sí disparado IPC, el pueblo de Ucrania son los troncos que arden, se queman y se convierten en cenizas. Como toda moneda la guerra tiene dos caras. El Parlamento Europeo, ese que parece que nos quedaba tan lejos y siempre con un tono aletargado, dio un golpe en la mesa y con un soberbio discurso de Josep Borrell en el que en resumidas cuentas vino a decir hasta aquí hemos llegado, caretas fuera. Ya no se sostiene que la Unión Europa sea inherente al resto del mundo, juntos somos una potencia y por separado somos una banda desorganizada. El viaje ha comenzado y esta vez tengo la firme convicción de que no habrá vuelta atrás. Las medidas en forma de aislamiento económico, social, cultural e incluso deportivo, representan una firme voluntad de unión y consenso. Durante estos días mucho se ha escrito y burlado sobre la expulsión de Rusia de Eurovisión, el camino se empieza con un simple paso y detrás de ese paso han ido otros, lo mas importante seguidos, en forma de aislamiento al régimen de Putin.