El profesor de Geografía e Historia Diego Reina Almagro emuló el otro día a Don Gregorio, aquel maestro republicano de ‘La lengua de las mariposas’, esa delicia cinematográfica del malogrado José Luis Cuerda con guion de Rafael Azcona basado en una novela de Manuel Rivas, al defender la libertad de sus alumnos “frente a la opresión y la barbarie”. Reina, que ejerce la docencia en el instituto de enseñanza secundaria Alfonso X el Sabio de Murcia, organizó este lunes una conferencia en ese centro educativo para estudiantes de tercero de la ESO y Bachillerato e invitó a la misma al profesor de Arte de la Universidad de Murcia, Pedro Alberto Cruz, exconsejero de Cultura con anteriores gobiernos del PP. Ambos se oponen al llamado ‘pin parental’ que Vox ha impuesto en la Región para condicionar su apoyo a los presupuestos de la Comunidad Autónoma de 2020. Y con su actitud, saltándose el trámite, se mostraron objetores de conciencia ante una medida que se aplica desde comienzo de curso.
Diego Reina es declaradamente un hombre de izquierdas. Su cercanía con IU se evidencia al ver su página de Facebook. Fotos, entre otras, con el ahora ministro, Alberto Garzón, e imágenes y palabras sentidas para José Antonio Pujante, un buen hombre y magnífico político que nos abandonó prematuramente una Nochevieja, dejándonos a muchos sin aliento.
Suelo ver al profesor Reina en la cafetería donde desayuno habitualmente, próxima a su instituto y a mi trabajo; incluso alguna vez hemos hablado y doy fe de que es un docente muy querido por sus alumnos. Se sienta con ellos a compartir el café, charla animadamente, se preocupa por su marcha y, en ocasiones, hasta le he visto abonar las consumiciones de todos los reunidos. Reina es también militante del sindicato CCOO y firme defensor de los derechos LGTBI; a tal efecto, porta una pulsera con los colores del arcoíris en una de sus muñecas para que no haya dudas, “frente al blanco y negro que nos quieren imponer”, añade, a la vez que reconoce llevar “con orgullo” su orientación sexual. Intuyo que un tipo con esas características no será muy del agrado de quienes defienden que los chicos tengan que supeditar su asistencia a determinadas actividades al susodicho papel que le firmen sus padres. Ni a los que creen, en su ignorancia supina, que lo de la libertad de cátedra es cosa exclusiva de los catedráticos.
Aseguraba Reina este lunes, en el salón de actos del instituto, tras la charla de Pedro Alberto Cruz sobre qué es el arte, que han llevado a cabo este gesto transgresor porque “ya está bien de que los políticos, profesores o padres pensemos que no tenéis a vuestra edad la máxima capacidad para pensar y decidir qué educación queréis recibir”. Él sabe que ahora le puede caer un expediente sancionador por su actitud desafiante, ante las instrucciones que se contienen en una circular emitida en septiembre pasado por la Consejería de Educación, como forma de recompensar y contentar a Vox por apoyar al candidato del PP a la presidencia de la Comunidad Autónoma y la posterior formación de un gobierno de coalición entre los populares y Ciudadanos. Y añade que no tiene miedo, y que si lo sancionan lo considerará como una medalla por defender la libertad. “Si tuviésemos miedo viviríamos en otro régimen”, le escucho decir en el vídeo del acto, tras lo que los asistentes a la charla irrumpen a aplaudir con ganas y entusiasmo.
Controlar la educación, y sobre todo a quienes la impartan, siempre preocupó mucho a determinados sectores muy influyentes en la sociedad española. En tiempos de la Segunda República, entre abril de 1931 y abril de 1935, el número de maestros pasó de 37.500 a 50.500. Aquellos docentes tan decentes, como el Don Gregorio de la novela y la película, fueron la consecuencia de una reforma global del sistema educativo que permitió la construcción de numerosas escuelas, la dignificación del maestro con el incremento de su sueldo, el establecimiento de un sistema unitario de tres ciclos o el fomento de una pedagogía activa y participativa desde una concepción laica de la enseñanza. Me acuerdo ahora del maestro José Castaño, encarcelado, represaliado y expulsado durante décadas de su escuela por defender todo aquello. Como escribió José María Maravall, la Guerra Civil sirvió para eliminar la educación como escudo y defensa de la República. Que nadie pierda esto de vista.
El profesor de Geografía e Historia Diego Reina Almagro emuló el otro día a Don Gregorio, aquel maestro republicano de ‘La lengua de las mariposas’, esa delicia cinematográfica del malogrado José Luis Cuerda con guion de Rafael Azcona basado en una novela de Manuel Rivas, al defender la libertad de sus alumnos “frente a la opresión y la barbarie”. Reina, que ejerce la docencia en el instituto de enseñanza secundaria Alfonso X el Sabio de Murcia, organizó este lunes una conferencia en ese centro educativo para estudiantes de tercero de la ESO y Bachillerato e invitó a la misma al profesor de Arte de la Universidad de Murcia, Pedro Alberto Cruz, exconsejero de Cultura con anteriores gobiernos del PP. Ambos se oponen al llamado ‘pin parental’ que Vox ha impuesto en la Región para condicionar su apoyo a los presupuestos de la Comunidad Autónoma de 2020. Y con su actitud, saltándose el trámite, se mostraron objetores de conciencia ante una medida que se aplica desde comienzo de curso.
Diego Reina es declaradamente un hombre de izquierdas. Su cercanía con IU se evidencia al ver su página de Facebook. Fotos, entre otras, con el ahora ministro, Alberto Garzón, e imágenes y palabras sentidas para José Antonio Pujante, un buen hombre y magnífico político que nos abandonó prematuramente una Nochevieja, dejándonos a muchos sin aliento.